Biblioteca de Anarkasis

Herenio

Retórica

Ocupado en mis asuntos al estudio el tiempo suficiente prefiero emplearlo habitualmente Cayo Herenio, tus deseos arte de hablar; no pienses, ti o que rehuía el esfuerzo. entregado a esta tarea cuando retórica tenía fundados motivos; hablar y la facilidad de expresión si son dirigidas estricta disciplina del carácter. Es éste el motivo de temas que los oradores griegos Por miedo a parecer gloria, como a otros, los que me han conducido a escribir; con mi esfuerzo sólo pretendo cumplir tus deseos. Y ahora, para no prolongar en exceso mis palabras, comenzaré la exposición de la materia.
Sólo quiero recordarte antes una cosa importante: la teoría sin una práctica constante no sirve de mucho; comprenderás, por tanto, que el estudio de estos preceptos debe ir unido al ejercicio.
La función del orador es poder hablar de todo aquello que las costumbres y las leyes han fijado para el uso de los ciudadanos y obtener en la medida de lo posible la aprobación de los oyentes.
Hay tres clases de causas que el orador debe saber tratar: la demostrativa, la deliberativa y la judicial.
La demostrativa es la que se realiza como elogio o censura de una persona determinada.
La deliberativa se centra en la discusión 3
Esta afimración puede ser indicio de la existencia en Roma de la dernanda de tratados retóricos, probablemente muchos de los cuales debieron ser escritos;
5 Esta definición de la retórica une la función de la persuasión de Aristóteles (Ret. 1355b25) con la teoría delos politikd zétémqta procedente de Hemrágoras, aunque con la frase moribus et legibus restringe el concepto maximalista de este último, tal vez malinterpretando el lérmino zétémotd pero efectivalnente adaptando la definición a sus propósitos prácticos y a la idea de que la retórica constituye un arte al servicio de los intereses civiles. Al contrario que Cicerón, el auctot' no distingue aqtri entrelafinalitlad (ftni.s, télos) y la.función (fficium, érgon), cf . Ctc., De inu. I 5,6.
luego señalaré la manera SAS. El orador debe tener sición, estilo, memoria y la capacidad de encontrar que hagan convincente na y distribuye los argumentos be ser situado cada uno de . ^6 .Genera causantm (géne t6n (cf._Anrsr., Rel. r358b) aunque cf. Leusaenc, gg 59 ss.; Iv.tnn1y, parte histórica, KrNNoov, A-rt of.to en la retórica judicial es de origen te- de Hemágoras, aunque en lo Hermagoras, págs. 87 y 9g, ha señalado ¡r¡v. no se debe en concreto a Hermágoras diense del cual dependen tanto el deliberativa y demostrativa, cf. respectivamente z_ttr Theorie des Génos Symbo-utetíkon, Unterxtchungen zur Theorie cles toteles,Múnicll, 1960. El uso-del finir la función del génerojudicial lornytus et sa rhétorique á Herennius indicio de que, frente a CrcenóN (judicial se habría restringido ya por del imperio. 7 Estos cinco ofiicia ora.lor.is, actio (los érga toú rétoros de Aristóteles; De inu' I 7, 9) representan er sistema Las dos últimas, memoria y actio, que sólo distinguió la invención, el na la actio. (representación) (Ret. desanollada por los oradores helenísticos. el rostro y los gestos. Podremos conseguir todas estas cualidades por tres medios: la teoría, la imitación y el ejercicio. La teoría es el conjunto de reglas que permite un acercamiento sistemático y racional a la oratoria. La imitación nos estimula mediante el estudio atento a alcanzar la efectividad de otros oradores. El ejercicio es la práctica asidua y la experiencia constante en el hablar8. Una vez que he mostrado qué causas debe saber tratar el orador y las cualidades que debe tener, creo que debo explicar ahora cómo pueden aplicarse al discurso ias cualidades del orador. La invención se emplea en las seis partes del discurso: exordio, narración, división, demostración, refutación y conclusión. El exordio es el comienzo del discurso; con él se
 La demostración de nuestros argumentos. rlcstruir los argumentos de pote fin al discurso según Ahora, puesto que para rnateria me he visto obligado Iirs cualidades del orador rrclaptarlas a la teoría de la hablando del exordio. 

lo que todos creen que se debe defender o atacamos algo que todos consideran que se debe atacar; por ejemplo, defender a un hombre honrado o atacar a un asesino. Se entiende por causa deshonrosa aquella en que se ataca un hecho digno o se defiende algo deshonesto. Dudosa es la clase de causa que es en parte digna y en parte deshonrosa. La clase es insignificante cuando se refiere a una situación de escasa importancia. 46 En relación con esto, convendrá adaptar la teoría del exordio a la clase de causa. Hay dos tipos de exordios: el exorto flonestum, turpe, dubium, humile, Estos genera causarLta, que no deben ser confundidos con los /ria genera causantm tratados antes (l 2, 2), constituyen las categorías de defendibilidad sobre las cuales se basa la causa. La doctrina aquí recogida procede de Hermágoras, quien sólo había considerado cuatro clases: éntloxos (honesta), amphídoxos (anceps, dubia), porádoxos (admirabilis) y ádoxos (humilis). El auctor une aquí la doctrina de Hermágoras con la teoría prearistotélica del exordio tal como se comprueba en AN¡xíueNes (cf. Rel. a Alej. 1436a). Muchos oradores añaden una quinta clase, el genus obscurum (dysparakoloúthétos; cf. Ctc., De inu. I 15,20), c incluso una sexta, el genus turpe (cf. QurNr., lV l, 40), lo cual demuestra que la doctrina no estaba aún plenamente establecida en Ia época. Que la quinta clase no formaba parte de la concepción originaria parece evidente del hecho de que, mientras las cuatro clases de Hermágoras se basan en la dóxa (opinio) del oyente, el genus obscurunt no tenia nada que ver con ella y fue introducida probablemente por la fuente secundaria, presente en CrcEnóN (De inu. I 15, 20). Sobre la teoría retórica del exordio, cf. VolrveNN, Rhetorik, pág. 108; Lausrenc, $ 64; Manrr N, A nt i ke R h e I o r i k, p ágs. 24 -26; Ce.r¡or-t Mo^-rrnusco, Ex o rd i u m, págs. l3 ss.; y C. Lourscu, L'exorde dans les discours de Cicéron, Bruselas. 1994. oyentes se muestren atentos, Si tenemos una causa suscitar con el exordio que el aspecto deshonroso Si la clase de causa es del oyente. Si por el se ha de utllízar el exordio más adelante, salvo medio para acusar a nuestros simpatía. Pero si la causa es digna, o no el exordio directo. mostrar por qué es los puntos que vamos utllizar el exordio directo, una ley, un texto o un causa. tt Principium e insinuatio, Crc., De inu.I15,20. 12 Los tres objetivos que cita por la retórica más antigua en para escuclrar el discurso (cf. Ret. que se realiza mediante tres virtudes (prosokhé), la docilitas (eumátheia) fue reelaborada por los oradores Sobre las funciones del Problemi di retorica antica , Milán, 1950, págs.740 ss.; ManrrN, $$ 266-279; C¡rnolr MoNrEnusco, brevemente los puntos esenciales de la causa y logramos su atención, pues quien desea escuchar con atención se muestra ya interesado. Lograremos su atención si prometemos que vamos a hablar de asuntos importantes, novedosos o extraordinarios, de cuestiones que se refieren al Estado, a ios propios oyentes o al culto de los dioses inmortales; o si les rogamos que nos escuchen con atención y enumeramos los puntos que vamos a tratar. ¡ El favor de nuestros oyentes podremos conseguirlo de cuatro maneras: hablando de nosotros, de nuestros adversarios, de los oyentes o de los hechos mismosr3. s Obtendremos el favor hablando de nosotros si recordarnos sin presunción nuestros servicios y mostramos nuestro comportamiento anterior con respecto al Estadola o hace- '3 Obtener cl favor del público sc halla especialmente indicado para la clase de causa dudosa (genus dubium) donde la dificultad del asunto atribuye rrn papel impo¡tante a la bcnevolencia deljuez. En cuanto ala persona, la distinción en nostra, aduersariotum y iudicum podía extenderse para incluir también ¿ú octor causae (cf. QurNr., fV l, 6). La res, por su pafte, podía ser favorablc o desfavorable. Cf. De inu. I 16,22. Sobre los diferentcs nredios para obtener el favor del oyente, cf. Volrr,nNN, Rhetorik, págs. l3l ss.; Lrusnenc, $$ 273-278; Marrrrls, Hermagoras,pág. 194; MenrrN, Antike Rhetorik, págs. 64 ss., y Cal¡oll Morrrnusco, liordi. unt, págs. l9 ss. ra Según Acunno, p(tg.7, n.32, esta observaciólr contribuye a matitener la tesis de que el auctor acl Herennium peftenecía al rango senatorial cuando redactó esta obra, pues Cicerón, que en el momento de escribir la invención retórica no era sino eques, no menciona este recurso (cf. De itu. I 12,22). Sin embargo, es posible que el consejo proceda directamente de Ia fuente en que se basó el auctor. o desgracias; también si oyentes al tiempo que les querido depositar nuestra Al hablar de nuestros si suscitamos contra ellos Despertaremos el acto suyo inmoral, fraudulento o vergonzoso. contra ellos si mostramos adversarios, su poder, sus nobleza de su linaje, sus o políticas y sus alianzas confían más en estos apoyos el desprecio si denunciamos y desenfreno. Conseguiremos el favor la valentía, inteligencia, rs Esta apelación al sentimiento autor sitúa en el exordio y en es característica de la retórica a la importancia que Aristóteles 1378a), desaparece en la retórica recogida ni por el aucÍor ni por Ethos and Pathos, págs. 50-59 r6 Esta enumeración, en la sociedad romana (actio, nobilitas, (uis, potentia, hospitíum, adfinüates), a la representada por los de ideología popular que 22) no rnenciona el linaje (nobilitas) desacreditamos y despreciamos la de nuestros adversarios. 6s Debemos ahora hablar del exordio por insinuaciónt1 . I{ay tres ocasiones en las que no podemos utllizar el exordio directo y que debemos examinar con especial atención: cuando tenemos una causa deshonrosa, es decir, cuando los propios hechos nos enajenan el favor de los oyentes; cuando éstos dan muestras de que han sido ya convencidos por quienes hablaron antes en contra nuestra, o cuando están cansados de escuchar a los que hablaron antes que nosotrosl8. Si la causa es deshonrosa, podremos iniciar el discurso de la siguiente rnanera: diremos que se debe atender al hecho, no a la persona, o a la persona, no al hecho; que tampoco nosotros aprobamos los hechos que nuestro adversario denuncia, y que éstos son indignos e infames. Luego, tras insistir detenidamente sobre ellos, mostraremos que nosotros no hemos cometido nada parecido; o bien pondremos de relieve los juicios emitidos por otras personas a propósito de causas análogas, ya sean éstas de igual, mayor o menor impodancia. Despr.rós nos aproximaremos poco a poco a nuestra causa y la compararemos con las otras. Obtendremos el 17 Cf. Crc., De inu. I15,20. Según M,trrurs, Hernagoras, pág. 195, la distinción entre cstos dos tipos de exordios no se adapta bien al esquema de Herrnágoras, por lo que debe de ser posterior. , Maia 23 (1971), 122-128; La.usnnnc, g 280; Ma,nrrN, Antike Rhetorik, págs. 7l ss.; y Carnolr MoNrrnusco, Exordium, págs. l4-15. discurso de nuestros adversarios entre los oyentes -y que conocemos los medios si pensamos, repito, iniciaremos un acercamiento siguiente modo: prometeremos aquello que los adversarios sólido argumento a su favor; las mismas palabras las últimas que haya pronunciado; indecisión 'e, nos preguntaremos empezar o a cuál en primer lugar. Si están cansados de cosa que pueda provocar un relato verosímil, una ambigüedad, una insinuación una hipérbole2r, una algo inesperado, una anécdota, una cita poética, alguien; o prometemos que 'n Sobre la dubitatío (aporía) sin embargo este uso no es recogido. ,l T ,' tórica, cf. Lausnenc, g 776, y 20 La importancia de la risa aristotélico (cf. Ret. l4l5a). sobre cf. M. A. GneNr, The Ancient Greek Rhetoricians and Cicero, Ethos and Pathor, págs. 305-2t Cf. in¡a, lV 53, 67,donde 7 u Entre el exordio directo y el exordio por insinuación hay la siguiente diferencia: con los procedimientos señalados, el exordio directo debe permitirnos lograr de inmediato el favor, la atención o el interés del oyente. Por su parte, el exordio por insinuación debe permitir que obtengamos esos mismos resultados veladamente, mediante el disimulo, para poder alcanzar en nuestra actividad oratoria esas mismas ventajas. Estos tres objetivos, que los oyentes se muestren pernanentemente atentos, interesados y favorables hacia nosotros, se han de conseguir a lo largo de todo el discurso, aunque es especialmente en el exordio de la causa donde debemos obtenerlas. Ahora, para que no incurramos ocasionalmente en un exordio incorrecto, mostraré los errores que deben evitarse. En el exordio de una causa hay que procurar que el tono sea moderado y las palabras usuales, de manera que el discurso no dé la impresión de elaborado. Un exordio es incorrecto cuando puede adaptarse a diferentes causas, en cuyo caso recibe el nombre de banal. También es incorrecto el exordio del que nuestro adversario puede servirse igual que nosotros, por lo que se le llama exordio común. También aquel que nuestro adversario podría utllizar en contra nuestra. Igualmente es incorrecto si ha sido elaborado con demasiados artificios o si es demasiado largo y no parece justificado por la propia causa y por tanto no se adapta adecuadamente a la narración; y el que no consigue obtener oyentes bien dispuestos, interesados o atentos. a Cuanto hemos dicho bastará sobre el exordio. Pasemos ahora a la narración. una sentencia. La segunda para convencer, preparar algún punto. Latercera legales, pero conviene tratar mejor en las causas nárración. Este tipo de una referida a los hechos La que se refiere a la formas: el relato legendario, relato legendario contiene ni verosímiles, como los historia contiene sucesos 22 La partición de la narratio Benwrcr, Die Gliederun g der Ciceros und zum vierten Buch (1928),261-287, una reelaboración por pafte probablemente de su Cernorr, págs. 214-217; CarSobre la narcatio en general, cf. ke Rhetorik, págs. 75-89. 2r Este tercer tipo de narración La distinción entre la narratio prágmata) y la narratio in personís de Aristóteles;cf. Poét. l448ay 2a La narración de hechos El relato legendario corresponde A:trsr., Poét. l45la, y el ejemplo este tipo de narraciones les falta El argumenfum (/icción) diferente del argurnentum prueba (cf. ínfra, ll 2, 2-3). ii rll I estilo agradable y presentar sentimientos diversos: severidad y bondad, esperanza y temor, sospechas y afioranza, indiferencia y compasión; las vicisitudes de la vida: cambios de fortuna, desgracias inesperadas, alegrías repentinas, un final feliz. Pero todo esto se conseguirá con el ejercicio. Mostraré cómo conviene tratar la narración que se utiliza en las causas reales. s t4 Una narración debe tener tres cualidades: brevedad, claridad y verosimilitud25. Puesto que sabemos que estas cualidades son indispensables, debemos conocer los medios para conseguirlas. Podremos narrar los hechos con brevedad si comenzamos la narración en el punto preciso, sin pretender remontarnos lo más lejos posible, o si narramos resumiendo, sin detallar los hechos; también si no pretendemos llegar hasta el final sino sólo hasta donde sea oportuno; igualmente si no introducimos digresiones y no nos apartamos de lo que hemos comenzado a exponer; o si presentamos el desarrollo de los hechos de manera que se pueda conocer también lo 2t Estos prcceptos proceden esencialmente de la escuela de lsócrates (cf. QurNr., lV 2,31 ), aunque puede que sean incluso anteriores. Anrsróru, es (ReÍ. I4l6b) cncontraba ridículo que la narración debiera ser breve, pues su tamaño debía depender siempre de las circunstancias. Los estoicos reconocían cinco virtudes cn la narración hellénismós, saphéneia, synlomía, prépon, kalaskeué. Tanto la Retórica o Herenio corno ClcrnóN (De inu. I 20,28) redujeron la doctrina sobre esta parte de la narratio strprinriendo todos los aspectos que se referían al estilo (elocutio). Cf. VorrnttNN, Rhetorik, págs. 153 ss.; Rtnosarr, Problemi,p^1s.746-748,y Studi sui Topica, pág.275; Leusuenc, $l 29a'296; Cnrnort MoNrnnusco, Erordium, págs. 65 ss. un estorbo sino todo ruos sirve de ayuda. Hay los hechos dos o más veces siguiente ejemplo lo que De Atenas al atardecer Cuattclo llegó a ll,tegara, después de asaltarla, Narraremos los hechos el orden en que acontecieron, cronología en que ocurrieron ocurrir. A este respecto deberemos en forma confusa, de no cambiar de tema más lejanos o extendernos por alto nada que afecte seguimos los preceptos que brevedad, pues una narración comprender cuanto más breve La narración será verosímil con lo que exige la costumbre, si se respeta la duración de los personajes, ios motivos de los lugares, de manera que no hubo tiempo suficiente 26 El autor de estos trímetros qrre proceden son desconocidos. 15 (1880), 331, los ha atribuido glor.439. si éstos no son tenidos en cuenta. Y con más razón aún hay que respetarlos si el relato es inventado. Debemos inventar los hechos con cautela, cuando vemos que se han utilizado documentos escritos o la garantía indiscutible de algún testigo. En 1o expuesto hasta ahora creo estar de acuerdo con todos los que han escrito de retórica, salvo en 1o que se refiere a las innovaciones que he elaborado a propósito de los exordios por insinuación, pues de todos ellos he sido el único que ha distinguido tres ocasiones en que debemos usarlos para tener así un método seguro y una técnica detallada de los exordios2T. Ahora, como me falta tratar la manera de encontrar argumentos, que es el punto fundamental del arte del orador, intentaré demostrar que he investigado con tanta atención como la utilidad del tema lo exige. Pero antes debo hablar brevemente de la división de las causas. La clivisión28 de las causas distingue dos partes. 27 Sobre la afirmación del auctor de que la doctrina de la insinuatio es de origen ronr¿ulo (cf. supra, I 6, 9) y la controvertida cuestión de las relaciones entre la Ret. a fler.y Cicerón cf. Cer-ror-I, Due questioni phílologiche, págs.122-128; C¡rnou MoNrnnusco, Exordium, pág. 13, n. 33. Pese a la afirr¡ación del auctor, la crítica se inclina en general por asignar a la teoría un origen griego posterior a Hermágoras (cf. Ctc., De inu.l 15,20). " La diuis¡o (diaíresis) de la narración es otro elemento de la teoría de Hemágoras. Ya en Anrsrórntrs, Ret. l4l4a y 1415b, aparece un precedente en la exposición (próthesis; proposlfio: QurNr., IV 4, l) que antecede a la persuasión (pístis) y sirve para enumerar los hechos. Sólo aquí y en CrcrnóN, De inv. | 22, 3 l -23, 33, la división se articula en dos partes, estando la segunda dividida a su vez et1 enumeratio y erpositio. Esta última " I l7 acuerdo con mis adversarios Pero lo que se discute su acción era lícita. De Admiten que Agamenón pese a ello, dicen que yo 30. división falta en Cicerón, a pesar dablemente de una fuente común entre partitio y propositio nirm.245). Sobrelapartitio, $$ 262 y 347; D. Nónn, Rechtsquellenlehre und 1972, págs.23 ss.; y L. C¡rnortio' nel discorso oratorio, en Italia, Bolonia, 1987, págs. 69-cf . infra,lV 40,52. 2e Este primer tipo de partitio aullque este témino no es mencionado. la que tiene la propositio, exponer fra, I 16,26). La doctrina, presente y en la Ret. a AIej. (1423a; 1425b), ras, que la puso en relación Hermagoras, págs. 20 I ss. Sobre dio, cf. L¡us¡snc, g 272. r0 Se trata de una translatio Orestes se justifica por haber asesinato de su padre. Desde la el tema del asesinato numerosas implicaciones morales por los oradores; cf . infra, I I 5, QurNr., III I l, 4 ss., 5, I l; VIl cho y la retórica griega y romana, págs.23-4, y La educación en sea mayor de tres, pues comporta el riesgo de que en algún momento mencionemos más o menos puntos y provoque en el oyente la sospecha de preparación y artificiosidad, algo que priva al discurso de credibilidad32. La exposición consiste en mencionar de manera breve y completa los temas que nos proponemos tratar. Pasemos ahora a 7a demostración y ala refutación Toda la esperanza de victoria y los procedimientos de la persuasión residen en la demostración y en la refutación. En efecto, una vez que hayamos expuesto nuestros argumentos y refutado los de nuestros adversarios, habremos cumplido de manera perfecta con nuestro objetivo de orador. Podremos conseguir ambas cosas si conocemos el estado de causa33. Mientras que otros autores hablan de cuatro Plinio el Joven, Barcelona, 1984, págs. I l7 y 385; y Carnorr MoNre¡usco, La dollri.na degli status, pitg. 120. 3r Sobre la figura ¡etórica de la distributio, cf. infra, IV 35, 47. En III 13,23 el tórmino sirve para designar uno de los tipos de conversación. 32 Cf. in1ra, IV 7, 10. El rechazo a mostrar abierlamente la habilidad del orador es Lln rasgo general de la ¡etórica antigua. Cf. Arrsr., Ret. 1404b y 1408b; Crc., Detnv. I 18, 25 y 52,98; Brut.37,139; De orat.II3l,156 y 41,177; Orat.12,38; Part. orat.6, 19; Qurur., I I l,3; II 5,7; lV 1,8- 9; l,54;2,59;2, 126-127; lX 4,144; XI 2,47. Sobre la tendencia a la dissimulatio arfis en Ia retórica antigua, cf. C. NEurnrsrsrrn, Grundscitze der forensichen Rhetorik gezeigt an Gerichtsreden Ciceros, Múnich, I 964, págs, l3l-155. t] ConstituÍio causae (status es el término utilizado por todos los oradores posteriores excepto Cicerón en La invención retórica) traduce el griego s/ásis y representa uno de los puntos más controvertidos de la retórica antigua. El status viene determinado por el punto central de la argumentación que se desprende de la oposición entre la tesis de la defensa y la tesis t8 es de origen prearistotérico a algunos de los slalzt ras, quien estableció un comprejo en la retórica posterior. Distingue una clase racional (génos togikón) prinrera clase comprende cuatro hóros (definitío), metálépsis se divide a su vez en cuatro tiké. (demostratiua), pragmariké dividida esta última en dos (pars adsumptiua). Por su parte, snbdivisiones: antístasis (comparatio), (purgatio) y metastasis (remotio). otras cuatro stáseis. rh¿tón (ex Ieges), amphibolía (ambiguum) que presenta aqui el auctor constituye probablemente tuvo su origen de la Retóricu a Herenio siguientes rasgos: desaparece conserva con la denominación (genus rationale) y el génos slrs cuatro categorias, junto con parte de la constitutio legitima; ción entre la pars iuridicialis ké) y sólo esta última se mantiene constitutio iurídicialis. De todo tres constitutiones (o status); ninguna subdivisión, la legitima y la iuridicialis (l 14,24- 15, Cicerón difiere del aquí presentado; los status cf. Vorru¡NN, Rhetorik, ManrrN, Antike Rhetorik, págs.ss.; y especialmente L. C,¡rr_nella.retorica greca e romana, 3a CrcenóN, De inu. I 12, tado, la meñlepsis (translatio), i l I lt defensor junto con la imputación formulada por el acusador. Los estados de causa son, como acabamos de decir, tres: el conjetural, el legal y eliurídicots. El estado conjetural3' se produce cuando la discusión se refiere al hecho en sí, como en el siguiente ejemplo: Cuando se encontraba en un bosque, Áyax se dio cuenta de lo que su locura le había llevado a hacer y se arrojó sobre su espada. Aparece Ulises: ve el cadáver, extrae del cuerpo la espada ensangrentada. Llega Teucro. Ve a su hermano muerto y al enemigo de su hermano con la espada ensangrentada. Lo acusa de asesinato
37. Como aquí se busca la verdad mediante una conjetura y la discusión se refiere al hecho en sí, por ello el estado de causa se denomina conjetural. El estado de causa es legal cuando la discusión surge sobre el texto escrito o a partir de é1. Se divide en seis tipos: 15 El ¿tttctor no incluye aquí, como tarrpoco hace Cicerón en La in' vención retórica, las causas sin estado (asystato), que constittryen el grado ínfinro dc dcfendibilidad, pcro que sí estaban incluidas en la doctrina de Herrnágoras; MarlrrN, Antike Rhetr¡rik, págs. l8-23; Lausnrnc, $ 9l; M¡rtues, Hermagora.r, págs. 178 ss.; Car-uoll MoNrerusco, Lo dottrína degLi stattts, págs. l2 ss.; y n. a De imt.l10, 8 (B.C.G., nírm. 245). 36 Cottsl.ilulit¡ cr.¡niechu'alis (stokhasm.ós); cf. Crc., De inu. 18, I l; ll 4, l4; QurNr., III 6,5. Tienc porobjeto comprobar los hechos mediante la conjetura (de ahí su nombre); cf. L,rusnrnc, $$ 99-103, y Ce.rnorI MoNiEFUSCo, La doflrino dcgli status, págs.60-77, 11 Cf.infr'a,ll 18,28-19,30,yCrc., Deínu. l8, ll,donde esusadoel rnisr.no ejenrplo, lo cual hace pensar que deriva de la fuente comúlt a Cicerón y a la lletórica a lierenio, verosímilmente procedente de Herntágoras. Cf. BoNN¡n, Roman Declamation, pá9.15, y MnrrHrs, Hermagoras, pág. I 38, n. 2. rlesacuerdo con los términos como en el siguiente ejemplo: que quienes abandonan pierden todos sus de que se salve, la nave quienes hayan permanecido de una tempestad, abandonaron y subieron enfermo y que el barco y huir. Por a puefio sin sufrir daños. barco. Su antiguo dueño 38 Constitutio legitima (nomiké);Ia distinción de Hennágoras entre arlclor transfomra en estado de corrstituye respectivamente el legales (cf, De inu. I 13, legale (ex scripto et sententio, añade como paÍes de esta translatiua (lranslatio, metálepsis) Aunque Ia doctrina de la la disposición de los slalls, desde errtre los distintos status y 3e Scriptum et senteiltia (Lausnenc, li{i 214-217. Sobre problenias que plantea la influencia de las leyes en Roma, loi dans la jw'isprudence classique Ies romains et la loi, París, degli status, págs. I 53- I 66. II 5 l, I 53, recoge con ligeras el siguiente ejemplo: Una ley prohíbe que quien ha sido condenado por extorsión hable ante la asamblea del puebloa2. Otra ley ordena que un augur designe ante la asamblea al candidato a la sucesión de un augur fallecido. Un augur condenado por extorsión propuso un candidato para suceder a un augur fallecido. Se reclama una multa contra é143. Es éste un estado de causa legal sobre leyes en conllicto. tz La discusión nace de la ambigüedadaa cuando la intención del autor es única pero el texto admite dos o más interpretaciones, como en el siguiente caso: Al declarar heredero a su hijo, un padre legó una vajilla de plata a su esposa en el testamento: (MI r-IEREDERo oes¡RÁ DAR A MI ESposA UNA vAJt- LLA DE PLATA DE HASTA TREINTA LIBRAS DE PESO, LA QUE QUIERA). A su muerte, la esposa reclama una vajilla de gran precio, magníficamente labrada. El hijo dice que le debe treinta li- 1rs. Según Menx, Prolegomena, págs. 157-159, el origen rodio de esta controversia vcndría determinado por la existencia de numerosas leyes de este estado sobre el comercio naval que, en ausencia de un derecho marítimo internacional, funcionaban como tal en la Antigüedad. at Leges conü'ariae; cf. Crc., De inu. I 13, 17 y lI 49, I44ss., y Ce.r- ¡orr MoNreRuscct, La dr¡tlrina degli slatLts, págs. 166-178. a2 El auctor se refiere aquí a la ínfamia, la falta de honorabilidad o de consideración social y jurídica en la que incurren los afectados por una nota censoria o por una decisión judicial contra ellos como pena accesoria del delito de extorsión (de repenndis). ar Prescripción de la lex Domitia cle sacertlotiis del 104. Los augures eran nourbrados por cooptación, pero no se conocen las circunstar-rcias históricas del caso. Manx, Prolegomena, pág. 108, supone que el snceso tuvo lugar hacia el año I 00. aa Ambiguum.Cf.infra, ll ll, l6; Crc.,Deinu,II 40,116; yC,rr-norr MoNrenusco, La dottrina degli status, págs. 178-187. hechos. Un ejemplo es se disponía a presentar precio de cinco sextos de era cuestor urbano, no podría soportar una decretó que si Saturnino sería considerado como Saturnino procedió a su veto, pero a pesar de Cuando Cepión vio Saturnino presentaba la ley promueve un tumulto las pasarelas de voto, vuelca de la votación. Cepión un estado de causa legal a5 Delinitio (hóros). Incluido constiÍtttio legitima, en el sistema por CrcenóN (De inu. I 8, l0 cf. Lausnenc, $$ 104-degli stalus, pá5s.77-93. El de marrera completamente ralionalis (cf. De ínu. lI 17,52), M,rrruns, Hermagoras, pág. const¡tlttio legitíma y la definitio Cf. a este respecto Cpág.83, n. 62. a6 El tribuno Lucio Apuleyo 100, una ley sobre el reparto de as por nlodio y que ftre aprobada Ror.oÁN, La república romana, / I i recusa al acusador o a los jueces. Los griegos usan este tipo del estado legal durante el juicio, nosotros especialmente durante la instrucción del proceso. [En esta parte nos será útil el conocimiento del derecho civil] ae. Sin embargo también lo usamos ocasionalmente ante los tribunales, como en el a7 Cf. in¡'a, ll 12, I7 y IY 25, 35. El crimen maiestatis minutae, delito púrblico con-retido por quien se atribuye una autolidad superior a la que le conespor.rdía por su cargo, fue establecido por el propio Satur¡rino en la lex Appuleia de moiestafe dcl ario 103 y en ella se sustituyó la antigr-ra acusaciórr de perduellío que se refería al delito de alta traición. Como Cicerón, cl auctor pafticipa de las tendencias innovadoras del derecho romano de la época que intentaban definir y precisar muchos ténninos fundarnentales del derecho, probablemente por influjo de la filosofia y la retórica griega. Cf. sobre la cuestión J. Srnoux, Rómische Rechtswissenscha/i ttnd Rhetorik, Postdam, 1949, y M. Ducos, Les rontains et la loi, Paris, I 984. a8 Translatio (merátépsis). La consfilutio translatiua constituye ut.r s/alrrs independiente en el sistema de Hermágoras y CrcenóN (cf . De intt.l II, l5 y Il 19, 57 ss.), en el que son incluidos todos los procedimientos mencionados anteriormente así como la ratiocinatio del parágrafo siguiente. Sobre la Íranslatio en general, cf. MenrrN, Antike Rhetorik, pág. 4l; Le.usnenc, $$ I3l-133; y Car-ror-r MoNrrnusco, La dottrina degli status, págs. 139-152. ae El procedintiento jLrdicial romano distinguía una primera fase ante el pretor qLle instruye la causa y autoriza el proceso (in iure) y una segunda fase constituida por el proceso mismo (lz iudicio, apud iudicem). En la fase in. iure el pretor debía autorizar la continuación del procedimiento (actionem dare) o negarla. A petición de la defensa (cl. Crc., De inu. II 34, 57) el pretor podía incluir una exceptio en Ia fórmula de la acusación, que debía ser aceptada por la acusación o bien renunciar ala actio. Sobre el procedin-riento judicial en época de Cicerón, cf. A. H. J. GneeNrocr, Ile Legal Procedure ofCicero's Time, Londres, l90l (= Nueva York, l97l), págs. 132 ss. l)oculadoso. Esta categoría ¡rlantea ante los tribunales rrcciones privadas existen pretor y quien presenta una para ello es apartado las leyes preven que, si ello previamente si el acusador la acusación. La discusión se basa llega ajuicio sin que exista pero es examinado Un ejemplo es el siguiente: SÍNTOMAS DE ESTAR TRASTORNADO, ARÁN EN PODER DE LoS PARIENTES ley: t-,+ nERSONA CoNDENADA A UN RÍO ATADA y ENCERRADA NEN FUERZA LEGAL LAS DISPOSICIONES 50 Cf. Crc., De inu.l,8, ll; parece haberse originado M,rrrHrs, Hermagoras, págs. 145 Hen.nágoras, ligeramente modificado. rationalis de Cicerón, cf. De inu.5t RatiacinoÍio (syltogismós); degli snns, págs. 187-196, y n. 24s). s2 Se trata del afiículo Y 7.a. C,rsrerr-aNos, Ley de las Doce e index uerborum, Madrid, descendientes de una misma línea peftenecientes a una misma gens nidad de nombre y de culto. / I 'fan pronto como se dictó la sentencia, le envolvieron la cabeza con una bolsa de piel de lobo, le pusieron en los pies un cepo de madera y fue conducido a la cárcel. Sus defensores llevan allí tablillas; en su presencia redactan el testamento, en presencia de testigos de acuerdo con la ley; es ejecutado. Los que habían sido nombrados herederos en el testamento reclaman la herencia. El hermano menor de Maleolo, que había sido uno de sus acusadores en el proceso, reclama la posesión de la herencia de acuerdo con la ley sobre los agnados 54. Aquí no se aduce ninguna ley específica sobre este asunto, pero sí otras muchas que permiten por analogía decidir si él tenía capacidad legal o no para hacer testamento. Este estado de causa legal se basa en la analogía. Hemos mostrado los diferentes tipos de estados de causa legales: hablemos ahora del estado de causajurídico. Un estado de causa esjurídicoss cuando hay acuerdo sot ¿z+ bre el hecho pero se cuestiona si es conforme al derecho o s3 Leg. XII Tab.,Y 3 y Y 4 respectivamente, aunque esta irltima con diferente formulación. Cf. Rurz Casrer-r-aNos, Ley de las Doce Tablas, págs.64-67. sa Segúrn Trro Lrvro, Períocas, pág. 68, Maleolo fue el primero en sufrir este castigo el año l0l. Este mismo ejemplo aparece en Crc., De inu. II 50, 148, donde sin embargo falta la segunda ley. Sobre los problemas de interpretación que este caso plantea cf. F. Zuccorr, ll testarrento di publicio Malleolo (Cic., De inu. II 50, 148 ss.; Rher. Her. I 13, 23), Srudi in onore tli Arnaldo Biscardi, VI, Milán, I 987, págs. 229-265. ss luridicialis constitutio (dikaíologiké); cf Crc., De intt. l I l, l 5 y Il 23, 69 ss. Mientras para Hennágoras la st¿Ísls dikoiotogiké (pars iuridicia.- /lrl formaba parte, junto conla pragmatiké fuors negotialis), de la poiótés (clualitas, constitú¡o generalis, status qualitatis; sobre las diferentcs denonrinaciones cf. Leusnanc, $$ 123-130), la Retórica a Herenio deja de lado ('xternos, como en este ejemplo: un rllirno mencionó por (luerella por injurias contra :rlegar que es lícito mencionar nombre se representan dramas El estado de causa es tle por si débil, se ve reforzada cuatro clases de estados asuntivos: lu responsabilidqd, rechazo La confesión60 se da Se divide en excusa cl sÍatus negoÍialis y constituye independiente; cf. Marrnas, Hermagoras, La dottrha degli status, s6 Pars absoluta (kat'antílepsín) La distinción procede de Hermágoras, en La Inyención retórica, I I l, s7 La consÍituÍio iuridicíalis que el acr"rsado puede hacer, pues los liechos. Sobre el estado de causa C¡rnorr MoNrnnusco, La dottrina 58 Esta historia sobre el poeta en otras fuentes, por lo que controversia de origen griego para se Consilnúio adsumptíua; CnruoLr MoNrenusco, La dottrina 60 Concessio (syngnómé); cf. ütu. f I I , I 5, presenta una dehnición 6t f'urgatio (kátharsis). Cf. status, p^gs. 129 ss., y n. a Crc., I persona que mandó ejecutar al esclavo de su hermano que había asesinado a su amo, antes de abrir el testamento en que éste era manumitido 6a. Necesid(td como en el caso del soldado que no se reincorporó en la fecha fijada en su permiso porque una inundación le había impedido el paso. La súplicas se da cuando se admite que se ha cometido una falta y que se ha actuado intencionadamente y sin embargo se suplica clemencia. Este recurso casi nunca puede ser utilizado en los tribunales salvo cuando defendemos a una persona cuyas buenas acciones son numerosas y notorias66, lo insertaríamos como si se tratara de un lugar común amplificándolo de la siguiente manera: Aunque hubiese 62 Int¡trrulentia (ágnoia), fortuna (tykh¿) y neces.¡itas (anánk¿); cf. Ctc., De inu.l ll, l5 y ll 31, 95 ss. 6r Q. Servilio Cepión, cónsul el 106, padre del Cepión mencionado antes en I 12, 2l, fue derrotado en Arausio por los cimbrios y tcutoncs el año 105. El intperium proconsular de Cepión fue abrogado y el 104 peldió sLl rango senatorial por la moción de un tribuno de la plebe. Cf. RoluÁN, La repúblicu romano, págs.440 ss. 6t Una vcz manumitido, el esclavo estaba sujeto a la acción de los tribunales y no podía rccibir un castigo privado. La controversia es sin duda de origen griego. Micntras que CrcanóN, De inu.II3l, 95, utiliza para ilustrar este caso Llll¿l ley imaginaria, el cambio de ejemplo ha sido relacionado por L. Hen,vaNN, L. Annaeus Cornutus et sa rhétorique, pág. 149, con la discusióu en el senado sobre la suerte de los esclavos y liberlos que viven en la casa donde ha sido asesinado el amo, discusión que tuvo lugar el año 57 d. C. tras la muerle del prefecto de Rorna Pedanio Secundo por uno de sus esclavos. 65 Deprecario (paro ítes is). Cf . infra, II 17, 25, y Crc., De inu. ll 34, I 04. ó6 El tribunal estaba obligado a sentenciar aplicando la ley, por lo que no podia dejarse llevar por sus sentimientos. de guerra. La causa se basa en tlo, sin negar que hemos tlue 1o hicimos obligados ouando se defendió haciendo llcchos. La causa se basa en la cuando no rechazamos y la atribuimos a La atribuimos a otra que fuera acusado el hombre Publio Sulpicio y se defendiera 61 Translatio criminis (anténklema; C¡rnorr MoNrenusco, La dottrüta intt.ll 26,78 (8.C.G., núm.245). 68 Remotio criminis (metástasis). traducen remotio crimitis por crintinis por transferencia de la rentolio conro transferencia la definición de remotio criminis de rechazor que sugiere el empleo en la segunda parte de la definición. I l, l5; por lo que respecta ala auclor ucl Llerenniunt acentúa la lo jLrstifica de manera ambigua embargo, que la definición no es por la definición de Crcsnóu reNo (VIl 4, 8), de Ias que se desprende y la relatio radica en que en la primera hecho doloso a una persona o cosa, licitud de los hechos por la conducta respecto C¡l¡olr MoNrrnusco, 244 -4 pueblo impide a alguien cumplir con las obligaciones que le impone un testamento. La causa se basa en una comparación 70 cuando señalamos que sólo había dos opciones y que elegimos la mejor. Una causa de este tipo es la siguiente: Cayo Popilio, que se encontraba sitiado por los galos y no podía escapar por medio alguno, aceptó parlamentar con los jefes enemigos; fue autorizado para retirarse con sus tropas abandonando allí los bagajes. Consideró preferible perder los bagajes antes que sus tropas. Salvó al ejército pero abandonó los bagajes. Es acusado de alta traición7r. Creo haber mostrado cuáles son los estados de causa y sus clases. Ahora debo exponer cómo y con qué medios conviene tratarlos. Pero antes he de señalar el objetivo que amóe P. Sulpicio Rufo, tribuno de la plebe de orientacién popular, opuesto a la facción oligárquica, fue incluidojunto con Mario en la lista de proscripciones tras el golpe de estado de Sila del año 88. Refugiado en su villa de Laurentum, fue asesinado por un esclavo y su cabeza exhibida en los rostra en Roma. El esclavo, liberado por orden de Sila, fue posterion.nente arrojado desde la roca Tarpeya, por lo que si este ejemplo no ha sido inventado siguiendo una controversia griega, la acusación del asesino sólo pudo tener lugar después del regreso de los partidarios de Mario el ario 87. 70 Comparatio (antístasis);cf. n. a Crc., De inu. II 24,72 (B.C.G., núnt. 245), y Cernorr MoNrenusco, La dottrina degli status, págs. I I6- I r9. 7l En Ia guerra contra los cirnbrios (107), el legado C. popilio Lena firmó con los tigurinos un desfavorable tratado de paz, logrando así salvar a su ejército. Acusado de traición el año 106 por el tribuno de la plebe C. Celio, Popilio tuvo que exiliarse (cf. Crc., De inu. ll 14,72, que no menciona el nombre del general). Un fragmento de su defensa es citado en IV 24,34. oligina la causa y contiene t¡rricro continuar con la t¡rrc ha matado a su madre, rlc su acción perderá toda ¡rresenta una defensa sin la causa. Ella, dice, lrc señalado, la justificación tlcfensa; sin ella ni la más condena. Encontrada lajustificación, 1o72, esto es, lo que constituye ¡ustificación de la defensa, se hará del siguiente modo: .justificado diciendo; La slla había asesinado a mi fundamento de la debido morir a tus manos condenada . De la justificación de acusación debe surgir la llamamos pr.rnto a juzgar por la confrontación y la justificación Orestes dice que mató a ¿era justo que Clitemestra 72 Firmamentum (tó aítion). en De inu.114, 19. I ló I i el punto a iuzgar de esa manera, excepto en el estado conjetural. En éste no se busca lajustificación de los hechos, pues son estos mismos los que se niegan, ni se busca el fundamento de la acusación, puesto que no interviene justificación alguna. Por ello el punto a juzgar se establece mediante la acusación y la defensa. Por ejemplo: Acusación: Mataste a Áyax. Defensa: No lo maté. Punto a juzgar: ¿Lo mató?. Como he dicho, el sistema entero de ambos discursos debe ser conducido a este punto a juzgar. Si existen varios estados de causa o varias clases de éstos, habrá también varios puntos a juzgar en una misma causa, pero todos ellos los encontraremos de manera similar. 7l La doctrina aquí expuesta pertenece al sistema de Hermágoras y según se puede reconstruir estaba constituido por dos etapas: una primera incluía la aatsación, la negación y la cuestión; y una segunda lajustifcación, el funclamenlo de la acusación y el punto a juzgar. Según K. B,lnwrcrc, Probleme in den Rhet. LL. Ciceros und der Rhetorik der sogenannterr Auctor ad Herennium , Phílologts 109 ( 1965), 57 -74, tanto aquí con'ro en la teoría que expone C¡cnnóN en De inu. I 13, 18 ss. existen dos tipos diferentes de iudicatio. Un primer tipo que se basa en la confrontación enfre la railo y el firmamenturn y sigue el sistema de Hemrágoras, y otro que consta de cuatro fases consecutivas: ratio, infirmatio rationís (:frmamennm), defensio rotionis y iudicatio. El sistema de Hennágoras aparece en la prinrera definición de la iudicatio, mientras el sistema de cuatro miembros aparece inmediatamente detrás. Sobre esta compleja cuestión cf. Merrrrrs, Hermagoras, págs. 166-178; Aolvrrrz, Ciceros de inttentione, págs. l9-21 y 98-106; Carrorr MoNrenusco, La dottrina del krinón'renon , Athenaeum, n. s., 50 (1972),276-293, y La dottrina degli status, págs. 55 ss.; A. C. Bna-rr, Das Krinomenonschema und die Einseitigkeit des Begriffs srAsrs von Hermagoras von Temnos, Mnemosyne 4l ( 1988), 299-317. cl cansancio provocado rlisminuya tu comprensión. de lo que tú deseas, ¡ritud de la empresa como a ello procuraré darme tiempo que pierda en mis a tus deseos con a los servicios que me has profeso. ,l t,, ririll i l. R¡sulvrBn- DEL LrBRo I. Suir.(1'2) II. E,r- nsuoo DE cAUSA coNJETURAL La probabilidad. Divisiones: La comparación (6) El indicio. Partes: lugar, en realizarlo y conltanza La demostración (8) La consecuencia (8) La prueba. Teoría del (9-12) III. Er- rsr.q.oo DE cAUSA LEcAL El texto y su intención Leyes en conflicto (15) La ambigüedad (16) Ladcfinición(17) La cuestión de competencias La analogía (18) IV. Er- psreoo DE cAUSA tunÍorco Fuentes del derecho (19) La naturaleza (19) La ley ( l9) La cornparaci ón (21) El rechazo de la acusación (22) La confesión. Excusa y súplica (23-25) La transferencia de la responsabilidad (26) V" La ¡ncu¡nrnNr'rcróN (27) Partes de la argumentación (28) Proposición (28) Demostración (28) Confirrnación de la dernostración (28) Ornato (28) Resumen (28) I-a argtrm enta ci ón p eff ecta (29) Las argumcntaciones def'ectuosas (3 1) Froposiciones defectuosas (32) Demostraciones defectuosas (35) Errores en 1a confirmación cle la demostración (38) Errores en el ornato de 1a argumentación (46) Errores en el resumen de la argumenfación(47) VI. L¡. coNcr.usróN (47) R.ecapitulación (47) Amplificación (48) Apelación a 1a misericordia (50) VIi. CoNcr-usróN o¡r- r-rnno sncuNoo (50) lt 1 If I Il 3. 5 uitiis contaminare Il 3,5 quibus de rebus *** uitupcratio fl 6, 9 contra testes: uitae ll 7, 10 uidcri *++ aut aliqr-Il 9. 13 scirentne idonee ll 10, 14 enumcratione tl 10, 14 scriptorum uoluntas *** expositione If 12, l8 suffragia, magistratus ll 12, 18 clissimilibus II ll. l9 factun.r ll 14.22 non inutile II EorcróN o¡ M¡.nx, 1923 1 absoluimus I iroc et priore libro. oraloris olficiis inuentio et prima I ri' 16.23 [num culpa. ucniendi ncccssitudinelx fecedt] praetcr eos quos Acs¡.no Medea animo aegro, amore saeuo saucia Cereorr, Acn.tno rcprehensionis (eg) et sicul aliae complures, sua sponte Pmr-rersoN, Bn uvrrN, AcH.lno ullam esse miseriam AcHarp dicatur Knor-1, CaRr-aN, Acrrenn quom uel in alium Achard quod in aduersarium dicitur C,tpr- aN, Acunnn qui uxores ducunt CeelrrN, ACHARD nunc in controucrsia est C.q,- n-,rN, Acnlno Thesprotum Ceer-lN, AcH¡.Ro capitalis est Knoll, Crrl,rN, Ac¡rrrno fuerit iuratus Cepl¡,N. Acrr,tno rpud Pacuuium Zelhus KHor r, Carr-rN, TRrLllrzscn. Car-- nor-r, Aculno dicat apud excrcitum se donatum esse Acl,lno putare LeunrNus, CaelaN, ACHARD uituperare Cenr.e.N, Acr r¡no quod MARx 1894, C,tpr-.rN, Tnl- Lr,r'f zscH, Clr-eoll, A crr,tnn u 21,33 1r22,34 1122,34 1r23,36 fi24,31 rr2s,39 \t25,39 praeterquam [Medea anirno aegro, amore saeuo saucial -i' reprehensionc, sed sicut aliae conplures, 'tt t SUa Sponte ullam misera in aetate esse dicitur quod uel in alium quod in aduersarium dicit 1125,39 si uxores ducunt TI 25. l9 nunc in controuersia 1125,39 Chrespontem 1126,41 capitalis 1126,41 fuerat iuratus II2l,43 apud Pacuuium (faciunt) Zethus 1127,43 apud exercitum *** donatum csse ll 28,45 putari 1128,45 uituperari II28,45 quo En el libro primero, causas que debe tratar el conseguir en su arte y los con más facilidad. Pero temas al mismo tiempo para que los otros preferí dedicar Hay tres clases de causas: judicial. l.a más clifícil, es la que trataremos en en el libro anterior cualidades del orador. Entre es la más importante y, ! Cf. Crc., De inu.I'1 ,9.La de los ofjicia retóricos es una retóricos contaminados con las lo relativo a la presentación de Giiederung der rhetorischeÍr'rExNH Hermes 57 (1922), 1-62, Tradition in Ancient Rl.retoric , 169-190, esp.48 ss.; y J. Wrsse, ni con más palabras de las necesarias ni con menos claridad de lo que pensé que deseabas; a continuación tuve que hablar a la vez de Ia demostración y la refutación y por eso expuse Ias cleses de estados y sus subdivisiones. Al mismo tiempo expliqué cómo, una vez establecida la causa, se debía buscar su estado y su sttbdivisión. Después mostré cómo convenía buscar el punto a juzgar y, una vez encontrado, procurar que todo el sistema del discurso entero se remitiera a éste. Señalé también que había muchas causas a las cuales se podían adaptar varios estados de causa o subdivisiones de estados. z Falta por mostrar de qué manera se puede adaptar la invención a cada estado de causa o subdivisión. Igualmente qué clase de argumentaciones (que los griegos llaman epicherémata), conviene emplear o evitar; ambas cosas interesan a la demostración y a la refutación. Luego, para terminar, mostraré qué tipo de conclusió¡¡ debe utilizarse en los discursos, que es la última de las seis parles del discurso. Por tanto, analizaré primero cómo conviene tratar cada tipo de causa, comenzando evidentemente por la más importante y dificil, la conjetural. : En ufia causa conjetural ia narración del acusador debe incluir, diseminadas por todo el discurso, observaciones que inciten a la sospecha, de manera que ninguna acción, palabra, llegada o parlida, en definitiva,nadaparezca haber sido hecho sin un motivo específico. La narración del defensor 2 Cf. ü¡a, III I, l-8, 15, donde trata de la oratoria deliberativa y demostrativa. Esta observación revela que la obra respondía a un plan organizado. i I ii,lli J y prueba3. Explicaré de estos términos. Mediante la probabilidada interés en cometer el infamias semejantes. Se I La presentación del status que la de CrcenóN en por inflLrjo de la Mientras que éste divide la coniectura signum, argumenfum, consecutio división en coniectura ex eqtrivale alos loci ex causq. La conlatio, que en Cicerón forma acusador para demostrar la culpabilidad los lrechos le beneficiaban exclusivamente mostrar la existencia de condiciones los hechos en tanto que los tres y futr:ro, tienden a reforzar las el comportaniento del o inocencia. Por último, la ya habían sido confirmadas y o de los lugares comunes a la argttmeilta, ntmores). Sobre coniecturalis e¡ la Retórica a Ma.rrrrrs, Ilermagoras, págs. págs.57 ss.; Carnou, págs.230-degli stahts, págs. 73 ss.; y n. a a El probabile (eikós) es un (cf. Ret. a Alej. l42Ba), 1357a34 ss,; Top. 104a8-9; Anal. en causo (aitía) y uíta (bíos). Herm.agoras, pág. 143; y Leusneno, con los lnotivos del vicio correspondiente al Si no puede demostrar como corruptor o desleal. pnede, manchará su nrayor número de ellos. cxtraño que quien ya ha cometido una acción tan rlc una gran reputación rucusador dirá que son los tleben ser examinados; que sus vicios y que él dejará a-jeno a esos delitos. El defensor mostrará de la vida del acusado. a la irresponsabilidad, marlos consejos, y de este (al acusado) por una conducta si encuentra un obstáculo v en la n.rala reputación del que se han propagado f-Lrtilizará el lLrgar común de rllrlores. Si no pr.rede hacer 7 M,rnx supone la cxiste'ncia ¡¡nrz,, (iceros de i¡ttetttionc, a l)e inu. ll ll,3'7: atÍ dissimili (conjctura de Srtoerr,r.) ittlpu rernolus c:;se ttitleutur. Krtl )r,r-, ((Dor Text des Cornificius>, 3,1 Jeaba satisfacer alguna pasión, amorosa o de ese tenor' o si intentaba evitar algún perjuicio: enemistades' mala reputación, dolor o castigo. Én este punto, si de lo que se trataba era de obtener algún beneficio, el acusador mostrará la pasión de su adversario. Si se trataba de evitar un mal, exagerará sus tenores' Por su parte, si puede, el defensor negará que existieran motivos o los atenuará enérgicamente' Añadirá además que es injusto sospechar que han actuado mal todos los que han obtenido beneficios de alguna acción' Luego se examinará la vidct del acusado atendiendo a sus antelcedentes6. En primer lugar el acusador considerará si en alguna ocasión tuvo un compofiamiento simiiar' Si no encuentra nada, investigará si alguna vez Íecayeton sobre él sospechas semejantes. Deberá también esforzarse en rela- "ionu, la vida del acusado con los motivos del crimen' que 5 Cf. en Ants'lór'nles, Ret. 1399b20 ss', el lugar comirn sobre las razones y las causas de los actos' En el De im'll 5,17' C¡cenóN divide la .uu.o.,., inptilsio y ral¡oc¡natio, una distinción que el autor no cstablcce aquí cle nrancra cxpresa pero que parece conocer' como se desprende dc la enuntcració,r de las distintas causas en los nrismos grupos' cf. Marrttns, Herntagoras, Pág. 143, n.2. o P.r" o las dilbrencias en la formulación, las conespondencias eutrc este pasaje y el De iii¡r. II 10, 32 son muy explícitas' Aquí falta en la "uu.to ,.ilu -lu referencia de Cicerón a los atÍributa personis (natura' ttictus, .stttcli"un, fortttna), y la idea de que la vida entera del acusado debe ser puest¿ en rclación con los motivos de la acción aparece en el precepto ant". io, po, lo que en el ejemplo ernpleado pot el auclor en lrtgar deL ttlicluod .¡orn,i, ouorunr de Cicerón aparece sempet' anarunt fuisse; cf' Au¡i'lterz' ''Ciceros cle invenfione, págs. 59-60. La doctrina procede de Hcrmágoras según M,trruns, Ilermogoras, pág. 144' el acto imputado al adversario no benefició a nadie salvo al acusado; o que nadie excepto el adversario hubiera podido realizarlo; o que no hubiera podido realizarlo por otros medios o al menos no tan fácilmente; o que, en su apasionamiento, pasó por alto otros medios más simples. Aquí el defensor debe mostrar que también benefició a otros o que también otros pudieron hacer lo que se imputa al acusado. El indicioe permite mostrar que el adversario buscó una ocasión favorable para cometer los hechos. Se divide en seis E La conlatio (sinkrisis) del attclor se corresponde con la causa de Crc., De inu. lI 7,24, donde aparecen como elementos probatorios de la autoría tres elcmentos que aquí fallan, potestas, faaltas y uolLnÍas. ' Sig,ttnt (semeíon). La concepción del signo del aucÍor difiere de la que se cncuentra en otros oradores. Aquí, con Llna oscilación terminológica notable, denomina argumentum (y consecutio) a lo quc la tradición retórica antcrior (y posterior) había llamado signum (sémeíory'. A.NaxÍueNEs (Ret. a Alej. 1430b) había distinguido entre el signo que conduce al conocinriento y aquel que sólo lleva a la opinión y definió eI s¿meíon como lo que sucede habitualmente antes del hecho (pró loú prágnatos), con el hecho (háma tói pr'ágmuli) y tras el hecho (metd tó prágma), una triparlición que Aristóteles ignoró pero que se mantuvo en las doctrinas siguientes. Por su pafte, Aristótcles, al organizar la retórica sobre bases lógicas, reunió las diversas manifestaciones del razonamiento en los dos procedimientos del entimema (silogismo retórico) y del ejemplo (inducción retórica) incluyendo lo probable (eikós), el signo débil (sémeíon) y el signo necesario (lekmérion) en la estntctura silogística del entimema. El sémeíon expresa una relación entre dos hechos por implicación en tanto que el tekmérion expresa una relación necesaria y asegllra la necesidad silogística aunque no en sentido absoluto, pues el tazonamiento basado sobre indicios no permite el conocimiento causal. Ambos términos exprcsan. por tanto, una oposición entrc lo probable y lo real. Cf. AnIsr., Re¡. l357bl ss., Ret. a Alej.l428ay 143 la-b; Ctc., De irut. 130,48; QutNr., del crimen; si era o privado; cómo son podía ser vista u oída. No detalladamente 1o que conviene pero cualquier persona vez planteada la causa. deben partir, en efecto, de lo procurará iácilmente En lo que respecta al cuestiones: ¿Cuándo se dice qué época del año? ¿De o de la noche. ¿Por qué se examinará si fue los hechos; si el acusado para ello, pues poco importa cometer el crimen si el con anterioridad. V 9, I ss. Sobre la teoría del signo Die Enlu¡icklung der aristotelischen págs.26-27; Merrlres, Hermagoras, dans la rhétorique latine>>, G. M¡¡rerrr, Le Íeorie del segno t0 El signum es analizado en spatium, occasio, spes perficiendi, 26, 38 ss., estos elementos son pertenecientes a su vez a los ath.el ntorlus, que falta en la Ret. y la spes celandi se refiere en los indicios señalados anteriormente y si además, por una pafie parece que hubo violencia, dinero, premeditación, experiencia, preparación, y por otra se demuestra que hubo debilidad fisica, pobreza, ignorancia, inexperiencia, falta de preparación. Así podrá saberse si el acusado debía confiar o no en el éxito de su acción. Se investiga si hubo confianza en ocultarlo en relación con los confidentes, los testigos y los cómplices, libres o esciavos o de ambas clases. La demostracióntt strve para confirmar la acusación con pruebas que aumentan la certeza y acrecientan las sospechas. Se distinguen tres tiempos: anterior, simuitáneo y posterior. En el tiempo anterior conviene tener en cuenta dónde estuvo el acusado; dónde fue visto y con quién, si hizo algún preparativo o se reunió con alguien; si dijo algo o dio muestras de tener confrdentes, cómplices o algún tipo de tt El argrntenttm dela Retórica a [Ierenio corresponde al semeiott de la Ret. a Alej., dond,e se encuentra la misma subdivisión en tr¡a fetlJ1or.a. Se trata de indicios, signos no irrefutables, de naturaleza díferente a los sr'gza qtre el autor acaba de analizar. Los argumenta parecen indicar signos más fuedes desde cl punto de vista de la argumentación y más concretos que los srgta anteriores, que eran sólo signos de la prerneditación. En realidad, bajo este nontbre de a.rgumenta incluye el autor los signa canónicos de la tradición retórica; cf. Crc., De inu.1 30,48; part. orot. 11,39; QurNr., V 10, 12. Los comentadores han citado a menudo tekmérion corno el eqtrivalente griego del argumenÍum, sin precisar si es en relación o no con la interpretación aristotélica. De hecho, es seguro que el argumenlum tictle aquí poco en común con el tekntério¿ aristotélico, cs decir, con la prueba irrefutable. 11r'unte delito; si se escucharon riunla, si se percibió algo oítlo, tacto, olfato o gusto. l)uede confi[nar las sospechas. En lo que respecta al ilna vez cometido el hecho, t¡ue ha ocurrido un crimen rrota, por ejemplo, si el nranchas oscuras, señal de ;rl autor de los hechos, por rrlgún objeto de este tipo cncuentran huellas del acusado o si, tras los hechos, lugar en que se dice que La consecuencia se determina de culpabilidad o inocencia del crimen. El acusador su adversario enrojeció, desmayó o hizo promesas, Si el acusado dirá que había previsto lo de prepararse para responder ello signo de seguridad, asustó, dirá en su defensa peligro, no por la conciencia asustado, dirá que no se La prueba es el último las sospechas están bien 58 En una causa conjetural el lugar propio del acusador consiste en señalar que no se debe tener piedad de los malvados y en exagerar la atrocidad del crimen. El lugar propio del defensor es suscitar la compasión y acusar al adversario de calumniarl3. Lugares comunes usados tanto por la acusación como por la defensa son hablar a favor o en contra de los testigos,' a favor o en contra de los interrogatorios bajo tortura; a favor o en contra de las pruebas; a favor o en contra de los rumores l4 - t2 Loci proprii y loci communes. La teoría de los lugares comunes remonta a Protágoras y Gorgias (cf. Anrsr., 1?el. l358al I ss.; KeuNruv, lrl of Persuasion, pág. 102; J. Srnoux, Róntische Rechlswissenschaft, pá9. 4l). CrcenóN (llrur. 12,46-47; De inu.ll 15,48) y QurNrIr-IaNo (ll l, l2 y Y 12, l5-16) presentan una concepción diferente del lugar cornírn. Así, mientras que e7 auctor entiende por loci communes aquellos que sirven tanto para la acusación como para la defensa, Cicerón diferencia entre los lugares comunes que sirven específicamente para la acusación y los que sólo sirven para la defensa; cf. Aoa.rr,rrnrz, Ciceros de inuenfione, págs. 66 ss., y n. a De inu.ll 15, 48 (B.C.G., núm. 245). ¡3 Aunque el páthos habia desaparecido de la argumentación, quedando restringido al exordio y al epílogo, aún quedan restos de este tipo de pruebas emocionales diseminadas entre los argumentos racionales, de los qrre por otra parte no se diferenciaban plenamente. Cf. J. WIsse, Etlrcs an¿l Pathos, págs. 95-96, y, más adelante, II 16, 24-17, 26, y De inu. Il 6, 22; ll, 36; 15, 48-49; 16, 5l y 53; 18, 56; 23, 7l; 26, 77; 27, 8I-82; 28, 85- 86;32, 100-36, 109. ra El antor se rehere a las pruebas inartísticas o ajenas al arte; (písteis átekhno¡) que distinguió Anrsrórnres (Ret. 1355b35 ss.; cf. QurNr., Y l, l, probaliones inartificiales) frenfe a las artísticas o arlificiales (éntekhnoi; cf. Crc., De inu. ll 14, 46). Las primeras no necesitan de la ayuda de la retórica para ser halladas y constituyerr medios de persuasión que los hechos no han sucedido o que ellos ¡rasión les dicta sus palabras lanto para desacreditar como Hablaremos a favor de que nuestros antepasados la verdad, se reculriera los hombres se vieran así técnicos, frente a las segundas I-e.usnenc, ${i 355-357). Su número 1375a22 ss., considera cinco, bajo tortura y los juramentos, (l428ay l43lb) sólo se mencionan bajo tortura. La teoría es prearistotélica la distinción entre ambos tipos M. A. Gnrrnrar-ur, <, Amer. Jour. Philol.78 of Aristotle's Rhetoric, Wiesbaden, Rhetorik, págs. 178 ss.; Rreosarr, Antike Rhetorik, págs. 97 ss. La aqr-rí que la que presenta C¡crnóN 15 Es el argumento más difuso distingue los testimonios según Anrsrórrrrs, Ret. 1375b25, diferencia homb¡es ilustres) y recientes (En el derecho romano antiguo la totalidad de los negocios jurídicos decreciendo a medida que aumentaba consecuencia de su redacción orat. II 27, I 16; Part. orat. 14, Rhetorik, págs. 186 ss.; Leusnenc, $ 354; y MenrIN, Antike ri t, rl| ,, pruebas testificales r6. En contra de los interrogatorios bajo tortura hablaremos del siguiente modo: comenzaremos diciendo que nuestros antepasados quisieron que estos interrogatorios se utilizaran en aquellos casos precisos en que fuera posible saber si decían la verdad o mentían durante el tormento, por ejemplo para saber dónde se había puesto algún objeto o para resolver cualquier cuestión análoga que pudiera solucionarse a simple vista o con alguna prueba similar. Añadiremos que no se debe dar crédito a lo obtenido mediante el dolor, pues unos lo resisten mejor que otros, algunos son más hábiles para fingir que otros, y, en definitiva, es posible conocer o sospechar lo que quiere oír el relatorrT y sabe que, una vez que lo haya dicho, pondrá fin a su tormento. Esta crítica se verá reforzada si refutamos con una argumentación convincente las confesiones obtenidas bajo tortura. Deberemos hacer esto con los recursos de la causa conjetural a los que antes me referí18. l6 La toftura en Roma era aplicada, exclusivamente, a las personas de condición no libre. Anrsrórrr-es, Rel. 1376b31 ss., y la Ret. a Alej. l432al3 ss., defienden la mayor eficacia de la tofura frente al testimonio libre. La referencia a la autoridad delos maiores se encuentra también en CrcnnóN (De inu.Il 14,46;Top.20,74).Cf. VorxueNN, Rhetorik, págs.182 ss.; RIrosarr, Studi sui Topica, págs. 157 ss.; Manrrw, Antike Rhetorik, págs. I 0 I ss.; KENNrou, Art of Persuasion, págs. 88, 90 y 122. f7 El interrogatorio era dirigido por un quaesitor o relator, nonnalmente el presidente del tribunal (praefor, iudex quaestioniy', sin que el jurado estuviera presente. tB Cf. supra, II 2, 3-5, 8. :;in sombra de sospecha. a los indicios y pruebas sc presentan tal como han t¡ue los testigos pueden rrricdo o animosidad. En contra de las pruebas, tlln origen a sospechas conviene rnostraremos que no hay sospechas; debilitaremos sospecha y nos esforzaremos aplicar a nosotros tanto añadiremos, que y sospechas sean consideradas A favor de los rumores putación no suele nacer fundamento; también diremos que alguien los imaginara que, aunque otros rumores En contra de los rumores que muchos rumores de reputaciones infundadas. o personas de natural los han inventado; aduciremos nuestros adversarios o mencionaremos algún infamarlos, precisando sin porque todo el mundo injurias sobre cualquier persona Si, a pesar de todo, I I i I I ' examinado con especiai cuidado todas sus paftes para que no nos entorpezca la menor duda ni tropiezo, siempre que apliquemos los preceptos de la teoría en continuos ejercicios. Pasemos ahora a las divisiones del estado de causa legal. e 13 Cuando la intención del redactor parece estar en desacuerdo con las palabras del texto, si defendemos el texto escrito20 utilizaremos los lugares siguientes: después de la narración comenzaremos con un elogio del redactor; luego leeremos el texto y preguntaremos a nuestros adversarios si sabían que aquello estaba escrito en la ley, en el testamento, en el contrato o en el texto al que se refiere el asunto; después confrontaremos 1o que dice el texto con lo que nuestros adversarios afirman haber hecho y preguntaremos qué debe seguir el juez, un documento cuidadosamente redactado o una interpretación inventada con habilidad. A continuación criticaremos y refutaremos la interpretación inventada que nuestros adversarios atribuyen al texto. Luego nos preguntaremos qué peligro habría si el legislador hubiera querido añadir eso al texto o si no habría podido ponerlo todo por escrito. Después explicaremos el significado del texto y dit' El aucÍo, distingue aquí entre las causas reales (uerae causae) y los ejercicios cscolares (exercitationes). Cf. infra, IV 44, 58. 20 Se trata de la conslitutio ex scripto et senlentiq (cf. Anrsr., Rel. l374bl2 y l375al6; Crc., De iru. lI 48, 125; QurNr., III 6, 6l). Merrnrs, Hermagoru.r', págs. 183-185, supone que tanto el autor cor.no Cicerón deben de haber redactado esta parte aún bajo los efectos de la causa Cu'iana (cf. n. a Ctc., De ittu. II 42, 122 LB.C.G., núm. 2451). Sobre cste status, cf. VoNcr-rs, La leÍtre el l'esprit,págs.74 ss.; Celnolr MoNre¡usco, La doltrina degli status, págs. 153-166; M. Ducos, Les romains et la /oi, págs.303 ss. t'l texto escrito pese a que It:r-pretación e invocaron nrostraremos los peligros cste caso el lugar común va actuado contra los preceptos de un testamento y aun En defensa de la interpretación nlodo: comenzaremos por tlel redactor, que escribió poner por escrito sin especificarlo. Después y a la letra y olvidar Añadiremos que lo contra la ley, las costumbres, que nadie pretenderá que la ley en todo ello por el contrario, nuestros Luego mostraremos que sentido, o que es absurda, concuerda con las interpretaciones de ella, o que se opone 2l Se refiere a los fundamentos 13, l9 ss. 22 Según Anrslórer¡s (Ret. conrún (koinón díkaion) las que existe acuerdo unánime en la que parece haber influido Sónocrrs, Anl:íg,454-455). Sobre voN LEvoeN, Aristoteles and (1967), l-19; J. Rrrrrn, Naturrecht la intención de sus redactores. El iugar común es el que se emplea contra la persona que lee un texto sin interpretar la intención del redactor. Cuando dos leyes discrepan entre sí23 se ha de comprobar en primer lugar si existe alguna derogación o suspensión parcial; después, si el desacuerdo surge porque una ley ordena y otra prohíbe, o porque una obliga y otra permite. En efecto, no será válida la defensa de quien alegue que no hizo lo que ordenaba una ley porque otra lo permitía, pues la orden prevalece sobre el permiso. También es débil la defensa cuando se admite haber actuado de acuerdo con lo dispuesto por una ley que ha sido derogada total o parcialmente, incurnpliendo lo que una ley posterior estipulaba. Después de estas consideraciones, pasaremos inmediatamente a explicar, leer y elogiar la ley que invocamos. Alalizaremos luego el significado de la ley contraria y la interpretaremos en beneficio de nuestra causa. Finalmente, adoptaremos las bién los estoicos insistieron en el concepto de derecho común; cf. Dróc. L,renc., VI 88; M. Vrllev, Deux conceptions du droit naturel dans I'Antiquité, Rev. Hist. Droit 3l (1953),475-497; y H. Konsrrn, Nomos physeos. The Concept ol Natural Law in Greek Thought;, en Essays itt Memory of E .R. Goodenough, Leyder, I 968, págs. 520-541. Los romarros entendieron por ius commune, frente al ius singulare, las normas de vigencia general, aunque, en otro sentido, también puede equipararse al llrs gerrtium y al ius naturale. Cf. el tratamiento de las fuentes del derecho que hace Crc¡nóN en De inu ll 22,65-68 y 53, 160 ss.; Ge.ncie Gennroo, Diccionario de juri.sprudencia, págs. 193-195; y M. Ducos, Les romains et la loi, págs.23l-243. 2r Sobre las leges contrariae, cf. Crc., De ínu. I 13, 17; ll 49, 144; C.rr¡or-r MoNrnnusco, La dottrina degli status, págs. 166-178. Si se considera que un rllr lugar a dos o más interpretaciones, r;iguiente: en primer lugar :rrnbiguo; después se ha de el texto si el legislador ado que le atribuyen nuestros que nuestra interpretación la moral, la honestidad, la y la equidad, mientras que ludversarios ocurre lo contrario; puesto que se comprende Hay quienes piensan cs muy importante el conocimiento como las ensefran los dialécticos26. que su conosimiento no que representa más bien estos dialécticos se dedican incluso de aquellas no ofrecen Cf.supra, 112,20 Crc.,¡ou MoNrr¡u sco, La dottrina II 40, I l6 (B.C.G., núm.245). 2s La amphibolía (la forma ópoca tardía) es una clase especial entre dos sentidos y se basa L,rusnenc, {$ 22, 659 y 1070. 26 El desprecio por la dialéctica, origen epicúreo. Cellolr, págs. t5 algo ambiguo, no consiguen pronunciar ni su propio nombre. Cuando lo desees, refutaré con argumentos serios y precisos las pueriles opiniones de estos hombres. Por el momento me pareció oportuno expresar esta opinión contraria para manifestar hasta qué punto desprecio la enseñanza vocinglera de esta escuela de silencio. 12 11 Cuando utilicemos Ia definición21 , comenzaremos precisando brevemente el significado del término en cuestión, como en el siguiente ejemplo28: Es culpable de alta traición el que destruye los fundamentos de la dignidad del estado. ¿Cuáles son, Quinto Cepión, estos fundamentos? El derecho del pueblo a votar y la capacidad de los magistrados para consultar al pueblo. Es indiscutible que tú privaste al pueblo de su derecho a votar y a los magistrados de poder consuli tarlo cuando destruiste las pasarelas de voto. El mismo procedimiento se sigue en la réplica: Es culpable de alta haición el que perjudica la dignidad del estado. Yo no la perjudiqué sino que impedí que la perjudicaran, pues salvé el erario, hice frente a la codicia de ciudadanos indignos y no permití que pereciera la soberanía del estado>. Comenzaremos, pues, por explicar brevemente el significado del término, adaptándolo a las necesidades de nuestra causa; luego relacionaremos nuestros actos con la definición del término; por último refutaremos los fundamentos de la definición contraria diciendo que son falsos, inútiles, vergonzosos o injustos. Tomaremos estos recursos de las con- 21 Cf. supra, I 12, 21, y Ctc., De ínu. 11 17,53 y 51, 153. 28 El autor resume aquí la controversia entre Satumino y Cepión tratada ya en I 12,21. o pedir el procesamiento30, olro momento, bajo otra en las leyes, las lnblaré en el estado de causa En las causas basadas si existen leyes o sentencias n)ayor, menor o igual importancia; t,s igual o diferente al asunto la ausencia de bien porque no se quiso ya estaba suficientemente lcxtos legales. Sobre las subdivisiones tlicho suficiente. Ahora volveré Empleamos el estado do sostenemos que teníamos 2' Cf. in¡a,II 13, 19. Sobre ll l7, 53 y n. ad loc (B.C.G., núm.r0 Traducimos los témrinos como <incoar la acción, hacer aunque el significado de estos Actio petit¡o persecutio, privado republicano en la Ia fase del agere qtre inicia el contestatio (planteamiento de utilizados para el recurso) procedure, págs. 75-78. t I Causa ratiocinalis (cf . supra, existe un vacío legal sobre alguna suplir esa ausencia legal. Cf. n. a 32 Cf. supra, I 14,24, y Crc., 244.-5 los siguientes la naturaleza,la ley,la costumbre,los precedentes jurídicos, la equidad y Ios pactos. El derecho natLtrals3 es el que se observa en los deberes relativos a los lazos de sangre o de familia; es el derecho sobre el cual se funda el afecto de los hrjos hacia sus padres y de los padres hacia sus hijos. El derecho legal3a es el que ha sido sancionado por la voluntad del pueblo. Por ejemplo, comparecer ante la justicia cuando aiguien es requeridos5. EI derecho consuetudinctrios6 es aquel al que, en ausencia de una ley, el uso confiere valor legal. Por ejemplo, se tiene derecho a reclamar a los socios de un banquero el dinero que le ha sido confiado a éste en depósito. ll Es ésta la primera vez que el derecho natural es mencionado en Ronra de rnancra cxplícita; cf. M. Ducos, Les Romains et la loi, pág.243. Corresponde al concepto giego de physir y como parre del ius gentium se opone al ius ciuile, que en la concepción romalla es la ley que cada pueblo se da a sí nrisn.ro. Cf. Crc., De inu.lI 22, 67 . 3a Los lege iura (cf. Gwq Inst.I 3) son, en general, toda nonna obligatoria y corresponden al concepto griego de nómos. En Ror¡a se distiltguían dos tipos de leges publicae, esto es, de normas emanadas del órgano del estado que ejerce el poder legislativo, las leges rogatae, votadas porel prreblo a propuesta de un magistrado (rogatio), y las leges datae, procedentes de un magistrado cum imperio. El derecho legal tenía relativamentc poca inrpofancia en Roma; cf. n. a Crc. De fuu. lI 22,68 (B.C.G., nírm. 24s). ts Leges XIt tab. t l; cf. A. Rurz CeslEu-¡Nos, Iey de las Doce Taó1as, Madrid, 1992, págs. 56-57. 36 Cottsuetudo (Synétheia). Cf. el tratamiento más extenso del derecho consuetudinario que hace CrcenóN en De inu. Il 22,67. t¡ rbrrnos de la plebe. Ocure r ut:stión unos y otros deciden ( ()nro en el siguiente ejemplo: Ior urbano, autorizó una nroulnplimiento de una de nlicntras que Sexto Julio rrrismoss. Otro ejemplo. ;rbsolvió de la acusación al poeta Lucilio al mencionarlo ¡rresentación teatral, mientras otro que habia mencionado ¡ruesto que se pueden invocar similares, cuando llegue losjueces, las circunstancias 31 ludicotum (kekriménon). por un juez (el contenido de la rrragístrado cunt imperio preceptuando ¡ctuación por parte del sujeto dc un determinado negocio jurídico. 38 Marco Livio Druso fue pretor 123. El mandato era un contrato se obligaba a cumplir gratuitamente encargaba; sobre la actio mandati Cosrt, Cicerone giureconsulto, le Los mimos se caracterizaban caso al que se refie¡e el autor es flre protagonizado por Publio Mucio el año 136. Cf. supra, (8.C.G., nirm.245). este caso es posible incluso que se establezca una nueva ley de acuerdo con las circunstancias y la condición de las personas. El derecho se basa en un pactoa2 si las partes convinieron algo entre sí, esto es, si llegaron a algún acuerdo. Hay acuerdos que las leyes obligan a respetar. Por ejemplo: Cuando las partes han llegado a un acuerdo, hay que reclamar ante el juez. Si no hay acuerdo, la causa debe presentara0 Aequum el bonum (katón kai díkaion). Aunque la definición procede en su origen de la filosofia griega (cf. Anrsr., Ét. Nic. II37a3l; Ret. 1314a27), el concepto romano acentúa el punto de vista social. El óonum esti relacionado con la bona fides; cf. F. PnrncsuEru, Bonum et Aequum, Savigny Zeitschr. 52 (1932),78-155. Según Srnoux, Rorz! sches Rechlsvttissenschaft, págs. l5 ss. y 52, la doctrina aristotélica dc la equidad llcgó al derecho rornano a través de los oradores peripatéticos y acadérricos, de donde pasó a la interpreÍatío lurls. Tambiéu Rreosa.rr, Studi sui. Topica, pigs.2l8 ss., señala la importancia de la aequitas conto elemento de la doctrina retórica romana. Sobre el concepto de Ia aeqritas eri Roma y sus antecedentes griegos, cf. M. Ducos, Les romains et la loi, págs. 315 ss., y n. a Crc. De iru.II 22,68 (B.C.G., ním.245). ar Primera mención en el derecho rorlano de la sustitución en el procedinriento legal mediante un procurador (cognitor) para representar a una de las partes. El procedimiento estaba restringido sin ernbargo a las /egLr acÍiottes, no al procedimiento formular en el que la cognitio no presentaba tantas limitaciones. En el derecho posterior la figura del cognitor se identificó plenamente con el procurotar. Cf. Gn¡¡NrocE, The Legul Procedure, págs. 236-237; y F. GulrÉnnrz-Ar-vrz, Diccionario de derecho romano, Madrid, 1982', págs. I l7 y 564-565. a2 Paclum (synállagma). Cf. Arusr., Ret. 1376a32 ss.; Crc., De inu. ll 22,68; y Gu'rrÉnnez-Arwz, Diccionario de derecho ronrano, pág. 509. Es así, mediante estas la injusticia o establecer cs lo que en nuestra opinión del estado de causajurídico Cuando se utiliza la comparaciónas preferible hacer lo que el cl acusador dice que se debería principio examinar cuál de rriás útil, es decir, cuál era Luego convendrá quien debía juzgar qué tle decidir eso coffespondía cstado de causa conjetural, para sugerir que el rnejor a lo peor sino que la a3 Leges XII Tab. I, 6-9; cf. pá5s.58-59, y el comentario pasaje es muy discutida. aa Las XII Tablas no reconocieron entre las partes y su por cl demandado frente a la acción Se trata de los pactos obligaciorres jurídicas entrc Otros sin embargo alcanzan validez bicrr por unirse a un contrato anrparados por el derecho pretorio Diccionario de jurisprudencia as Comparatio. El autor pasa del estado de causa jurídic rróN, De inu.ll 24,72 ss., ofrece Sobre la conrparación como 22 Empleados estos recursos, el acusador utllizaú el lugar común contra quien prefirió lo inútil a lo útil sin tener capacidad para decidir sobre ello. El defensor, por su parte, contra los que consideran que es justo preferir una acción per.judicial a una acción útil usará el lugar común de la compasión; ai mismo tiempo preguntará a los acusadores y a los propios jueces qué hubieran hecho ellos de haber estado en el lugar del acusado y expondrá ante sus ojos el momento, el lugar, los hechos y el motivo de su decisión. Hay rechazo de la acusqción cuando el acusado imputa la causa de sus actos a una falta cometida por otrosa6. Se debe investigar primero si es legal imputar la responsabilidad a otro; luego hay que examinar si ese delito que se imputa a otro es tan grave como aquel del que se inculpa al acusado; después, si era necesario que el acusado cometiera la misma falta que ya antes otro había cometido y si debió esperar a que se realizara previamente un juicio; por último, se preguntará si, a falta de un juicio sobre el delito imputado a otro, sería conveniente juzgar unos hechos que aún no han sido enjuiciados. El lugar común del acusador se dirige contra quienes piensan que la violencia debe prevalecer sobre las decisiones judiciales. A su vez, el acusador preguntará a sus adversarios que ocurriría si todo el mundo actuara de igual manera y castigara a personas que no han sido juzgadas argumentando que ellos hicieron lo mismo. ¿Qué dirían si el propio acusador hubiera querido hacer lo mismo? El a6 Cf. supra, I 15, 25; Crc., De inu. QurNr., VII4, 8. Il 26, 78 ss. (relatio crimínis), ¡u icio. Con la confesióna1 suplicamos cluye la excusa y Ia súplica. ncgamos haber actuado intencionadamente. tt¿cesidad, azar e ignorancia. estos recursos y regresar lugar hay que considerar situación de necesidad por cxaminar cómo hubiera podido Después, averiguaremos como excusa ha cvitarla. Luego, examinaremos de causa conjetural podemos clue el acusado actuó intencionadamente forzado por la necesidad. una situación de extrema considerarla como una Si el acusado dice que gará primero si pudo o no enterarse o no; después, a7 Cf. Crc., De inu.ll 31,94. o8 Cf. Crc., Deinu.ll 31,95,QurNr., Vll 4, 14. El sistema de de la causa e ignorancia págs. 159 ss.) e incluso se incluyen la ignorancia, er.nbriaguez, el olvido, es diferente del error, que supone validez de Ios negociosjurídicos de voluntad viciada; cf. GurrÉnnronlano, págs.227 y 283-284. t5 sino que agravará su culpaae. Por último, mediante el estado de causa conjetural investigaremos si 1o sabía o no y si la ignorancia debe ser considerada una justificación suficiente cuando admite haber cometido los hechos. Cuando ia responsabilidad se atribuye al azars\ y basándose en é1 el defensor dice que el acusado debe ser perdonado, creo que se deben realizar las mismas consideraciones que lie prescrito sobre la necesidad, pues estas tres clases de disculpas están tan estrechamente relacionadas que a todas el1as pueden aplicarse prácticamente los mismos preceptos. Lugares comunes empleados en estas causas: el acusador hablará contra quien confiesa haber cometido el crimen 'o Cf. Anrsr., fu Nic. I I 10a25-30. En cambio la Ret. a Alej. (1429a) admite esta cxcusa como defensa. La relación entre este pasaje de la Retórica a l{erenio con el de Aristóteles, ya señalada por C. Perens, De rulionibus inler ortem rhetoricam quarti et prini saeculi interceclenlibus, Kiel, 1907, ha dado pie a plantear nuevamente la fecha de la redacción de la obra. Mientras que Cicerón no discute el concepto de impndentia, el auctor paÍece conocer la diferencia establecida por Aristóteles entre el di'ágnoian prdttein y cl agnoín poieín, respectivamente impndentia y animi ttitiunt (o casus y culpa, atltkhéma.y hamartía), Dado que la Ética Nicomác ¡uea desaparcció dc la circr"llación a la muefie de Aristótelcs y sr"l conocimiento no puede ser anterior a los años 80-78, momento en que el Corpus Aristoteliutnt comenzó a ser reeditado por Andrónicos, jefe de la escuela peripatética, esto sugeriría que la redacción de la Retórica a Herenio sería posterior a los años 80. Ct L. C. WtNxEI-, <Some Remarks ou tlre Date of the Rhetorica ad Herennium, Mnemosyne 32 (1979), 327- 332. 50 Cf. Crc., De inu. ll 31, 96. El caso fortuito es el acolitecimiento no inrputable al detrdor, eqr"rivalente a la flierza nayor (uis maior), de la qtte se distingue por sus diferentes efectos jurídicos. considerarse como una Utilizaremos la súplicass sin atribuirla a la ignorancia, imploremos el perdón. Los en los siguientes lugares: manifiestamente más numerosos consta el valor o el noble de que en el futuro el propio suplicante cl ejercicio de sus funciones al odio ni a la crueldad sino un celo colrecto; en procesos a otros acusados; no parece alguno para nosotros en no ocasionará reproches otro estado. Son lugares piedad, la mutabilidad de utilizados de manera y enumerará los tipo de causas no puede mostramos en el libro dejarlo de lado puesto o ante un conse.io. 5' Sobre el lugar cor.uún de 52 Cf. n. a De inu.ll 5, l8 5r Cf. La deprecatío es una totalmente de las pruebas lógicos. Cf. Crc., De inu. II Studi stti Topica, pág.237; Wrssc, tenía tanto poder como manifiesta el acusado y si de alguna manera podía éste enfrentarse a é1 honestamente o sin peligro; si ello fuera realmente así, habría que estudiar si es conveniente disculpar al acusado sólo porque actuó inducido por otro. Después trasladaremos la discusión al estado de causa conjetural y examinaremos cuidadosamente si hubo premeditación. Si la acusación es transferida a alguna circunstancia, habrá que tener en cuenta aproximadamente estos mismos preceptos pero también todos aquellos que expusimos en el caso de necesidad. tt21 Puesto que creo haber mostrado suficientemente qué argumentaciones conviene utilizar en cada uno de los tipos de causas judiciales, me parece que debo mostrar ahora cómo podemos tratar esas mismas argumentaciones de manera elegante y completa55. En efecto, por lo general no es dificil encontrar apoyos favorables a la causa, pero es muy dificil realzarlos y expresarlos correctamente una vez que los hemos encontrado. Es justamente esta cualidad la que evita demorarse más de lo conveniente en el mismo punto, volver una y ol'ra vez sobre el mismo tema, abandonar una argumentación sin concluirla y pasar de una a otra de manera inadesa Remotio criminis; cf . supra, I 14, 24 y 14, 25. CrcrnóN, De inu. II 29, 86-30, 94, uttliza la misma división que el auctor pero le añade la remoÍio rei basada en la causa y en la res; cf. n. a De inu. Il 29,86 (B.C.G., núm. 245). 55 Inuentio y fractot¡o se complementan aquí siguiendo la tradición de Isócrates; cf. Crc., De orat.ll 41, 176 y 27, 120 K. Banwrcx, Die Gliederung der rhetorischen rexNn, págs.3 ss. Según Cer-norr, pág. 239, la teoría fue tomada por Hermágoras, quien las incluyó como parte de la o! konomía. Cf. también 12,2;lI 2,3;lll4,7 y 6, ll. La argumentación más üomprende cinco partes: nmción de la demostrqción, s6 El autor cxpone aquí la (cf. supra, ll l, 2), de origen anthyméma aristotélico, que es probables. Mientras que Aristóteles con la inducción lógica orientación retórica y conforma cinco partes: proposilio, ratio, Frente al tratamiento más de argumentación (cf. n, ouctor altera y resume considerablemente que ambos tratados proceden de cl razonamiento inductivo (confirmatio considerable atención (De correspondientes a las miembro. Celoolr, pág. 241, teoría de la demostración a la qne lrabría suprimido esta parte como muestra el hecho colr el término de contrarium lrelenística del epiquererna, cf. Akad. der ll¡issensch. Aristotelian Tradition, págs. 169-Concepts of Epicheirene in Greek (1965), 140-147; con nuevos argumentos la prueba presentada. Una vez establecida la argumentación, usamos eI ornato para adornar y embellecer la causa. El resumen es un breve resumen que recoge las diferentes partes de la argumentación. Para emplear de la manera más completa estas cinco partes, desarrollaremos la argumentación del siguiente modo 57: re Vamos a mostrar que Ulises tuvo un motivo para matar a Áyax. En efecto, quería librarse de un enemigo acérrimo de quien temía, no sin razón, un gran peligro. Veía que, mientras Áyax siguiera vivo, su propia vida estaría en peligro; matándolo, confiaba asegurar su propia salvación; si no podía hacerlo por medios legítimos, estaba acostumbrado a perpetrar la muerte de sus enemigos por cualquier procedimiento ilegal, como 1o muestra la injusta muerte de Palamedes58. Así pues, por una parte el miedo al peligro lo incitaba a eliminar a un hombre cuya vengarrza 't7 Cf. Crc., De inu. 138, 68. Comienza aquí un progimnasnta desanollado según las cinco partes señaladas por el autor sobre el tenta de Ulises y Áyax, ya mencionado antes (cf. supra, I 11, l8). 58 Segúrn la tradición, Ulises odiaba a Palamedes porque había descubieto el engaño al que habia recurrido para no acudir a la guerra contra Troya. Para vengarse, Ulises falsificó una cafta de Príamo a palamedes en la que le prometía una recompensa por sus servicios y éste fue condenado a mlreñe. Otras versiones de esta historia pueden verse en P. Gnriue.l, Dlccionario de la mitología griega y romqna, Barcelona, 1965, s. v. irlguna ganancia segura más horribles. Si nluchos al crimen, si otros ¡rasión del poder, si muchos un escaso beneficio, movido por el más acerbo crimen? Un cobarde, un de su propia culpa héroe más valeroso, más enemigos, ofendido por el traidor no quiso dejar quién sorprenderá esto? furiosas y decididas, resulta increíble pensar de este individuo se lanzase más todavía cuando no ni buena ni mala, mientras las más perversas intenciones. Si prometí, pues, revelar cometer su crimen y he acérrima enemistad y el que existió un motivo La argumentación más comprende cinco partes, Hay ocasiones en el asunto es suficientemente 5e Sobre el metus periculi cf. n. a CIc., De inu. I I debe emplear ni el ornato ni el resumen. En toda argumentación se debe respetar la regla que acabo de exponer con respecto a ias dos últimas partes. Así, la argumentación más amplia comprende cinco partes; la más breve, tres; la intermedia, en la que se suprime el omato o el resumen, cuatro. z03t Hay dos clases de argumentaciones defectuosas60: una, aquella que puede ser refutada por el adversario y que concierne a la causa; otra que a pesar de su falta de solidez no necesita ser refutada. No podrás comprender claramente a qué argumentaciones se debe replicar refutándolas y a cuáles otras conviene despreciar en silencio, absteniéndose de refutarlas, si no te ofrezco ejemplos de ellas. Conocer las argumentaciones defectuosas presenta una doble ventaja: te pennitirá evitar los effores en la argumentación y te enseñará a criticar fácilmente los errores cometidos por otros. Puesto que ya he mostrado que la argumentación perfecta y completa consta de cinco pafies, examinemos los eruores que debemos evitar en cada una de las partes para no caer en ellos y poder analizar con estos preceptos las argumentaciones de nuestros adversarios en todas sus partes y debilitarlas de alguna manera. 32 La proposición es defectuosa cuando, basándonos en una parte o en la mayoría de los individuos, se atribuye a todos lo que no necesariamente es atributo de cada uno. por ejemplo, si alguien comenzara del siguiente modo: Todos los 60 AnrsrórElns, Re¡. 1395b20 ss., trata también las argumentaciones defcctrrosas. CrcenóN, De inu. I 43,78 y ss., las analiza coffectamente cn el rnarco de la rcfutación (reprehensio). su proposición mostrando a todos los pobres cs pobre y deshonesto6r. Una proposición es que un hecho que sólo no se produce nunca. Por por una sola mirada algunos se han enamorado cl orador ha dicho nadie, raras veces si se comprende simplemente que puede suceder. La proposición es también haber mostrado todas alto alguna especialmente que sabemos que el hombre haber sido asesinado por por ti, que recibías en su Bandidos nunca se han ninguno tenía; si no ha sus enemigos, pues no había sólo queda que fue asesinado 6r Cf. Crc., De inu.l,43, inconecta. 62 Cf. Crc., De inu. 143, 80, discurso de Cayo Escribonio Fulvio, acusado de incesto. en época de Cicerón, debió de u3 Cf. Ctc., De inu. I 45, uitiosa. Se trata de la falacia de sus enemigos o por nosotros, replicaremos que pudieron hacerlo sus esclavos o nuestros coherederos. Al desmantelar así la enumeración de los posibles culpables, habremos dejado un espacio más amplio para nuestra defensa. Por tanto, también deberemos evitar en la proposición que, cuando parezaa que hemos recogido todas las posibilidades, terminemos por dejar de lado algún punto pertinente. 34 También es defectuosa la proposición cuando se basa en una enumeración inexacta y mencionamos menos casos de los que hay. Por ejemplo: Dos cosas hay, jueces, que inducen a los hombres al crimen: el libefiinaje y la codicia. ¿Y el amor qué?, dirá alguno. ¿Y qué pasa con la ambición, la superstición 64, el miedo a la muerte, la pasión por el poder, y, en fin, tantos otros motivos?. La enumeración es igualmente inexacta cuando señalamos más casos de los que realmente hay. Por ejemplo: Hay tres cosas que perfurban a todos los hombres: el miedo, el deseo y las preocupaciones. En efecto, irubiera bastado con señalar el miedo y el deseo, puesto que las preocupaciones van necesariamente unidas a los otros dos. 22 También es defectuosa la proposición que se remonta muy lejos; por ejernplo: La estupidez es la madre y e1 sustento de todos los males. Ella engendra deseos desmesurados. Además, los deseos desmesurados no tienen fin ni lími- 61 AcHono, pág.64, n. 103, señala que en boca de un senador parece extraño la crítica de la religio, por lo que propone Ia lectura inreligio, falta de religión, que presentan algunos manuscritos. Sirr embargo, la o¡rinión está en consonancia con las afinidades epicúreas que se han señalado en el autor. írltimas palabras para no que tienen licencia para Ojalá en el bosque de Pelión, no hubiesen caído a tierra ni con ellos se hubiese comenzado que ahora recibe el nombre porque ella conducía la elite que bttscaban con engaños del carnero de Cólquide, pltes nuncq mi amada Medea, fuera cle su hogar, corazón En efecto, si los poetas aquí habría bastado escribir: Ojalá nunca mi amada Medea, fuertr de su hogar, corazón En las proposiciones es de remontarse lo más ó5 La idea de que la avaricia un tópico habitual de las escuelas Sarusrro, Catil. 10, y Catón cf. A. Olro, Die Sprichwórter Rómer, Leipzig, lB90 (: Hildesheim, 66 Senarios yárnbicos dela Medea. El mismo ejemplo, pero I)e inu. I 49,9\, y QurNrrrr.+No, citado en la literatura latina, del presentada. Cf. Il. D. Jocer-vN, 1967, págs. I l3-l l8 y 35ü356. Una prueba es débil cuando no muestra que los hechos ocurrieron necesariamente tal como han sido expuestos, como en este pasaje de Plauto6i: Censurar a un amigo por una falta mLIy grave es tarea ingrata, pero a la larga útil y provechosa en la vida. Ésta es la proposición. Veamos qué prueba ofrece el poeta: Porque hoy a un amigo severamente voy a reprender por unafalta ntuy grave. Justifica la utilidad de su acción no en lo que conviene hacer sino en lo que él mismo va a hacer68. Una demostración carece de fundamento6e cuando se basa en una razónfalsa. Por ejemplo: No se debe huir del amor, pues de él nace la amistad más sincera. O este otro: La 67 Prauro, Trinummus 23-26. 68 El reproche que hace el auctor de que Megarónides, el personaje de la comedia de Plauto, usa un falso silogismo es injustificado, pues en el lenguaje coloquial nam sirve para señalar una transición, no una conclusión. Una traducción más conecta sería: por ejemplo, hoy voy a reprochar a mi amigo una falta muy grave. CIcanóN en De ütu. | 1,95 comete el mismo error de interpretación. 6e El autor interrumpe el tema de las pruebas débiles (infrmae ra' tiones) para introducir una pnteba sin fundamento; (uana ratio), tras lo cual vuelve de nuevo a las primeras en el párrafo siguiente. 70 Cf. Anrsr., Ret. l40lbl0. Car-norr, pág.245, e Inlroduzione, págs. 6 ss., sugiere la posibilidad de que este ejemplo sea una interpretación etin- rológica de la amicitia a partir del tér'ri:.ino ümor' Igualmente es débii proposición un motivo necesariamente vcrsos de Pacuvio: < Ltt Fortuna es loca, ciega t'cstd, añaden, sobre ttna piedra Ilur:ia donde el Azar empuja lis ciegtt, repiten, parque no lis loca porque es cruel, inconstante L'sttipida, porqLte es incapaz Otrosfilóso.fos dicen, al contrario, rto influye la Fortuna. Todo, De hecho, Is vida y la experiencia (.-.omo Orestes, que se convirtió Ello se debió al naufragio 7r Tanrbién se critica a la filosofia norr, pág. 32, e hn'od., págs. 30-de uana ra¡it¡, debe interpretarse ?2 En esta segunda infirmo ratio, se linrita a cambiar el ejemplo. cs. por el contrario. correcla. 73 No sc ha pociido identificar cstos scptellarios trocaicos, asignados f'rag., 124 ss.) o al Dulorestes c¡tre, Pinís, 1957, pá9. 70). El poeta curso de la obra (cf. Il 23,37;27, pasaje citado. 243'1 También es débil la demostración que parece verdadera cuando en realidad repite lo que ya se dijo en la proposición. Por ejemplo: "Es un gran mal para el hombre la avaricia, pues el desmesurado deseo de riquezas causa al hombre grandes y numerosos daños". Aquí la demostración dice con otras palabras lo mismo que se ha dicho en la proposición. También es débil la demostración que presenta una justificación de la proposición menos eftcaz de lo que el asunto exige. Por ejemplo: (€s útil la sabiduría porque los sabios suelen cumplir sus obligaciones>>. O este otro: Es útil tener amigos verdaderos, pues así puedes tener personas con quien bromean. En demostraciones de este tipo la proposición no se ve confirmada por razones generales y completas sino débiles. Así mismo es débil la prueba que puede adaptarse también a otra proposición, como en el ejemplo de Pacuvio, que utiliza la misma razon pata explicar por qué dicen que la Foduna es ciega y estúPida. 38 En la confirmación de la demostración hay muchos errores que debemos evitar en nuestro razonamiento y observar en el de nuestros contrarios; y hay que tenerlos en cuenta con tanta más atención cuanto que una confirmación rigurosa de la demostración refuerza extraordinariamente la argumentación entera. Por ello los oradores más serios utllizan el dilemala para confirmar la demostración. Por ejemplo: 7a CrcanóN, De inu. 129, 45,lo denomina duplex conclusio' complexio y comprehensio; cf. en AnIsr., Ret. 1399a19, el tópico de las cosas opuestas). abandonar a un Razonamientos de esta que los utiliza o se refuta en contra del siguiente modo: (No te traÍo, hija mía, Si es honrado, con con el divorcio te Se refutará uno solo de las afirmaciones Pero si píensas que Cresfontes ¿por qué me casaste con él? Lo tenía por honrado,' me equivoqué; después lo he Como vemos, refutar puede hacer de dos maneras: mas lácil de imaginar. 75 Segirn J. TolrraHN, Zu Cornificius, Berlin. philol. Wochenschrift unos versos del Cresphontes de de Eurípides. F. Manx, Prolegomena, retórico de origen griego. el ejemplo sean específicamente hija a divorciarse sin su consentimiento bajo su potestas. Se trataría por sine m.anu en el cual el al menos hasta la época tiene un recién nacido en sus brazos debe de haber dado a luz>>76. En efecto, por sí mismas estas afirmaciones no ofrecen una demostración firme, aunque si concurren también otras semejantes, tales signos aumentan notablemente las sospechas. También es defectuosa la confirmación cuando lo que se dice contra un adversario puede aplicarse a otra persona o incluso al propio hablante. Por ejemplo: Los que se casan son desgraciados. Pues tti te casaste dos vece11. También es defectuosa la que presenta una defensa banal. Por ejemplo: Cometió el crimen inducido por la cólera, por su juventud o por la pasión. En efecto, si se admiten excusas como ésas, los mayores crímenes quedarán impunes. Tarnbién es defectuoso aceptar como ciefto, porque todo el mundo lo admite, algo que es aún discutido; por ejemplo: Escucha: [os dioses, qLte poseen el poder de mover cielos e inJierhacen la paz entre ellos y t,iven en concorclia18 lnos, 7o Cf. Anrsr'., tlet. 135']'b15, sobre los (argumentos necesarios>; CrcrnóN, De í.nu. I 43,8 I , sólo prcsenta conto caedis sigttum el cnr¡r. 77 Se trata dc una cita de una conredia desconocida; cf. WanurNc'roN, Rentains of Old Latin, ll, pá9. 622; aunque Rrnrecx, Trag. Rom. Frag., 300-301, piensa que podrían perterrecer a una disputa entre Jasón y Medea en la Medea de E¡.'rNro. 78 Cf. Crc., De inu. | 49, 91. Puede tratarse de unos versos procedentes del Thyestes de Ennio en los que Tcsproto debe intervenir para intcntar reconciliar a Atreo y Tiestes. irnpresión de haber sido Por ejemplo: Si me habría permitido que los pues habría hecho esto o pensé en ello . Igualmente es un error una falta evidente. Por ejemPlo: <Cuando todos te buscaban me marché de tu lado; ahora yo sola, con enormes peligros' También es defectuosa tendida en sentido diferente Por ejemplo, si un demagogo del pueblo: Es preferible ieyes. Aunque estas cosas para amplificar, de que esas palabras susciten También es defectuoso masiado genéricas; falsas, la única áf"ntu posible demasiado genéricas son otro asunto; por ejemplo, decirlo en pocas palabras, 7n Versos atribuidos al Medus de Medea que regresa para vengar Old Latin,ll,pág.262; Rtunacr, en De inu.l48, 90, usa este 8o Cf. la definición de iniuria debe ser demostrado en la discusión. Por ejemplo, si se acusa a alguien de robo y se dice de él que es deshonesto, avaro y taimado, presentando como prueba el hecho de que le ha robado 8r. Igualmente es un error refutar un asunto que se discute mediante otro que también está en discusión. Por ejemplo; No debéis aceptar como excusa, censores, que el acusado diga que no pudo presentarse tal como había jurado hacer. Yo pregunto: si no hubiera regresado al ejército, ¿habría dado la rnisma excusa al tribuno militar?. El error proviene de presentar como ejemplo no un caso claro y resuelto por la justicia, sino un caso dificil y sujeto é1 mismo a discusión 82. Del mismo modo es un effor no precisar claramente un asunto que es objeto de gran controversia y dejarlo de lado como si estuviese resuelto. Por ejemplo: El oráculo habla claramente, si quieres entenderlo: Entregar las armas a un gL{errero com.o el que las llevó es lo que ordena si queremos conquistar Pérgamo. Yo aJirmo ser ese hontbre; es justo que yo use las armas de mi hermano y que me sean adjndicadas, porque .toy su pariente y porque soy émulo de su valor 93. 8r Cf. en Anrsróreres, Ret. l40lb12 ss., el lugar comín ek semeíon en el que se da por establecida una relación que no es lógicamente uecesaria ni está probada por los hechos. t' Cf. ll 25, 39. El ejemplo parece formar parte de la controversi¿r mencionada enl14,24. 8r Vcrsos procedentes del Armorum iuclicium de Acio según WenrlrrNc- roN, Remains of Old Latin, II, pá9. 362, o de la obra del mismo título de Pacuvio, segírn Manx, Prolegomeno. pág. 132. Áyax solicita las armas y desanoilarlo luego con Pues si siente vergüenza, pero si es incapaz de sentir ¿.de qué sirve acusar a quien Parece darse a sí mismo ¿Y qué dice a continuación?; Ahora 1,o haré que te conozcan También es un error juez o del público, bien o a los hombres los sentimientos tipo. También es un defecto se ha prometido probar en Hay que evitar así mismo que se discute. A propósito cuidado en no añadir u omitir la causa para pasar a de Aquiles que Agamenón entregará Atenea. 8a Fragmento de una tragedia como ejemplo por los oradores s0, 93. 85 Se trata del primer uso conocido la actividad de los parlidos políticos. auctor se refiere probablemelrte justifique una acusación diferente a la que presenta el acusador, algo que muchos defensores suelen hacer de manera intencionada cuando la dificultad de la causa les obliga a ello. Por ejemplo, si alguien, acusado de utilizar sobornos en unas elecciones, respondiera que en el ejército fue recompensado muchas veces por sus generales. Si observamos con atención estas faltas en el discurso de nuestros adversarios, a menudo los pondremos en evidencia demostrando que no tienen nada que decir sobre la cuestión. También es un defecto censurar un arte, una ciencia o una ocupación cualquiera por los defectos de los que se dedican a ella, como los que censuran la retórica por la vida censurable de algún orador87. También es un error creer que basta con demostrar que se ha cometido un crimen para señalar que lo hizo una determinada persona. Por ejemplo: Está plenamente probado que el cadáver se encontraba desfigurado, tumefacto, lívido. En consecuencia, ha sido envenenado. Si entonces el orador, como hacen muchos, se centra en probar que la víctima fue envenenada, cae en un defecto bastante grave, pues lo 86 En la ,4ntiopa de Pecuvro, que sigue el modelo de la tragedia de igual nonrbre de Eurípides, Zeto, que se muestra hostil a la cultura, y su gernelo Anfión, partidario de ella, entablan una discusión. Se trata de una controversia que tuvo amplio seguirniento retórico. Cf. Clc., De üul. I 50, 94;De orat.II37,l55; y Hon,tcro, Epist.I 18,41. 87 Cf. Crc., De ínu. I 50, 94. El autor se hace eco aquí de las violentas canrpañas contra la retórica (cf. por ejernplo, PraróN, Gorgias 457a) que QurN'rrr-r,rNo (XII l,32), más de cien años después, aún se veía obligado a contestar. El argumento es erróneo porque va dirigido contra la person¿l (ad hominem), no contra los hechos (ad rem.). Por ejemplo, clue el pueblo reciba trigo cuidadosamente las ventajas los inconvenientes de aspectos que se desea omitir menos importantes Es también un defecto obligado a reprobar una se discute quién debe recibir al Estado y al pueblo ba o los vestinos de Pina, una de las dos ciudadesel. a unos por preferir forma que, después de hacer algún elogio para por parcialidad se es enemigo 88 Esta ¿lülosa confutatio ralionís del De inu. I 50,94, con la confirmatío-confutatío Ret. a Íler. (cf. supra, ll 5,8). 8e Cf. Crc., De inu. 150,94. como uitiosus es recomendado De inu.l2I,30. e0 Es éste uno de los escasos en este libro segundo. er Probable alusión a un episodio guerra social. Alba Fucens, 302 en territorio equo, cerca de del estatuto de municipium. leal a Roma y tuvo que soportar autorizados a defender su propia causa, cambió más tarde de opinión y, al presentar esa misma ley, dijo que se trataba de una propuesta distinta porque el nombre era distinto. Según argurnentaba, no pretendíahacer regresar a exiliados sino a expulsados forzosos. Como si la discusión se centrara en el nombre que se les debía dar o como si no se llamara exiliados a todos los que han sido sancionados con la interdicción del agua y del fuegoe2. Pero talvezpodamos justificar la actuación de Sulpicio si tenía algún motivo para actuar asíe3. En cualquier caso, nosotros debemos considerar que es una falta suscitar una discusión por un carnbio de nombres. ze46 Puesto que el ornato se consigue mediante sírniles, ejemplosea, amplificaciones, precedentes judiciales y todos los e2 La intcrdicción del agua y del fuego (aqua et igni interdic'tio), sír'nbolo de la comunidad, suponia la exclusión de la rnisma del condenado y Io colocaba fucra de la protección de las leyes romanasJ con pérdida de los derechos de ciudadanía. El concepto de exilio o destierro carnbió en csta época, pasando de ser un simple alejamiento voluntario a urr procedimierrto pcnal del estado. Cf. Cosrr, Cicerone Giureconsulto, l, pág.284; F. L,rNrne,Ncur, ll diritto nei retrsri rontani, Milán, 1938, pág. 487. e3 Segirn G. Calroll, La retorica preciceroniana e la politica a Roma >, Enlretiens stu' I'AnÍiquité classique, Fondatiott Itardt XXVlll (1982), 94, el autor no se referiría, como se ha pensado nrucho tiempo, a los exiliados por la Lex Varia del año 90, pues éstos sí tenían derecho a defendcrse. Podría tratarse de los seguidores de Saturnino o de los italianos excluidos de Rorra por Ia Lex Licinia Mucia. Las razones del cantbio de Sulpicio, qr-re afectaba a muchos de sus propios partidarios, no están claras aunque el auclor no muestra hostilidad hacia é1. "a Para la Ret. a Atej. 1429a, y para AnrsróraLEs, Ret. 1356b9, el ejenrplo (nrádeignru), esto es, la inducción retórica, constituye uno de los no existe una base de equivalencia ouando es perjudicial para Un ejemplo es defectuoso si es deshonesto y por tanto ¡rlicaciones mayores o menores Un precedente judicial si se refiere a un caso no se discute, o es deshonesto, aducir un mayor número adecuados. También es defectuoso vez que los adversarios lo tuvo lugar, pues También es un error Por ejemplo, si se acusa de aporlar las pruebas decisivas que nada hay más no se discute si la acción ". principalcs medios de la argumentación. sección de la argumentación a la es Ni el auctor ni Crcrnór.r, tuitiosa exor¡tatio, Io que sería indicio a ambos tratados. oo Cf. Crc., De inu. I44, 82, ala reprehensio. e7 EI autor distingr-re dos funciones, 47 ; Crc., De inu. I 49, 92; y Anrsr., denrostlación. ha sido el objetivo del orador en la argumentación y qué es lo que ha probado en la demostración, en la confitmación de la demostracién y en el conjunto de la argumentación. 304't Las conclusiones, qtre los griegos llaman epílogoi, comprenden tres parles, pues están formadas por la recapitula' ción,la amplificación y la apelación a la misericordiaes. Podemos servirnos de las conclusiones en cuatro lugares: en el exordio directo, después de la narración, después de una argumentación irrefutable y al término del discursoee. La recapitulación|o\ nos permite reunir y mencionar los puntos sobre los que hemos hablado, pero de manera breve, e8 En la Ret a Alej.,1444b-1445a,y en Antsrórnr-rs, Re¡. l4l9bl0 ss., la conclusión tiene cuatro funciones: inclinar al auditorio a nuestro favor y en contra del adversario; amplificar y minimizar; excitar las pasiones en el oyente y hacerle recordar. La división tripartita procede de Isócrates o de Hemrágoras, aunque en las retóricas anterio¡es ya se encuentra prácticamente toda la teoría aquí expuesta; cf Cur¡olI MoNrrrusco, Exordium, págs. 86 ss. El componente emotivo del epílogo (eídos pathetikrtn) tiende a especificarse en dos sentimientos que necesariamente deben suscitarse en el juez para obtener el éxito, la conquestio (conmiseración de sí misnro) y Ia indignatío (indignación contra el adversario); cf. WIsse, Eth.os and Pathos, págs.98-99, y S. ScnwuNnunrH-WetLe, Studien zu den rhetorischen Überzeugungsmitteln bei Cicero und Aristoleles, Tubinga, 1986, págs. 186 ss. Sobre el tratamiento en CrcrnóN, cf. De inu. I 52,98. Sobre la conclusío como figura cf. infra, IV 30, 4 I . ee Aunque su colocación más habitual es al final del discurso, la importancia de la función de resumen de la conclusio hace que pueda utilizarse también en otros lugares; cf. CIc., De inu. I 52 98; Part. orat. 8,27; Lnusnrnc, $ 431-442; y C.rr-norr MoNranusco, Exordium, pág. 85. t00 Enumeratio (anámnesis, anakephalaíosis). Cf. Ret. a Alej. 1433b; Crc., Part. orat. 17 ,59; Qurur., VI I , I . Esta enumeratio no debe ser con- ia recapitulación se remonte pues el discurso compuesto con excesivo el arte del orador, hacer memorial0r. Por ello, el efectuarse a partir de la exponer de manera ordenada Ia confirmación y en la refutación. La amplificaciónto2 para conmover a los oyentes Para amplificar una acusación los lugares comunes de los lirndida con la que sirve para enumerar en I 10, 17. r0r Sobre la dissimulatio arfis, Contra f a ostentación de memoria CrcEnóN, Parf. oral. l7,60.CrcrnóN, De inu. | 52, 98, presenta proceder de la fuente común a t02 Amplificatio (aúxesis). io (lY I 5, 22; 39, 5 I ; ü'acundia fue codificada ya por Tisias 272a;Crc., Parf. orat. 15, 52; Ma.155 ss. y 255-257; KsNNErv, De inu.ll 53, 100 (8.C.G., núm. t03 En De inu. I 53, 100-54, comllnes) frente a los diez expuestos habían sido nrencionados por Anrsrórelrs, correspondencia incluso verbal retórica lleva a reconocer un origen Ciceros de inuentione, pág.54. especial, qué sanción han previsto las leyes en estas cuestiones. El segundo lugar se usa cuando consideramos a qué personas afectan los actos que denunciamos; si a todos los hombres, que es 1o más odioso; a nuestros superiores, como son aquellos a quienes se refiere el lugar común de la autoridad; a nuestros iguales, es decir, a personas que tienen nuestras mismas cualidades morales y fisicas y son de igual condición; o a nuestros inferiores, aquellos que en todos estos aspectos se encuentran por debajo de nosotros. Con el tercer lugar nos preguntamos qué ocurriría si se tuviera la misma indulgencia con todos los culpables y mostramos los peligros e inconvenientes que surgirian si dejáramos sin castigar ese crimen. Con el cuarto lugar mostramos que si se perdona al acusado, muchas personas que se contienen todavía ante la expectación del fallo judicial se animarán a cometer otros crímenes. El quinto lugar se usa para mostrar que si se resuelve en esta ocasión en contra de lo que sostenemos, no habrá ningún medio de coregir el mal o remediar el error de los jueces. En este caso no estará de más recurrir a la comparación con otras situaciones para mostrar que otras cuestiones pueden atenuarse con el tiempo o corregirse atinadamente, pero que no habrá rer¡edio alguno para mitigar o corregir este erTor. Ílerenio podría ser debida a la existencia de lagunas en las notas disponibles por el autor. Con el séptimo lugar mostramos atroz, cruel, sacrílego, propio es, por ejemplo, ultrajar r¡ue da origen a guerras y Mediante el octavo lugar rrn delito común sino de algo y por ello debe ser severidadloa. El noveno lugar consiste ¡ror ejemplo, decimos que hombre libre que robar un por pobreza, el otro por Mediante el décimo lugar que han acompañado clue implica, en unos términos que con la sola enumeración si ante nuestros ojos se se desarrollara la acciónl06. roa Los adjetivos spurcum y rrulgare, singulare, inus¡tatum (cf. es conecta). Además, nefarium con Io que la diferencia entre ros Cf. Anrsr., Ret. 1414b8 Qurur., VI 2,21. Un uso de este puede verse infra, IY 8, 12. ¡06 Cf. Clrc., De iru. | 54, 104. (lY 39, 5 I ) y la demonstratio '244.6 nos ocurrirá si no somos absueltos; si suplicamos y nos encomendamos a su compasión; si describimos las desgracias que recaerán sobre nuestros padres, hijos y parientes por culpa de nuestro infortunio y, al mismo tiempo, mostramos nuestro dolor por su inquietud y pena, no por nuestras desventuras, si recordamos la clemencia, bondad y piedad que hemos tenido con otras personas; si demostramos que siempre o durante mucho tiempo hemos conocido circunstancias adversas; si deploramos nuestro destino e infortunio; si decimos que mantendremos un ánimo fuerte y paciente ante las desgracias. La apelación alapiedad debe ser breve, pues nada se seca más rápido que una lágrimar08. En este libro he tratado en sustancia las cuestiones más oscuras de toda la retórica. Por ello pondré aquí punto final 107 Misericordia (éleos, oíktos). Crc¡nóN (De inu. I 55, 106-56, 109) menciona dieciséis /oci. Según K. Aur-lrzrv, Apsines peri eléotr, Wiener Studien 39 (1917),26-49, ambas listas serían de origen rodio, procedentes tal vez de Apolonio Molón, el maestro de Cicerón, como se desprendería de Crc., De inu. 156, 109. La apelación a la misericordia en un discurso judicial es un concepto prearistotélico que se encuentra ya en la ReÍórica a Alejandro (1445a); cf. WIsse, Ethos and Pathos, págs.292-294. r08 Esta frase cs atribuida por Crcrnór (De inu. I 56, 109; cf. también Part. otat. 17,57) al rétor Apolonio, al que se suele identificar con Apolonio Molón, el maestro de Cicerón (aunque J. Bnozsrn, Apollonios, Real Enlrykl. klas. Altertumsw., vol. I, col. 140, lo identifica con Apolonio de Alabanda, nacido hacia el 160). La fórmula, que se hizo tradicional er-r la enseñanza retórica, junto con el precepto sobre la brevedad en el uso dc los elcmentos patéticos, es recogida por QutNru-raNo, VI l, 27-28. Sobre el proverbio cf. G. D. Kerrocc, Study of a Proverb Attributed to the Rhetor Apollonius, Amer. Journ. Phil.28 (1907),301-310; y Orro, Spt'ichv ¡órter, pá9. 184. contigo su conocimiento con su comprensión. retórica y yo estaré más animado de mi deuda. Estoy seguro bien. Y para dar cumplida ahora a las reglas que placer. l,l I SUMARIO L M¡.r¡nr,q orr- r-rnno III (1) II. El cÉN¡no DELIBERATTvo. OsFinalidad de las deliberaciones: Partes de la utilidad (3) La seguridad (3) La fuerza (3) El engaño (3) La dignidad (3) Lojusto y sus partes (3) La sabiduría (3). - Lajusticia moderación (3) Lo loable (7) Preceptos del género deliberativo III. Er cÉ¡¡¡no DEMosrRATrvo (10) Finalidad del género demostrativo El elogio (10) El reproche (10) Partes del elogio (10) Cilcunstancias cxternas al individuo Atributos fisicos (10) Cualidades morales ( 1 0) Preceptos del discurso deliberativo Partes de la representación (19) Lavoz y sus cualidades (20) Volumen (20) Firmeza (20) Flexibilidad (20) El ejercicio de la voz (21) Tipos de voz según la flexibilidad (23) La conversaci ón (23) Tipo serio (23).- Tipo explicativo (23). Tipo narrativo (23). - TiPo gracioso (23) La discusión (23) T'ono sostenido (23). - Tono cortado (23) La amplificaci6n (24) Tono de [a exhortación (24).- Tono de lo patético (24) Los niovimientos del cuerPo (26) VI. L'r vrr,ronre (28) Tipos de memoria: natural y artificial (28) Componentes de la memoria aftiftcial (29) Entomos (29) La selección de los entornos (30) Lnágenes (29) Tipos de imágenes (33) Recursos para obtener imágenes (35) Límites de la mnemotecnia. Necesidad del ejercicio continuo (3e) VARIANTES EorcróN ns M¡nx, 1923 III3,4 aliquam disciplinam Iscientiam] lll 3,5 uiris fortibus *xx tlel uiros III 3, 6 omnibus uerbis III 6, 1 1 quod rectum sit; aut IIl1,13 in laude, *,r.,¡ honeste III1,14 in uituperatione *+* (Dc) inde lransire oportet ad corporis commoda III 7, 13 totius pueritiae fuerit III I ,14 de his usum dicemus III 10, l8 dispositiones III 10, l8 interponi fin medio conlocari] oportet III I i,19 (nec) egregie III 11,20 amplificat III 1 1,20 exercitatio imitationis 11113,23 (et uocis remissione. Demonstratio est oratio) Creo haber mostrado en los detalle cómo conviene a cualquier causa judicial. para las reglas de la invención y demostrativas, para cumplir lo antes posible todos los preceptos Faltaban cuatro partes del lrablarnos en el presente libro: y la memoria. En cuanto requerir un tratamiento más desarrollado, en un cuarto libro, el cual y enviártelo para que nada te falte tanto estudiarás estos preceptos, quieras, bien sin mí, releyéndolos manera nada te impedirá alcanzar este úrtil ar1e. Ahora procura prestar avanzando hacia nuestro imagines eorum III 19,33 inceps 11120,33 si eum non, 11121,34 *xx in loco 11122,37 meminerimus 11122"37 multas Ceer.eN, TnrLLrrzscn, AcseRo deinceps Ceer-,rN, Acileno si eum non agnouerimus C,r, rr-nN, AcHeno (primo) in loco Scuürz, Ca- PLAN rneminimus Cnnl,+N, Tnl- LLr-Í zscH, Ceruolr, AcH¡no mutas Acn¡no Los discursos deliberativos buscar la mejor entre dos opciones I En la ordenación delas parres arln el estudio de la elocuÍ.io precedia C.f . supra, I 2, 3. El mayor tamaño rescrvar para ella un libro entero. l t, I I si clebe quedarse en Italia, regresar a su patria o pasar a Egipto para ocupar Alejandría> a. 2 Como en la mayoría de los tratados de retórica, el análisis del género deliberativo es breve, en parte por la importancia del género judicial, que corr su sistema de status derivado de las teorías helenísticas era más fácil de reducir a reglas, y en parte también por la necesidad de mantener alejados a los profanos de un dominio que debía quedar reservado para magistrados y altos funcionarios. Por otra parte, ni opt¡mqtes ni populares tenian en Roma espccial interés en desvelar sus recursos. Sobre los condicionamierrtos políticos de la enseñanza retórica en Roma cf G. Acrr¡rno, Pratique rhélorique et idéologie politíque dans les discours (opÍímates, cle Cicéron, Leiden,1981, págs. 20 ss. Sobre la oratoria deliberativa en general, cf. I. Bucr, Untersuchungen zur Theorie des Génos Symbouleutikót¡, Hamburgo, lt)70. r Se trata sin duda de una suasoria basada en las disputas sobre la polítrca exterior ¡omana entre Catón el censor y Escipión Nasica. Ambos acababan siempre cualquier discurso con una frase a favor o en contra de destruir Caftago; cf. Pruranco, Cat. maior 21 . El debate duró hasta el I 50 y tenninó con la imposición de un imperialisrno agresivo que se manifiesta en acciones como la destrucción de Cartago y Corinto el 146 y la de Numancia el 13-1, y pasó a las escuelas de retórica como muestra CrcanóN, De intL. f 8, I I y 12, I 7; cf. BoNNen, Roman Declantation, pág. 23. Sobre los aspectos políticos, ideológicos y culturales en torno a este debate cf. E. G,rrne, Aspctti culturali dell'imperialismo rotnano)), Athenaeutn 55 (1977), 49-74. a Probablcnlente se trata cle una suasoria basada en los temores cle Aníbal el año 203 ante la ingratitud de sus conciudadanos cuando el senado de su ciudad le exigió regresar con su ejército a África, tema que no parecc tener ninguna rclación con la realidad histórica; cf. Lrvro, XXII 60 ss. Sob¡e estos tcmas de suasorias, cf. QurNr., II 5, l3 ss.; VII l, l6 ss.; y la sátira que de ellos hace JuveNer-, Sát. Yll 162,164 y X 166-167. La Re' fórica a Herenio, y en menor medida La invención retórica, lnuestran que los profesores de ¡etórica romanos preferían las deliberaciorres sobre hschos actuales y conternporáneos lrente a los de origen mítico o lejano, si- rrisma6. Por ejemplo, el senado Escipión de las leyes para permitirle antes de cumplir la edad legal7 sobre cuestiones específlcas por motivos extemos. guiendo en esto las recomendaciones 199). , Giornale ltaliano 5 Cf. Lrvro, XXII 60 ss., donde se en el senado tras la derrota de ser popular entre los oradores, como De off. I 13,40 y lll 32, I 13; cf. Manx, Rontan Declamat¡on, pá9.23. 6 Anrsróreles, en Ret. 1359b20 de acuerdo con su tema: paz, defensa del territorio, importaciones mientras que la Rel. a A lej., en 1423a20-ká kephálaia) para la retórica deliberativa, con los de Aristóteles. Cicerón por entre las deliberationes, aunque embargo recordar las clasificaciones respecto n. a Crc., De inu.II 5 I , 156 7 Se refiere a P. Comelio Escipión pesar de la oposición del senado, pemtitió para luchar contra Cartago con sólo para poder ocr:par el cargo; págs.392 ss. La edad legal en tiempos de 43 años. Este tema y el siguiente declamaciones; cf. BoNNnn, Roman Declamation, E,n aquellas otras en que es un motivo externo el que da origen a la discusión, será éste el que haya que acentuar o atenuar 9. Los oradores que exponen su opinión deberán a lo largo de todo su discurso proponer como fin \a utilidadtj, de manera que todo el planteamiento de su discurso esté dirigido a e11o. 8 EI bellum ltalicum (guerra itálica, también llamada social) estalló entre Roma y sus aliados itálicos por la reclamación de estos últimos para que se concediera la plena ciudadanía romana a las ciudades aliadas dc Roma. El autor puede refcrirse bien a la propuesta de L. Julio César el año 90 para conceder la plerra ciudadanía romana a todas las comunidades aliadas que no se hubieran rebelado contra Roma, bien a la de los tribunos C. Papirio Carbón y M. Plautio Silvano el año siguiente (ex Plautia- Papiria) que concedía a todos los itálicos, con la excepción de lucanos y samnitas, la ciudadanía romana. Ci Alra.No, Bell. Ciu. 1 212 y 310, y Rorr¡ÁN, La república rom.ana, págs. 457 ss. Cor¡o el anterior, estc tema probablernente fue objeto de amplio desarrollo en las suasorias escolares; cf. Crc., De inu. 18, ll y 39,72; De orat,lII 28, 109; QurNr., lll 5, l3; Juvnnar, S¿Í¡. VtI 160 ss. e En su tratamiento del discurso cleliberativo, el auctor no considera el caso en que la acción viene necesariamente determinada, y por tanto excluye toda posibilidad de debate, una cuestión que sin embargo sí ñre tratadaporAntonio y otros oradores latinos; cf. Anrsr., Rct. 1359a33; Ctc., De oratore lI 82,336, y De inu. Il 57, 170. t0 [Jtilitas (tó symphéron; cf. Anrsr., 1le¡. l358b2l). EI auclt¡t' dcflte como objetivo (/inis, télos) del género deliberativo exclusivamente la a/i/l- ¡as, dividida en nüd y honesta, a la que subordina la honestus. Cicerón dilercncia más específlcamente etrtre ambos conceptos; cf. Dc inu. lI 4, 12; 51.156. que trataremos en conjunto o Lafuerza procede de los las máquinas de guerra, el reclutamiento este tipo. La astucia recure los golpes de mano, los que hablaremos en un momento día deseamos tratar el arte de del estadol2. La dignidad se divide en loable. Lo justo es aquello que se y el deber. Se divide en deración13. La sqbiduría ra es la capacidad el mal mediante la reflexión. Rat¡o nn (tó khrésimon) y ratio Ret. 1358b24, incluye la dignidad a la utilidad, mientras que CrcnnóN, paralelos. 12 Según Aclrano, Introduclion, de gran importancia para determinar Cernorr, págs. 6-10, presenta estos rle administratione rei publicae como opone a la atribución de la obra a Cornificio. que el desconocido auctor rnüestra, t3 Prudenlia, iustitia, fortitudo, cuatro conceptos bien conocidos de sophrosyne; cf. Rep. 428), del cual inu. ll 53, 160-54, 165. Un catálogo AnrsróreI-Es, Re¡. l366bl ss. I a Sobre la p nrdentia, cf . n. a Crc., /or consiste en aspirar a las acciones importantes y despreciar las pequeñas. También es la capacidad de soportar las fatigas con una recta valoración de su utilidadt6. La moderación es el control de las pasiones del almarT. 3 4 Usaremos en el discurso los lugares relativos a la sabiduría si comparamos las ventajas con los inconvenientes, aconsejando seguir unas y evitar los otros; o si en algún asunto sobre el cual podemos tener algún tipo de conocimiento [...] aconsejamos los medios o el método que se debe utilizar para cada cosa; o si recomendamos actuar en un determinado sentido recordando los antecedentes que hemos presenciado o escuchado. En este caso podemos fácilmente persuadir de lo que queremos aduciendo ese ejemplo. Emplearemos los lugares relativos a la justicia si decimos que se debe compadecer a los inocentes o a los que suplican; si mostramos que conviene ser agradecidos con los que lo merecen y explicamos que es preciso castigar a los que han actuado mal; que se debe ser absolutamente leal; si decimos que hay que acatar especialmente las leyes y costumbres de la ciudad; si decimos que importa respetar 15 Cf. Crc., De inu.ll 53, 160. Sobre el origen griego del concepto, cl. Anrs'r'., Zop. l43a Ét. Mc. ll33b; Ret, 1366b9. Al contrarioque los jr.rristas, que diferencian entre el izslns, confomre al derecho positivo , y el aequus, justificado, los oradores consideraban equivalenles iust¡tia y ae, quitas. Cf . L,rNrnaNcHr, Il diritto nei retori, págs. 109 ss.; Rreosnrr, Slldi sui Topica, págs. 218 ss.; y M. Dvcos, Les romains et la loi, págs.327 -338. t6 Cf. inft.a, IV 25, 35; Ctc., De inu.lI 54, 163; y Rreosa.rr, Sttrcli sui Topica, pág.214. It Cf. Crc., De inu.ll 54, 164, que incluye alamoclestia entre las partes de la tentperantia. los lazos de hospitalidad, clientela, alianza; si mostramos que ni peligro ni la enemistad deben si decimos que la justicia debe Con estos lugares -o con otros justicia mostraremos en las que la acción que recomendamos mientos contrarios, que es injusta. estaremos preparados para Pero si invocamos como acción la conveniencia de mostrar pondremos que se debe tender y que de igual manera despreciar las acciones bajas rarlas impropias de su dignidad. magnitud del peligro o del esfuerzo ninguna acción honrosa; que que ningún dolor debe hay que temer la enemistad de dad; que en defensa de la patria, des, amigos y de todo aquello es preciso afiontar cualquier peligro fuerzo. rB Cf S'rnoux, Rómische Rechtswisssenschaft, dí sui..Topica, págs. 216 ss.; y M. Ducos, re Según Acnano, pág.90,ésta es de pcrtenecer al rango senatoriai. Esta corespondiente de Lu invención retórica run simple e4ues. desaconsejamos ir dernasiado lejos y fijamos los límites de cada cosa. Debemos aumentar estas diferentes clases de la virtud si las aconsejamos, y atenuarlas si las rechazamos, disminuyendo los puntos que acabo de enumerar2o. Evidentemente no habrá nadie que opine que debemos apartarnos de la virtud, pero el orador dirá que esas circunstancias no son pnreba de una virtud extraordinaria o incluso que la virtud consiste en comportamientos diferentes, no en esos que se nos muestran. Igualmente, y en la medida en que podamos, mostraremos que lo que nuestro adversario llama justicia es cobardía, incapaci dad, perezay disipación; 1o que llama sabiduría 1o calificaremos de conocimiento vano, gárnrlo e insoportable; lo que é1 llama moderación 1o calificaremos de incapacidad e irresoluta negligencia; 1o que llama valentía, lo denominaremos temeridad irreflexiva, propia de un gladiador2r' Lo loable es lo que ptoporciona un prestigio honroso para el presente y para el futuro. He separado lo loable de lo .justo no porque esas cuatro categorías que he incluido bajo el nombre de lo justo no proporcionen habitualmente un prestigio honroso sino porque, aunque lo loable tiene su origen en lo justo, sin embargo ambos deben ser tratados por separado en el discurso. Es cierto que no conviene actuar 'o Cf. lll 3, 4-5. Sobre la relación entre elogio y censura cf' Anrsr", Rel. 1367 a32 ss.; Crc., De inu' lI 54, 165; Part. orat. 23, 8l ; Top' 25' 94; y Rrnosart, Studi stti Topica, pág.216; LeusoEnc, $$ 240-2a8; MnnrtN, Anlike Rhetorik, Págs. 177 ss. 2r Sobre el uso de la definitio, cf infra, lY 25,35; Anrsr', Rel' 1367a; y Crc., De inu. Il 54, 165. personas más cualificadas -por a la clase de los ciudadanos a la clase inferior-, por por todos los ciudadanos, por la posteridad. Ésta es la división de lugares Debo ahora exponer cómo desarrollar Podremos comenzar recuriendo exordio por insinuación, o a que se comienza en las causas Si es preciso narrar los hechos, narrac i ón utllizar i os mi smos Puesto que en este tipo de dad y ésta se divide en consideraciones la dignidad, siempre que sea a probar arnbas cosas en mostrar una sola, nos limitaremos Pero si afirmamos que nuestro recurriremos a sus dos subdivisiones, En efecto, 1o que para conseguir en mi exposición astucia, nombre más honroso de estrategia. en lo justo y podemos que incluye, usaremos una división cuatro no son aplicables, trataremos como podamos. Usarernos la demostración mediante los lugares -ya indicados- y refutando rnediante 47 de la otra en la dignidad, como era el caso de aquellos que, cercados por los cartagineses, deliberaban sobre io que podían hacer23. El que aconseja atender a la seguridad usará los siguientes lugares: nada hay más útil que salvar la vida; nadie puede recurrir al valor si previamente no tiene en cuenta la seguridad; ni siquiera los dioses ayudan a quienes se exponen ireflexivamente al peligro; no es posible considerar digno nada que no ofrezca seguridad' El que recomienda atender a la dignidad antes que a la seguridad utilizarálos lugares siguientes: en ninguna circunstancia se debe renunciar al valor; incluso si nos asusta el dolor o nos espanta la muerte, ambos son preferibles al deshonor y la infamia; hay que pensar en la vergüenza que caerá sobre nosotros; no lograremos ia inmortalidad ni la supervivencia eterna, ni tampoco la seguridad de que, rtna vez superado este peligro, no surgirá aigún otro; es un timbre de gloria afrontar la muerle rnás allá del deber; también la forluna suele favorecer a los valientes2a; la verdadera seguridad es la vida con honor, no una salvación provisional; por el contrario, el que vive en el deshonor nunca podrá considerarse seguro. tt Cf. supra, ll I 8, 28. 2r CrcEnó^-, De inu. ll 57, 71, que utiliza la misma suasoria, precisa que se refiere a los habitantes de Casilino, en Campanla, atacados el año 216 por Aníbal; cf. Lrvro, XXIII l4-16,y BoNNNen, Roman Declamation, pág.23. E,l tema es utilizado también en la segunda suasoria de Séneca padre. 2a Se trata de un proverbio muy común entre griegos y ronanos. Cf. Orro, Sprichwórler, pág. 144, con referencias, entre otros, a TeneNcIo, Phorn. 203, y Ctc., Tusc. II 4, l l. Pasemos ahora a las causas Puesto que éstas incluyen el elogio utilizar para la censura los recursos a determinar para el elogio. circttnstqncias externas al individuo, o a sus cualidsdes morales2l . 2i Cf. Anrsr., Ret. 1368a1 ss., l394al0 los ejemplos en el genus deliberatiuum. 26 Cf. Crc., De ínu.11 59, 177. Mientras la deliberativa el objetivo fundamental (ueces o legisladores), el de la retórica rnar con su arte la mente de los curso de una acción. De hecho, tanto de la práctica oratoria y tampoco (cf. Crc., De orot.ll 11,45 ss.). Para de oratoria estaba relacionado más con persuasión. Las sr-rbdivisiones del género antigua como panegírico, encomio, invectiva, tanto el elogio como la censura, aunque analógico derivado de los otros cf. D. A. G. Hrxrs, Tria genera (1936), 170-176; F. SornrseN, The Aristotelian KrNNrov, Art ofPersuasion, págs.152 Antike Rhetorik, págs. 177-209; y, zur Thearie des Genos epideiktikon /es, Múnich, 1960. 27 La clasificación procede de Pl¡Filebo 48e; Leyes 697b) y Anrslórrr-I l84b) y sc encuontra ya en la retórica 1422a), Cf. Crc., De inu. I 53, l0l y II orat. 1 l, 38; Top 23, 89; y las referencias ca, págs. 230 ss., y Sor-rr,rsnN, The Aristoteli.de la lletórica a Herenio que trata lt Los atributos Jísicos son aquellas cualidades o defectos que la naitraleza concede al cuerpo: agilidad, fuerza, belleza. salud y sus contrarios. Son cualidades morales las que dependen de nuestro juicio y reflexión: sabiduría, justicia, valor, moderación, así como sus contrarios. En este tipo de causas, éstos serán los recursos de la demostración y la refutación. En el exordio, que será directo28, partiremos de nuestra persona, de la persona de la que hablamos, de nuestros oyentes o del tema mismo. Para elogiar recurriendo a nuestra persona diremos que actuamos por nuestro sentido del deber, en razón de los lazos de amistad; o que lo hacemos voluntariamente, pues las cualidades de la persona implicada son tales que todo el mundo debería desear recordarlas; o porque es justo mostrar nuestro propio caracter alabando el de otros. Para censurar diremos que tenemos motivos para hacerlo por la manera en que fuimos tratados; o que lo hacemos voluntariamente porque consideramos útil que todos conozcan una maldad y perversidad sin parangón; o porque censurando a otros queremos mostrar aquello que nos desagrada. incluye preceptos sobre la disposición del material en este tipo de discru'- sos que se atribuyen generalntente a la tradición de Isócrates. 28 En el genus demonstratíuum no tiene cabida el exordio indirecto, prrcs, al contrario que en los otros dos géneros, su objeto es un certun y sólo por analogía con éstos puede considerarse dubium según la alternativa dcl elogio (tonestum) y de la censura (turpe); cf. Leusannc, $ 61. Para censurar expresaremos que puede decirse en su contra como a título de ejemplo antes. Para alabar recurriendo no vamos a elogiar a alguien poco y sólo para recordarlo; que acepten conocer puesto que quienes escuchan el mismo interés por la virtud ha tenido o tiene, diremos fácilmente sus acciones aquellos Para censurar utilizaremos que lo conocen bien, diremos poco sobre la maldad del acusado; pediremos que lo conozcan dado que los oyentes que censuramos, confiamos su conducta. Sobre los propios hechos de 1o que debemos elogiar mencionando muchas de las otras muchas más; añadiremos estilo. Para censurar recurriremos a éstos. 2e Se trata de un recurso tradicional. t. 36; Duwósreves, Fi lípícas 2, I elogiar o censurar, se usarán las reglas de la narración expuestas en el libro primero. Utilizaremos la siguiente división: expondremos los hechos que pretendemos elogiar o censurar, luego, describiremos el orden y el momento en que cada uno de ellos ocunió, para que se pueda entender lo que hizo esa persona y la prudencia y habilidad que mostró. Pero antes deberemos presentar sus virtudes o defectos y, luego, explicar cómo su carácter logró sacar partido de esas ventajas o inconvenientes físicos y de las circunstancias externas. El orden que debemos respetar al describir su vida es el siguiente: en lo que respecta a las circunstancias externas, ascendencia. Como elogio: antepasados de la persona; si procede de buena familia, se dirá que fue igual a ellos o los superó; si es de origen modesto, que triunfó por sus propios méritos, no por los de sus antepasados. Para censurar: si procede de buena familia, se dirá que ha deshonrado a sus antepasados; si es de baja extracción, que aun así los ha envilecido. Educación: como elogio, que durante toda su infancia ha sido educado en los valores de la honestidad y la virtud; como censura, que se aparló abiertamente de ellos. t1 En 1o que respecta a las cualidades fisicas: si tiene prestancia y belleza naturales, hay que decir que éstas fueron para él motivo de alabanza, no, como para otros, de ruina y deshonor; si tiene una fuerza y una agilidad excepcional, diremos que las adquirió mediante el ejercicio y el entrenamiento honesto; si goza de buena salud, que se debe a sus cuidados y al control de sus pasiones. Como censuta, siempre que tenga estas cualidades diremos que ha abusado Luego, volveremos a las examinar las virtudes y defectos ¿Fue rico o pobre? ¿Qué ¿Qué hechos le han conferido enemistades ha tenido? ¿Qué frente a sus enemigos? ¿Qué ¿Qué lealtad, qué benevolencia, hacia sus amigos? ¿Qué riqueza o en la pobreza? ¿Qué de sus funciones públicas? de muerte tuvo y qué ocurrió das las circunstancias en que de las personas habrá que mencionadas. Así, en caso de fueron justos, otros valerosos, prudentes; en caso de censura, fueron injustas, otras otras estúpidas. Con esta disposición es perfectamente debemos tratar las tres partes hay que tener en cuenta que ellas en un elogio o en una censura, o, cuando existen, son tan mencionarlas. Por ello que nos parezcan más sólidas. Al final del discurso emplearemos en forma de recapitulación. frecuentemente breves lugares comunes. en alguna ocasión. Además, aunque no es frecuente tratar este tipo de causas individualmente, en las causas judiciales y deliberativas el elogio o la censura ocupan con frecuencia un lugar importante. Por ello pensé que debía dedicar también a esta clase de causas una parte de mis esfuerzos. Ahora que hemos terminado la parte más dificil de la retórica, esto es, vla vez que hemos estudiado a fondo la invención y la hemos aplicado a todos los tipos de causas, es el momento de pasar a las otras partes. En consecuencia, hablaré a continuación de la disposíción3q. 30 Casi la mitad de la obra está dedicada ala inuentio, lo cual revela la importancia que ésta había alcanzado en la retórica helenística, tal como hará Cicerón en La invencíón relórica. MarrHrs, llermagoras, págs. I l3 ss. y I 90 ss., supone que ya la fuente griega común a ambos tratados habría transferido de la dispositio a la inuentio todo el análisis de las partes del discurso, revelando así que la integración entre la preser-rtación de acuerdo con el modelo de las partes del discurso y el de las (partes de la retórica>> (fficia oratoris) se había realizado ya. De hecho, la retórica aristotélica (cl. Anrsr., Ret. l403bl ss.) consideraba explícitamentc como objeto de la táris e|tratamiento de las partes del discurso y también Hermágoras debió de tratarlas en aquella sección que denominó oikonomía' Ya G. Tnrrrr, Quaestiones de Cornifici et Cíceronis artibus rhetoricis, Gleisswald, 1889, págs. 96 ss., había cuestionado la pertinencia del tratamiento de las partes del discurso enla inuentio y K. Banwtcr , Die Gliedenng der rhetorischen rntNa, pág.3, aun sin creer en la dependencia de anbas obras de una fuente común, pero convencido de que Cicerón fue influido por la Ret. a Her.,habíajustificado la inserción delas partes oratio- ¡ls err la inuentio por pafte del auctor ad Herennium sólo por una mayor facilidad para su conocimiento. La dispositio, que el autor trata brevetneute en tan sólo tres parágrafos, ocupaba en el orden peripatético de los oflicia oratoris el tercer lugar, precedido por la elocuÍio. Cf. I l, I y 2,3 str- de disposición: uno que se otro adaptado a las circunstancias Ordenaremos el discurso retóricos si seguimos los preceptos primero, esto es, si utilizamos la demostración, la refutación, a los preceptos respetamos De igual manera dispondremos, no sólo la causa entera ción, ordenándolas, tal como proposición, demostración, ción, prueba, ornato y conclusión. basada en las reglas retóricas discurso como a las argumentaciones. Pero cuando uno debe apartarse reglas retóricas, existe una disposición a las circunstancias según plo, comenzar con una naración, sólido o con la lectura de un del exordio una prueba y luego cambio de este tipo en el orden bemos hacer alguno de estos causa. En efecto, si vemos que atención o que se muestran nuestros adversarios, podremos exordio y comenzar el discurso pra, Leusnanc, gg 442-452; MnnrrN, C,rr-ror-r, 262 ss.; y J. Wrssr, Ethos and tal que nadie aceptaría escuchar el exordio con ecuanimidad, comenzaremos por la narración y volveremos luego a las ideas que pretendíamos exponer en el exordio. Si la narración es poco verosímil, comenzaremos con algún argumento sólido. A menudo es necesario recurrir a estos cambios cuando las implicaciones retóricas de la propia causa nos obligan a modificar la disposición siguiendo los propios preceptos teóricos. 18 En la confirmación y refutación de las argumentaciones conviene respetar la disposición siguiente: pondremos los argumentos más sólidos al comienzo y al final de la causa; en el centro debemos situar los de valor medio y aquellos otros que, sin ser inútiles para el discurso, tampoco son necesarios parala demostración y que son débiles presentados aisladamente o de uno en uno, pero agrupados con los otros adquieren solidez y verosimilitud32. En efecto, inmediatamente después de terminada la narración el oyente espera que la causa pueda ser confirmada con alguna prueba, por 1o cual debemos presentar de inmediato alguna argumentación firme. Y puesto que se recuerda con facilidad lo que se ha dicho en último lugar, al terminar el discurso es útil dejar fresco en el ánimo de los oyentes alguna prueba muy sólida. Como la disposición de los soldados en la batalla, esta disll Sin embargo, en I 6, I 0 el autor aconseja pa¡a estos casos recurir al exordio indirecto. 12 Se refiere el autor a lo que QurNrrr-reNo, V 12, 14, denomina disposiciórr homérica. Un ejernplo puede verse en Homeno, Il. lV 297-299. Yo, al menos, no me atrevería partes de la retórica es la con seguridad que la representación importantes34. 13 Pronuntiatio (hypókrkis). Cf. 7, 9. El término griego está relacionado lo ctral revela la estrecha dependencia las represcntaciones teatrales y el 1443b26, fue el prirnero en incluir retórica, aunque no llegó a sistemafizarla,Teofrasto, que escribió una obra sobre r , Tlreofrastus on Delivery, and Work, Rutgers University Studies págs,209-229). y parece que también En Roma los oradores asianos lrasta llegar a formas histriónicas 123 ss. y 368 ss.), aunque también esta parte, especialmente en el mouere 188). Por el contrario, tanto la Retórica de Cicerón se muestran más moderadas estando ambas próximas a la la pronwttiatio en la retórica antigua, der Redner im Altertum bis 1920, que constituye el tratamiento err la teoría retórica romana Cicéron et son goút. Essai sur une la fin de la Republique, Bruselas, 1976, senza microfono>, en Ars rhelorica págs. 23-53; U. Mer¡n-Erc¡rHonN, Frankfutl am Main, 1989; y G. des antiken Redners>>, Gymnasium ro Sobre la irnportancia de la acorat.lll 56,213; Brut.29, ll0 y 66,234- escrito detenidamente sobre esta materia35 -pues todos pensaron que, en tanto que dependen de nuestros sentidos, no era posible tratar adecuadamente la voz, el rostro y el gesto-, y como es muy importante para el orador conocer esta parte de la retórica, me ha parecido necesario examinar la cuestión con el mayor rigor. La representación incluye las cuqlidades de la voz y el movimiento del cuerpo36. Las cualidades de la voz tienen unas características propias que se logran mediante la técla anécdota de Demóstenes que decía que, entre las cualidades del orador, la representación ocupaba la primera, segunda y tercera posición; cf. CIc., Brutus 37 , 142 Orat. 17 , 56; y QurNr., X13,7 . 15 Se trata de una afirmación injustificada, pues ya antes de la Retórica a Herettio habían escrito sobre la cuestión, entre otros, Teofrasto y el propio Plocio Galo; según Cernor-I, págs.264-265, aquí podría estar recogida parte de las enseñanzas de este último. Sin embargo, la expresión diligenler del texto parece sugerir que el autor no había encontrado ningÚrn tratamiento completo de la materia que tratara de manera detallada y sistemática todos los aspectos relativos ala pronuntiatio. 16 La división en cualidades de la voz (figura uocis) y movimientos del cuerpo (corporis motus) procede de Teofrasto, aunque conro tal es demasiado obvia; cf. Ctc., De orat.lil 56,213-58,219 y 60,224-61,227; Orat. 17 -55-18, 60; QurNr., Xl 3, l4-65. Esta división bipartita de la pronlmtiafio contrasta con la definición de la misma que el autor hace en I 2, 3, donde señala que la representación consiste en regular de manera agradable la voz, el rostro y los gestos, definición en la que por primera vez aparece en la retórica antigua el concepto de uenustas aplicado a la representación. Sob¡e la estética de la representación oratoria, especialmente en Cice¡ón, cf. Drsvour-rnz, Cicéron et son goút, págs. 157-165. sirve para conservarlo. fundamentalmente con declamación la aumenta un La flexibilidqd de la voz, a nuestra voluntad la entonación fundamentalmente con la práctica. Por ello, en lo que respecta cierta parte de la firmeza, como naturaleza y la segunda su único consejo que me cabe expertos los medios para cultivar embargo que debo hablar de conserva mediante la práctica de la flexibilidad vocal, especialmente 31 Magnitudo, frmitudo, mollitudo. el volumen (mégethos),la entonación rB El cuidado (odcuratio) incluye vida) y ejercicios procedentes de la teatral. , a0 Se refiere a los phonasci, maestros Anto¡rio en Crc., De oraÍ.I59,251. más bajo posible; la tráquea, en efecto, sufre si la llenamos de gritos agudos antes de acariciarla con suaves entonacionesal. Conviene también hacer pausas más bien largas, pues la respiración devuelve el vigor alavoz y la tráquea descansa al guardar silencio. También debemos dejar el tono sostenido y adoptar el de la conversación: gracias a los cambios no agotamos ningún tono de voz y conservamos el registro entero. Igualmente debemos evitar las exclamaciones agudas de lavoz, pues la tráquea sufre y se estropea con las exclamaciones demasiado fuertes y agudas y el atractivo de la voz se pierde en un solo grito. Al final del discurso es posible pronunciar largos periodos de un solo golpe de respiración, pues la garganta ya se ha calentado, la tráquea funciona plenamente y la voz, si se ha usado con una variedad de tonos, adopta un tono equilibrado y sostenido. ¡Cuántas veces debemos justamente estar agradecidos a lanaturaleza. como en este caso! En efecto, todo lo que hemos señalado que es beneficioso para conservar la voz produce igualmente efectos agradables en el discurso y así lo que beneficia a nuestra voz también es aceptado por el gusto de los oyentes. Otra vez una recomendación de origen rodio, pues los oradores asianos aconsejaban por el contrario forzar la voz. po al oyente para que reflexione. una entonación elevada conserva además, la variedad agrada cuando capta su atención con excita con las exclamaciones. aguda estropealavoz y molesta distinción y resulta más apropiada resa3 que a la dignidad masculina discurso un tono sostenido ayuda ella también la que en Ia conclusión caldea con más intensidad el Puesto que los mismos [medios] voz y hacer agradable el discurso, tiempo ambas cuestiones, presentando sideraba apropiados para la ftrmeza ciones pertinentes para agradar cuestiones 1o trataré más adelante, diente aa. La.flexibilidad de la yoz, de las reglas retóricas, exige En ella distinguimos la conversación, a3 un tópico de ra caracterización de las mujeres en Roma desde el punto r-eNo, Female Speech in Greek and (1980), I80-186, y J. N. Aoans, Female tichthon l8 (1984), 43-77. oo cf . in¡.a, III 13, 23 - 14, 2s. 244. -7 de los oyentes. La conversación incluye cuatro tipos serio, explicativo, narrativo y gracioso. El serio es un tono que presenta cierta gravedad y la voz calmada. El explicativo muestra con voz calmada cómo pudo o no pudo suceder algo. El narrativo cuenta cómo ocurrieron los hechos o cómo pudieron ocurrir. El gracioso es el que puede provocar en determinadas circunstancias las risas discretas y elegantesa6. La discusión se divide en sostenida y corf ada. En la sostenida el discurso se pronuncia con rapidez e intensidad; en la cortada, el discurso consiste en frases cortadas por pausas breves e intermitentes y con una pronunciación fuerte. La amplificación se divide en exhortución y en tono patético. La exhorlación sirve para excitar la indignación del os Sermo, contentio, amplifcaÍio respectivamente. El tono de la discusión representa la expresión vehemente y apasionada del debate formal, el de la convcrsación, el lenguaje habitual de la conversación inlomal. La teoría aquí expuesta parece seguir una orientación peripatética (cf. Anrs'r., Rc¡. l4l3bl5 ss.). El semzo incluye cuatro fipos: dignítas, demonsfratio, tnt rotio y iocatio; la amplificatio, dos, cohorlatio y cottquestio; y la con- /¿¡rllo tanrbién otros dos, conlinualio y distribulio. A estas categorías señala el autor qr.rc debcn aconlodarse los diferentes registros y matices dc la voz y los gestos. Sobrc Ia teoría de la conversación en la retórica antigua, especialnrente rolllana, cf. L. PenNor (ed.), Rhétoriques de la conversation. De l'Antiquité d l'époque motlerne (: Rhetorica, I l. vol.4, 1993), cn especial D. LÉvv, La conversation á Rome á la fin de la République: des pratiques sans théorie?, págs. 398-414. a6 El tono gracioso (iocotio) rctonra la diferencia que Aristóteles (Ét. 1r'/c. I l28al ss.) establece entre las bromas de buen gusto (eutrápelos) y la risa dc los bufones @atnolókhos). bo explicar qué pronunciación una de estas ocho subdivisiones. Para la conversación seria lumen vocal con la voz más tranquila sin pasar de los usos oratorios Para la conversación explicativa aigo más atenuada, con pausas manera que con la propia dicción y grabarnos en el ánimo del oyente En la conversación narrativa es ción para que parczca que las cosas te como ocurrieron. Si queremos vehementes, utilizaremos un habla rrar acontecimientos pausados, más lenta. Después, adaptando tenidos, modificaremos la entonación tonos, desabrido o amable, triste ción aparecen declaraciones, preguntas, maciones de sorpresa sobre lo dremos mucha atención en expresar los sentimientos y pensamientos Para la conversación graciosa, blorosa y expresión burlona, pero risotadas, deberemos pasar con de las bromas de buen gusto. a7 Cf. Crc., Orator25,86; eurNr., renciación entre la representación oratoria ilI t5,26. palabras, multiplicar las modulaciones y pronunciar las palabras con voz fuerte y rápida para que su emisión pueda seguir el vigor impetuoso del discurso. Si el tono es entrecorlado, debemos producir desde el fondo de Ia garganfa exclamaciones 1o más netas posibles; también es necesario que demos a cada pausa la misma duración que dedicamos a cada exclamación. En las amplificaciones en tono de exhortación usaremos una voz muy baja, un volumen moderado, una emisión de voz constante con frecuentes inflexiones y una enorme velocidad. Para el tono patético recurriremos a una voz contenida, un tono profundo, frecuentes intemrpciones, largas pausas y modulaciones acentuadas. Sobre las cualidades delavoz ya he dicho bastante. Ahora creo que debemos hablar de los movimientos del cuerpo 08. El movimiento del cuerpo consiste en cierto control de los gestos y de la expresión del rostro para hacer más plausible lo que decimos. Por ello conviene que el rostro muestre reserva y determinación y que los gestos no sean afectados ni groseros, para no dar la impresión de compoftarnos como actores ni como obrerosae. Por ello creo que a las rea8 El tratamiento de la gestualidad más cornpleto que tenemos de la Antigüedad es el capítulo 3 del libro XI de QurNrrr-r,qNo. Cf. el ya citado análisis de U. M¡.¡en-Ercr"rHonN, Dle Gestiktlation in Quintilian.s Rhetorllr, Frankñrrt, 1989. o' Se recoge aquí la concepción del decorum (prépon) de Teofrasto. Cf. Crc., De orof .ll 59,242; ll| 59,220: QurNr., Xl 3, 89. cha, adaptando a su rostro la indiferencia de acuerdo con lono es explicativo, inclinará adelante, pues es normal aceraar cia los oyentes cuando queremos pafiicularmente. Si el tono el mismo movimiento respecto al tono serio. Si es cn el rostro una cierta alegría, En el tono sostenido de brazos con rapidez, variaremos traremos una mirada penetrante. tada, conviene adelantar los plazamos de sitio, golpear intermitentemente pie derecho y mostrar una mirada Si utilizamos la arnplificación los gestos sean algo más lentos resto, actuaremos como en el Si utilizamos la amplificación palrnadas en el muslo, golpearnos rnostrar un gesto tranquilo y regular, rostro trtsteza y desesperación. No ignoro la dificultad de intentar expresar con palabras reproducir por escrito las entonaciones que no esperaba que una cuestión cil de tratar por escrito, pero pensé imposible, rni trabajo no sería era simplemente sugerifie lo que l5 proporciona la invención y guardián de todas las partes de la retórica5l. Ocasiones más oportunas tendremos para explicar si la memoria depende de la técnica o si su origen está entero en la natural eza. Hablaté ahora de esta materia dando por supuesto que en ella la técnica y los preceptos son de suma importancia. Por mi parte, creo que existe un arte de la memoria. En otro lugar diré por qué pienso así52. Por el momento mostraré en qué consiste la memoria' 50 La misma relaciórr entre la representación y el animus se encllentra en CrcrnóN, De orat. II 45, 189, y QurNrntaNo, VI 2' 26. Se trata de preceptos de la escuela peripatética y teofrástea adoptados por la escuela rodia de la que procede esta doctrina de la Retóríca a l-lerenio sobre la pronunliatio. 5l Comienza aqui el tratamiento más antiguo conservado sobre la memoria en cuanto técnica para recordar. Su incorporación a la retórica debió de ser tardía, pues falta en Aristóteles. En el caso del auctor se ha supuesto que sus teorías proceden de Hermágoras o de Carmadas y Metrodoro, maestros de Antonio. Los procedimientos mnemotécnicos son expuestos ampliamente por CIcrnóN, De orat.II 85, 350-88, 360, y QururIrIaNo, Xl 2, l-51. Sobre el tratamiento de la memoria en la retórica antigua, cf Knorr, Rhetorik, pág. 1096; KrNNeuv, Art of Persuaslon, págs. 75 ss.; Rreos,r'rt, Problemi, pág. 773; Manrtu, Antike Rhetorik, págs. 349-350; F. Yarrs, The Art of Memory, Chicago, 1966 [trad. esp., Madrid, 1976], págs. l-49; H. Caelar, Memoria: Treasure-House of Eloquence , en O/ Eloquence; Studies ín Ancient and Medieval Rhetoríc, lthaca, 1970, págs. 196-246 y H. Brurnr, Die antike Mnemofechnik, Hildesheim, 1969, págs. 128'134. En cuanto a la comparación de la memoria con un tesoro, se trata de una metáfora de origen griego frecuentemente repetida; cf. Crc., De orat.I 5, 18, y QuINr., III 3, 7. 52 No se sabe si el autor llegó a publicar alguna vez dicha obra. Cf. las notas a III 2,3 y lY 12, 17. que ha sido reforzada serie de reglas teóricas. Pero, aspecto, las dotes naturales rivalizan adquirido y, por su parte, la las cualidades naturales; lo mismo rnemoria natural, cuando es en ocasiones con la artificial artificial conserva y desarrolla a las reglas del arte. Por ello, para alcanzar la moria natural se ha de reforzar que se adquiere con el aprendizaje naturales. En este caso sucede las otras aftes, que la doctrina natural y las cualidades aprendizaje. Por ello también quienes tienen una buena memoria podrás comprender en seguida. confiadas en sus capacidades enseñanza, tendríamos sin embargo querer ayudar a los menos dotados. memoria artificial. La memoria artificial está genes. Llamamos entornos a naturaleza o por la mano del completos y específicos, sr Cf. las mismas distinciones en Crc., III3,4. l7 recordar. Así, por ejemplo, si queremos recordar un caballo, un león o un águila, deberemos situar sus imágenes en un entorno específico5a. Ahora mostraré qué tipos de entornos hay que buscar y cómo encontrar las imágenes y situarlas en ellos. Los que conocen las letras pueden escribir con ellas lo que se les dicta y leer en voz alta lo que han escrito. De la misma manera, los que han aprendido la mlemotecnia pueden colocar en los entornos lo que escucharon y gracias a ellos recitarlo de memoria. En efecto, los entornos son como las tablillas de cerass o los papiros, las imágenes son como las letras, ia disposición y localización de las imágenes es como la escritura y pronunciar el discurso es como la lectura. Por consiguiente, si queremos recordar muchas cosas, debemos procurarnos muchos entornos para poder situar en ellos un gran número de imágenes. Creo también que es necesario ordenar esos entornos para que su confusión no nos impida seguir las imágenes y podamos partir del entorno sa Los entomos (!oci) son partes precisas de un lugar bien deterr¡inado y pertenccen a lo que hoy se denomina memoria asociativa. Representan un nrcdio auxiliar ordenador mediante la distribución regular de un espacio conocido o invcntado. En cuanto a las imágenes (imagines, simulacra), recuerdan el actual concepto de memoria eidética y su lunción es hacer más profunda e intcnsa la relación entre los loci y los objetos que se quieren rccordar. Cf. Leusnrnc, $$ 1087-8. Ambos procedimientos han sido atribrridos respectivamente a Teofrasto (Srnoux, De Theophrastí uit'tutibus, píg. l) y a Hermágoras (Mlrrues, Hermagoras, pág. I I l, n. l). 55 Sobre la analogía con la cera, cf. Pr-aróN, Teet. lglc; Crc., Part. orat. 6, 26; De orat. II 88. 360. de conocidos, dispuestos en orden poco que comenzáramos a nombrarlos el final o por el medio, así, siempre ordenados, dejándonos llevar por cualquier lugar podremos tuado en esos entornos. Por ello nos siguiendo un orden. Deberemos estudiar con que hemos elegido de manera ra siempre, pues las imágenes, cuando no se utilizan, pero los ben perdurar. Además, para evitar meración de los entornos, conviene cinco56. Por ejemplo, si en el rnano de oro, en el décimo a Décimo, después será fácil poner cinco entornos. Por otra parte, es preferible gares desiertos antes que frecuentados, personas y sus idas y venidas de las imágenes mientras que van intactas sus formas. Además, que difieran por su aspecto y puedan distinguirse fácilmente si alguien elige muchos intercolumnios, tal confusión que no sabrá ya 56 El autor utiliza aquí una especie los cinco dedos de la mano; cf. Lrusnenc, I l1 t,, ü .' I l,f [, ,' t,,' | ', :z las imágenes. Los entomos tampoco deben ser ni demasiado brillantes ni demasiado oscuros, para que la oscuridad no oculte las imágenes ni el resplandor las haga deslumbrar. Los intervalos entre los entornos deben ser de dimensiones medias, poco más o menos sobre los treinta pies, pues el pensamiento es como la vista, que tiene menos fuerza cuando se aleja o cuando se acerca demasiado al objeto que debe contemplar. Aunque es fácil para quien tiene una experiencia relativamente amplia obtener tantos entornos y tan apropiados como desee, sin embargo quienes piensen que no encontrarán entornos bastante apropiados podrán disponer de tantos como quieran, pues la imaginación puede concebir a su gusto cualquier espacio y formar y construir en él un entorno. Por 1o tanto, si no nos satisfacen los entornos que están a nuestra disposición, podremos mentalmente determinar para nosotros mismos un espacio y disponer en él entornos apropiados, flíciles de distinguir. 20 33 Puesto que las imágenes deben parecerse a los objetos y para nuestro propio uso tenemos que elegir semejanzas de todas las palabras, debe haber, por tanto, dos clases de semejanzas, unas con los objetos, otras con las palabras. Las semejanzas con las cosas se logran cuando formamos una imagen que resume el asunto en cuestión. Obtenemos las semejanzas con las palabras cuando el recuerdo de cada nombre o de cada término se conserva gracias a su imagen. A menudo recordamos todo un conjunto de objetos con un solo signo y una sola imagen. Por ejemplo, el acusador dice que un hombre fue envenenado por el acusado, asegura todos los hechos. Si lo conocemos a la víctima de la en su lecho. Si no lo conocemos, nos imaginaremos que no sea de una clase inferior. al lecho del enfermo, con en la izquierda las tablillas y de camero. De este modo la herencia y el muerto después de la misma manera un entomo apropiado; así, cuando punto, recordaremos fácilmente las imágenes con cuidado rasgos más señalados. Expresar mediante imágenes nos exigirá un mayor esfuerzo imaginación. Deberemos hacerlo Ya su regreso a la patria los 57 Recuerda Macno¡ro (Sat.Yil un nervio se extendía desde mano izquierda (digitus medicinalis), del dedo rodeándolo a la manera (testiculi) de carnero solía utilizarse Cerrar'r, págs. 214-215, la imagen objeto sugerir el dinero utilizado para s8 lam domum itionem reges Atridae según Me.nx, Prolegomena, pág. 132, sugiere Rrnnrcr, Trag. Rom. Frag.de una tragedia del ciclo troyano de Esopo y a Cimbro caracterizados como Agamenón y Menelao para representar la lJigenia6t. Esto será <átridas preparan>. Así todas las palabras estarán recogidas62. Pero esta disposición de las imágenes sólo nos sirve si mediante esta notación ejercitamos la memoria natural, leyendo primero para nosotros mismos dos o tres veces el verso en cuestión y expresando luego las palabras con imágenes. De esta forma la teoría complementará a la naturaleza. Pues aunque ni una ni otra tendrían la menor fuerza si estuvieran separadas, debo hacer notar que la teoría y la técnica son mucho más útiles. No dudaría en demostrar este punto si no temiera que, al apartarme del plan propuesto, no respetara tan fácilmente la brevedad y claridad de mis preceptos. Si queremos recordar este verso, debemos en un primer... . 60 La ir.rtroducción del personaje Domicio viene justificada por el sintagma domum it¡onem por cuanto las sílabas finales te¡minadas en -m no se pronunciaban, con lo que resultaría algo así como dom'itiot¡'. En cuanq to al conflicto que aquí se presenta entre la aristocrática familia de los Marcii Reges y los plebeyos Domitií debe de tratarse de una invención del propio autor. 6r Claudio Esopo fue un gran actor trágico de la prirnera mitad del siglo r a. C., recordado elogiosamente por CrcenóN (De orat. I 61, 259). En cuanto a Cimbro, me¡rcionado exclusivamente aquí, nos es desconocido, aunque debía de tratarse igualmente de un acto¡ popular de la época, probablemente de origen cimbrio a jtzgat por el nombre. Cf. O. Rrnnecrc, Die rrintische Tragódie im Zeitalter der Republik, Leipzig, 1875, págs. 614-67 6, y Cr I. Grir-roN, Personal Aspects of the Ronan Theatre, Toronto, 1912, pág.247. 62 A pesar de lo que dice el autor, la palabra yu inicial del verso no está recogida. QurNrrr-reNo (Xl 2,25) critica este método mnemotécnico. para que, al conocerla, podamos evitar y qué otras elegir. Es la propia naturaleza mos hacer. Cuando vemos en ordinarias, habituales, no hay nada novedoso ni nuestro espíritu. Pero si oímos vergonzoso, deshonesto, o ridículo, solemos recordarlo habitualmente lo que forma inmediata ante nuestros perfectamente lo que sucedió esto sólo puede deberse al hecho se borran de la memoria con destacadas y novedosas mente. Nadie se sorprende ante todo y su ocaso porque ocurre los eclipses de sol porque se dan los eclipses de sol que los de más frecuentes.
La naturaleza ante las cosas vulgares logra conmover por lo novedoso o arte, pues, deberá imitarla y si se desea y seguir el camino que la naturaleza haya descubierto Pero La idea es un lugar común en las escuelas.
Lo lograremos estableciendo semejanzas tan marcadas como podamos; empleando imágenes que no sean mudas ni etéreas sino que representen algo; confiriéndole una belleza excepcional o una fealdad singular; embelleciendo algunas, por ejemplo, con coronas o vestidos de púrpura, para poder retener mejor su parecido; afeando otras, por ejemplo, presentando un objeto manchado de sangre o de barro o pintado de rojo, para que su aspecto sea más llamativo; o atribuyendo a las imágenes rasgos divertidos, pues también este recurso nos permitirá conservar más fácilmente su recuerdo. Porque recordamos con facilidad estas mismas cosas cuando son reales y no nos cuesta recordarlas cuando las imaginamos si están bien caracterizadas. Pero deberemos hacer lo siguiente: recordar mentalmente una y otra vez y con rapidez los entornos iniciales de las imágenes para refrescarlas.
38 Sé que la mayoría de los escritores griegos que han tratado sobre la memoria se esforzaron en reunir imágenes correspondientes a numerosas palabras, de manera que las personas interesadas en aprenderlas de memoria las tuvieran a su disposición sin necesidad de perder su esfuerzo en buscarlas.
No estoy de acuerdo con su método por diferentes razones. En primer lugar, porque, dado el número incalculable de palabras, sería ridículo ofrecer imágenes para un millar de ellas. ¡Qué poco valor tendrían cuando tuviéramos que recordar de la infinita abundancia de palabras ahora ésta, ahora aquélla! Por otra parte, ¿para qué querríamos impedirles a otros el esfuerzo y evitarles la necesidad de buscar ellos mismos las imágenes ofreciéndoles ya preparados los resultados de nuestra investigación? Además, cada persona que para nosotros está bien poco señalada. Por ello es preferible re las imágenes que le resulten la tarea de un maestro es enseñar que convenga en cada caso y una muestra o dos, a modo de pertenezca a una determinada las formas de buscar para encontrarlos, no presentamos Así creo que conviene proceder Ahora, para que no se te ción de las palabras es demasiado que no te contentes con recordar más útiles o más fáciles, debo que no rechazo la memorización efecto, que quien desea realizar pena previamente debe haberse Además, no incluyo la memorización recordar versos sino para memoria de los hechos que es así sin esfuerzo de esta dificil Pero así como en cualquier ñanza teótica resulta inútil sin de bien poco sirve la teoría en con el trabajo, la arlicación, Podrás procurarte el mayor 1o mejor posible a mis elios las imágenes deberás ejercitarte nuestras ocupaciones nos aparten con facilidad, no se te pasará por alto cuánto esfuerzo hay que dedicar para adquirir esta cualidad que nos resulta de tan gran utilidad. Podrás apreciar este consejo cuando hayas experimentado sus beneficios. No tengo intención de exhortarte más a este respecto para que no te parezca que desconfio de tu interés o que he hablado menos de lo que requiere el tema. Expondré a continuación la quinta parte de la retórica. Por tu parte, repasa cada una de las partes anteriores y, lo que es particularmente necesario, reafirmalas con el ejercicio. LIBRO I. II SUMARIO INrnolucclóx. El uso DE Los r (l) La teoría de los oradores griegos Refutación de la doctrina gricga. propios (4) Los neologismos técnicos (10) El ¡srrlo. GÉN¡nos v cue.lronoEs Géneros de estilos (1 l) Estilo elevado (1 1) Estilo medio (13) Estilo simple (14) Estilos defectuosos (1 5) Estilo hinchado (15) Estilo fláccido (16) Estilo flaco (ló) Cualidades del estilo (1 7) Elegancia (1 7) La corrección lingüística El solecismo (17).- La claridad: ténllinos comunes Composición (18) Distinción (18) I l Ir I interrogativo (23). - Sentencia (24). - Razonamiento mediante contrarios {25).- Miembro de frasc (26). - Inciso (26). - Periodo (21).- Isócolon (27). - Desinencias similares (28). - Finales similares (29). - Paranomasia (29). - Sujeción (33). - Gmdación (34). - Definición (35)'- Transicrón (35)' - Corrección (36) - Preterición (37). - DisjLrnción (37). - Coniunción (38). - Adjunción (38) - Conduplicación (38). - Interpretación (38). - Conmutación (39). - Concesión (39). - Dubitación (40).- eliminación (40). - asíndeton (41). - Reticencia (41). - Conclusión (41) - Onomatopeya (42). - Antonomasia (42). - Metonimia (43 ). - Perífrasis (43). - Hipérbaton (44). - Hipérbole (44). - Sinécdoque (44). - Catácresis (:45). - Metáfora (4.5).- Alegoría (46) Figuras del discurso (47) Distribución (47).- Licencia (48).- Litote (50). - Exposición (5 l). - División (52). - Acumrtlacióti (52).- Expolición (54). - lnsister.rcia (58). - Antítesis (58). - Comp:rración (59). - Ejemplo (62).-- Imagen (62). - Retrato (63).- Caracterización (63). -' Dialogismo (65). - Personificación (66). - Alusión (67). - Concisión (68) - Descripción (68) III. Epi¡-oco. ExnonrrrcróN AL ESTUDIo DE LA RETóRIcA Y A su pRÁc'r'IcA. Bnrv¡ sur.r¡.nlo DE LA oBr{A ENTERA (69) Eolcró¡* oE Menx, 1923 IV I, I hoc neccssitudine IV l, 4 Ladas aur. bouiscum sisonius IV 3, 5 suis tulerit lV 4,7 de Pacuuianis nuntios M,7 uirurn omnium omnia an omnia a nemine [aliud alium] IV 5, 8 quod unius omnis artis partes IV 6, 9 cum a se hominibus M,9 gigneretur IV 7, 10 in generibus ferme semper IV 8, I 1 oratio figurae genere IV1l,16 confiniigenus IV I 1,16 obliquam reddunt orationem M2.17 ur locus unus quisque IY 12,17 latinitatem, explanationem VARIANTES utamur, quam ante exposuimus, et ut repetatur IY 16,23 quos tantopere timeat, eos necesse est *** M7,24 difficile est primum *** uirtutes reuereri IV18,25 [Contrarium idem fere est, quod contentio] IV 18,26 ut **¡. cum commodum M0,27 haec + omnia w21,29 dilegere \V22,30 quid ueniam, qui sim, quare ueniam, quem insimulem M2.30 non tam perfecte |V23,33 sit idem contrario IV28,39 ut edis ry28,39 quae de illo dici Possunt non dicunhrr, quae dicuntur dici non Possunt \/28,39 dicite atque innuite: parebo N 29,40 aliqua rcs confici Potuerit |Y32,43 id a *utuentorum conficitur lY 32,43 aut inuento lY35,47 maximae poenae ante exposuimus, ut repetatur AcH¡.no quos tantopere timeat, eos necesse est ut quoquo modo possit ueneficio Petat AcIleno difficile est primum uirtutes reuereri Acu¡.no del. Sc¡türz, CeeLlN, CeI-eor- t, Acnenn et cum commodum Clele.N, Acn¡,no haec omina CarleN, Acr¡¡.no deligere Ceer-eN, TntllrrzscH, Car-ror-r, Acrr¡.nn quare ueniam del. HA..asE, Carle. u, Acn,+no non tam adfectanda Acueno sit e contrario Acn¡no ut edas M¡nx 1894, CeeL,rN, Txrlr-rrzscH, Acnnno quae de illo dicuntur dici non possunt, quae dici Possunt non dicuntur Acn¡no dicite, atque obtemperabo Tnr- LlrrzscH, Acr¡eno aliqua res aut fieri aut non fieri potuerit Acrr¡,no id aut ab inuento conficitur Crl- BOLI aut ab inuentore CALBoLI maximas poenas Cnpr-eN, Acrreno rv39,51 lv 39,5 I rv40,53 an egestatis 'r,{,* inueniuntur flagrabit conueniant, + maleficia necesse est M3,55 loquitur IV43,55 exinde ut haec loquetur M3, 56 commutabimus tractando dupliciter IY 49,O quod genus est IV50,63 sicuti notae quae naturae IV50,63 **x fl¿¡f, si mihi molesti non essetis IV50.63 ne quid is barbaris turbent IV50,63 inuitat lV 51,64 domnaedi IV51,64 iam it intro N 51,64 comparat IV54,68 post urbem Viminacium IV54,68 pulsus IV55,68 dilabans Como en este libro, Herenio, es necesario, utilizo ejemplos de los griegos que han veo obligado a exponerte brevemente decisión. Suficiente prueba de no por voluntad, es que en los introducción ni digresión. indispensables sobre tarea de exponerte los restantes planeado. Pero comprenderás conoces antes lo que dicen los I El objetivo de esta critica, que incapaces de aplicar sus propias teorías, cual CrcnnóN (De inu. I 6, 8) rnenciona semejante. El prólogo refleja los debates retórica, basada en la ir¡itación de los de la nueva retórica, pero salvo en el responde a una problemática de de lo que dice el autor, el libro cr"de una gran variedad de fuentes, Banwrcr, Die Vorrede zum zweiten Ciceros und zum vierten Buch 105 (1961),307-314, y Ca.rnou, refleja perfectamente las doctrinas En primer lugar, dicen que lo hacen movidos por la mo- y no aceptar que los ejemplos destia, pues les parece presuntuoso no contentarse con ense- que los suyos propios significa ñar su arte sino además pretender ellos mismos crear ejemplos se basan para preferir los suyos. de acuerdo con sus enseñanzas; eso es, dicen, hacer osten- Además, ¿es que el propio tación de sus cualidades, no enseñar las reglas de la retórica. basta para hacer más aceptable z Por ello, el primer impedimento es fundamentalmente el pu- para aumentar en los hombres dor, para que no parezca que sólo aprobamos y apreciamos bien, ofrecerles la esperanza lo nuestro y despreciamos y nos burlamos de los demás. En de la imitación las cualidades efecto, cuando podemos tomar un ejemplo de Ennio o citar acrecienta la ambición de los otro de Graco, parece pretencioso dejarlos de lado y recurrir Por último, según ellos Li a los propios2. samente en elegir cuidadosamente ¡ i E,n segundo lugar, los ejemplos son el equivalente de los rentes, diseminados y dispersos . testimonios. El ejemplo, como el testimonio, confirma lo cursos, y lograr presentar para i ' que la enseñanza sugiere pero sólo ha comenzad o arealizar. I : , ¿No sería entonces ridículo que alguien recurriera en un li- r El principio del prestigio (auctoritas) tigio o en un proceso a testimonios de su propia casa? como desde ANaxiurr.rns (Ref a Atej. 1428a). los testimonios, los ejemplos se utilizan para demostrar al- ss., subraya la importancia de la personalidad Conviene, pues, no tomar ejernplos sino de escritores de grar Ia credibilidad entre los oyentes, mayor reputación, para evitar que lo que debe servir de ';:;:X:;"ri":;::W*:il:?:prueba necesite a su vez ser demostrado. De hecho, o se ven porcrcenóN (De orat.I6,23;3g,1g0; obligados a considerarse superiores al resto de los escritores político y social del concepto de aucÍoritas, Hermes 60 (1925),348-366; J. Herrrcoude.s relations et des partis politiques, cialmente L. C¡lnou Mourrrusco, **Ouro en el libro primero (I t0, l8 ss.): exposición de la tesis ca >, Vichiana,3.o ser., I, l-2 (1990),contraria ($$ l-3), reJutatio ($$ 3-7) y confrmatio ($$ 7-10). autor es partidario de ella entendida 2 Sc refiere probablemente a Cayo Graco (153-l2l), cuya inclrrsión mejores y conlo superación global del aquí no debe extrañar dada la tendencia filopopr.rlar del aucfor. Por st Leusnnnc, hi 1164-1242. pafie, los Annales de Ennio,junto con Plauto uno de los autores más cita- a Sobre Lucio Licinio Craso (140-dos hasta la aparición de la Eneida, fueron libro de texto en las escuelas época, cf' LerveN, Orationis ratio, págs.84-90. ¿quién podría reconocer y distinguir las cualidades que exige su arte en escritos tan numerosos y dispersos sin poseer un dominio consumado de la oratoria? Cuando alguien lee un buen discurso o un poema, admira al orador o al poeta sin comprender qué es lo que produce su admiración, pues no puede saber dónde reside ni qué es o cómo se ha logrado lo que les agrada tanto. Pero quien entiende todo esto, quien elige los ejemplos más apropiados y reduce a reglas y preceptos todo lo que merece especialmente figurar en un tratado, es necesariamente un maestro en esta materia. Por tanto, la capacidad de utilizar ejemplos ajenos en un tratado propio representa el grado más alto de su arte. Al expresarse así, estas personas nos impresionan más por su autoridad que por la verdad de sus argumentos. En realidad lo que temen es que para adoptar las opiniones contrarias a la nuestra se considere suficiente que haya sido defendida por los que inventaron este arte y encuentran ahora en razón de su antigüedad un amplio reconocimiento general. Pero si aceptan examinar la cuestión punto por punto dejando de lado su autoridad, comprenderán que no todo debe ser aceptado por razones de antigüedad. En consecuencia, examinemos primero si lo que dicen sobre la modestia no es demasiado infantil. Si la modestia consiste en callarse o en no escribir nada, ¿por qué entonces escriben o hablan? Y si escriben algo original, ¿por qué la modestia les impide escribir la obra entera? Es como si alguien fuera a Olimpia a correr en los juegos y, estando ya dispuesto en la línea de salida, acusara de pretenciosos a los que han empezado a correr y tras la barrera naffara a otras orador o poeta o a algún lanzarse ala arena de la retórica. mación demasiado fuerte, pero el elogio por su modestia, soberbios. <¿Qué pretendes?>>, tu propio tratado, nos no los puedes demostrar pues Procura no actuar pretenciosamente para tu nombre con el trabajo antiguos oradores y poetas tomasen y cada uno recuperase de nada les quedaría a éstos que pudiesen Pero, dicen, puesto que a los testimonios, como en su personas de mayor reputacióru. se utllizan aquí no para sino como explicación. por ejemplo, que hay una figura emplear palabras que tienen el siguente ejemplo de Craso: debemos>>6, no estamos prestando 5 El texto es corrupto. Un corredor velocidad, es recordado varias veces 55, l6; SÉNece, Epíst.85,4; JuvENar, un corredor con el nombre de Boisco aparece en JeNoroNre (Anáb.5,8) referido es una conjetura de Turnebus 6 La cita pertenece a un célebre L. Licinio Craso en defensa de la propuesta para linritar la participación de los equites pues en caso contrario no puede servirles de prueba. Sin embargo, lo que ellos hacen no concuerda con lo que hacen en realidad. ¿Por qué? Porque prometen escribir un tratado de retórica y presentan ejemplos tomados por lo general de autores que desconocían este arte. Y ¿quién puede entonces demostrar 1o que ha escrito sobre la retórica si no escribe algo siguiendo sus reglas?i. Hacen lo contrario de lo que parecen prometer, pues cuando se proponen desarroliar las reglas de su arte, parecen afimrar que han descubierto ellos lo que enseñan a otros, pero cuando escriben nos muestran lo que otros han descubierto. Pero también es dificib, dicen, elegir entre muchos. ¿A qué llamas dificil? ¿A lo que exige trabajo o a 1o que exige conocimiento técnico? Si es a 1o que exige trabajo, ello no es necesariamente digno de elogio, pues hay muchas tareas que no reportan gloria por el simple hecho de llevarlas a cabo. A menos que consideréis también motivo de glo- Cf. RoroÁN, La República Romana, pág.447. El pasaje completo es citado por CIcenó. , De orat.l 52,225: noliÍe sinere nos ctriquctnr seruire. nisí uobis uniuersis, quibus et possumus et debemus, la hgura utilizada es un homeoteleuton. Cf. infra, MA,28. ? Se recoge aquí un eco de la polémica contra Hermágoras, tal como K. Banwrcr, Die Vorrede zum zweiten Buch, págs.307 ss., ha puesto de relieve al confrontar este pasaje con CIc., De inu. I 6, 8, donde este rétor es c¡iticado explícitamente por ser incapaz ex arle dicere. Hasta en Hermágoras era habitual en la presentación de la elocutio tomar los ejcmplos de poetas y oradores, mientras que con el comienzo de la retórica técnica se produjo el cambio al uso de ejemplos propios, actitud que fue criticada por Cicerón a partir del De oralore, dent¡o de su ideal retórico isocráteo y humanístico característico de su programa educativo. que las importantes. ciefta cultura puede realizar esa pueden hacerlo sin un conocimiento cualquiera que posea ciertas en materia de estilo, podrá de acuerdo con los preceptos retóricos, sin dominarlos por alguien quisiera seleccionar Ennio o periodos de las de Pacuvio culto por haber hecho hacer, sería un estúpido, pues instruida podría fácilmente si por elegir ejemplos de claramente por la impronta lo has hecho por tus grandes conocimientos, no podría haberlo hecho, eso significa que tienes ciertos otros indicios para una gran cultura. Además, si acuerdo con las reglas del arte la retórica, escribir uno mismo un dominio aún mayor. Quien fácilmente lo que otros han escrito el que selecciona con facilidad misma habilidad para escribir. gran conocimiento del ar1e, es I Ennio y Pacuvio eran dos autores prinrero, por la frecuencia de sentenÍiae que exislieran recopilaciones. seleccionar adecuadamente ejemplos de obras ajenas. Ya he hablado bastante contra la opinión de quienes afirman que se deben utilizar ejemplos ajenos. Examinemos ahora lo que puede decirse desde nuestro punto de vista. Efectivamente, yo sostengo no sólo que se equivocan al utilizar ejemplos ajenos sino que cometen un error aún mayor al tomarlos de muchos autorese. Pero veamos antes el segundo de los puntos que he señalado. Si admitiera que se deben tomar ejemplos ajenos, demostraría que se deben tomar de un solo autor. En primer lugar, porque mis oponentes no tendrían ninguna razón que objetarme, pues podrían e Frente al uso de ejemplos propios, que remonta a los orígenes de la retórica (cf. KENNEUv, Art of Perumsion, pág. I l6), la práctica de utilizar ejemplos tonrados de una grarr variedad de fuentes es probablemente de orrgen peripatético y caracteriza a los sofistas y a la Retórica a Alejandro, estando relacionada con la doctrina retórica de la ntímesis, que alcanzó gran importancia en época helenística en relación con la teoría de los estilos. Mientras que hasta Platón se consideró más importante la inspiración del poeta, ya con Aristóteles, tal como revelan los ejemplos de su Poético, y probablerncnte por influjo de la teoría rctórica, se realizó nn primer intento por fornrular reglas de composición en las que la inspiración recibía una atención menor. Posteriormente se impuso un concepto de la in-ritación entendida como simple imitación o emulación de los modelos literarios clásicos, concepción que refleja QurNrrr-raNo, X 2; para los romanos del siglo I el problema que se les planteaba era dificil de resolver dada la ausencia de una gran literatura clásica a la que tomar conro modelo. Sin enrbargo, la vinculación entre las teorías de la mimesis y las del estilo no debió de tener lugar hasta una época posterior a la Retórica a l[eretüo, pues dificilnrerúe el auctor hubiera dejado de utilizarlo como argumento en su discusiónelegir sona es capaz de poseer todas no hay nadie que pueda conseguirlas uno tendría unas cualidades l?9as las cualidades pueden bién él se esforzará en conseguirlas lograrlo' se ejercitará en unas sin que esto resulte sorprendente maestro de retórica no ha logrado una sola persona. Así, tomando cos, Lelio, Escipión, Galba, porcino, oradoresl0, así como de poetas pensará necesariamente que ha podido obtenerse a parlir clue dificilrnente se lograrán unos autor. Se contentará, por tanto, y abandonará Ia idea de poder juntos consiguieron. por ello r0 Cf. los testimonios recogidos por nontm Fragm.enta, Turín,19764, en estos oradorcs. Una lista parecida es I 4, 5' Sobre la oratoria de este periodo de la Retórica a Hereni.o, cf, KlNNrov, leryey, Orstionis ratio, págs. 47_g0; que una sola persona pueda brillar en todos los apartados del estilo es que no presentan ejemplos propios o de un solo autor, o a lo más de dos, sino que los toman de todos los oradores y poetas. Además, si alguien quisiera demostrar que la retórica no es útil para expresarse, no sería un mal argumento señalar que nunca nadie ha logrado dominar todas las partes de este ar1e. Y ¿no sería ridículo que el mismo autor de un tratado confirmara con su propio juicio un argumento que refuerza ia tesis de los que desaprueban por completo la retórica?rr. Así pues, he demostrado que, siempre que se deba tomar ejemplos ajenos, habría que tomarlos de un solo autor. Pero ahora comprobaremos que bajo ningún concepto hay que tomar ejemplos de otros autores. En primer lugar, el ejemplo que presenta el autor de un tratado debe ser fruto de su propio talento, para que no ie ocurra 1o que al vendedor de púrpura o de cualquier otro ll Se rccoge aquí un eco de la disputa entre filósofos y oradores sobre el lugar de la retórica en el conjunto de las ciencias que tuvo lugar en el siglo rr a. C., en Ia que participaron todas las escuelas filosóficas: la peripatética, favorable parcialmente a la retórica, la académica, hostil a ella, la epicúrea, que se mantenía al margen de la cuestión, y la estoica, que propugnaba una síntesis de filosofia y retórica. La polémica llegó a Roma en la embajada enviada por los atenienses el año 155 en la que se etrcontraban el neoacadémico Carnéades, el peripatético Critolao y el estoico Diógenes y constituye el elemento de fondo que subyace al diálogo dc Cicerórr De oratore. Sin embargo, es posible también que el autor se refiera aquí a la hostilidad de ciertos círculos romanos contra la retórica. Sobre la cuestión, cf. Knorr, Rhetorik, págs. l0B0 ss.; K. Banwtcrc, Das rednerische llil' dungsideal, págs. 56-58; y KrNNeov, Art of Rhetoric, págs. 90 ss., y Art of P er s ua s i o n, págs. 322-330. solo puñado para mostrarlo. prestadas a otros las semillas bres, si Prometeo, cuando quiso hombres, se hubiera paseado queña vasija para pedirles unas culo12. Y estos maestros que mundo, ¿no se dan cuenta de toman a unos lo que prometen ra haber descubierto unos manantiales damente ocultos, y al tiempo una sed extrema y no tuviese rían de él? Estos oradores, que dueños de los manantiales sino las fuentes de la elocuencia todos, ¿no se dan cuenta de que Ia vez que prometen esto, ellos Cuando Cares aprendió de Lisipo mostraba una cabeza de Mirón, un busto de Policleto, sino que maestro mientras modelaba todo mente admirar, si quería, las obras Estos oradores imaginan que los pueden lograrlo con más provecho 12 Triptólemo recibió de Démeter fLrndir el cr"rltivo del trigo; en cuanto Diccionario de mitología, s.v. rr Cares, célebre escultor rodio autor pulo de Lisipo y contemporáneo de Alejandro, 69 Por el contrario, al enseñar debemos presentar ejernplos expresamente compuestos para adaptarse al contenido de la enseianza. Por otra parte, al pronunciar el discurso, la habilidad del orador le permite disimular su técnica para no revelarla y descubrirla a todos ''. Por eso, para comprender mejor las reglas es preferible utllizar ejemplos propios. Finalmente, también nos ha llevado a adoptar este método el hecho de que los términos griegos que hemos traducido están muy alejados de nuestro uso lingüístico; en efecto, los conceptos que no existían entre nosotros no podían formar parte del vocabulario usual. De ahí que necesariamente estas traducciones parezcan al principio bastante forzadas, pero ello se debe a deficiencias de la materia, no a deficiencias propiasr5. 'o Cf. I 10, 17; II 30, 41 y lY 23,32 sobrela dissimulatio artis. La justificación de esta idea se encucntra en el temor del oyente I selltirse engañado. En tanto que el orador debe buscar un equilibrio entre las paftes y el todo conlo exigerrcia de la expresión adecuada, y este equilibrio responde a procedimientos artificiales, la atificiosidad del ¡esultado debe encubrirsc. En la retórica latina esta tendencia es defendida por el orador Antonio (cf. Clc., [)e orat. ll 1,3-4), probablemente como una concesión al público, aunque tambiétr puede tratarse de un deseo explícito por ocultar la elocuencia de origen griego; cf. G. Calnolt, L'oratore M. Antonio c la Rhetorica ad llerennium, Giornale ltaliano di Filologia, n. s.,3 (1972), t20-t'77. f5 La cuestión de los onómala tekhniká, la tenninología especializada de las diferentes ciencias, planteó un serio problema de adaptación a la lengua latina. Aunque el auctor afirma aquí también su originalidad, es poco probable que la terminología empleada proceda exclusivamente de él salvo en aquellos términos que sólo él ernplea o que Quintiliano rechaz¿t en su uso como figuras. Se ha comprobado que cuando usa los mismos ese inconveniente. Por teoría retórica inventada por método para los ejemplos. Y a los principios del estilo. Dividiré la enseñanza del lugar diré los tipos en que debe estilo retórico; después que siempre debe tener. Hay tres géneros, que nosotros incluyen todos los discursos elevado, al segundo medio nombres quc Cicerón y Quintiliano, prestados, en algunos casos ligeramente casos en que sabemos que el nombre nombre como el ejemplo no son probablernente H. BonNecqur, La fagon de désigner rhétorique i Hérennius et dans les Rewe de Philologie 8 (1934), 141-158; e del neologismo da Cornificio HnnruNc, Ciceros Methode bei der phischer Termini, Hamburgo, I 970. t6 El aucfor r"¡tiliza el térmitlo Í¡gurq griegos, correspondientes alos genera características de un autor. El término referirse a las figuras estilísticas (skhémata) gen.5, 14, y QurNrrrraNo, I8, 16. Cf. bis Plinius d. J >, Wiener Studien ti Grauis (hartrón), mediocris (méson), nrencionada por primera vez la división ra dicendi). El origen de estas categorías len atribuir a Teofrasto. Sobre el orige' Antigtiedad, cf. D. A. Russnr-r-, Critic¡ hasta el uso más corriente del lenguaje correcto. Un discurso tendrá un estilo elevado si se aplica a cada concepto el vocabulario propio o figurado de mayor ornato que se pueda encontrar; si seleccionamos pensamientos nobies como los que se usan en la amplificación o en la apelación a la misericordia y si utilizamos figuras de pensamiento o de dicción que tengan gravedad (de éstas hablaremos más adelante;18. El siguiente es un ejemplo de este tipo de estilo: <¿Quién de vosotros, jueces, podría imaginar un castigo suficientemente adecuado para una persona que ha planeado entregar la patria a los enemigos? ¿Qué ofensa puede com- 129-147; Leenar, Orationis Ratio, págs. 26-27; Lxvsttlnc, $$ 1078- 1082; y Calnor4págs.287-289. La influencia de la escuela rodia sobre el autor se puede comprobar en la ausencia de toma de posición a favor de alguno de los tres estilos, frente a la postura de Cicerón de reivindicar el estilo elevado y el medio como rechazo a la posición de los aticistas, panidarios del genus humile. QuINrllIaNo, Xll 10, 59, une la teoría de los tres estilos con las tres funcioltes del orador, docere, delectare, permouere, corno ya lrabía lrecho Cicerón. La triple división del estilo en estos genet'ct, que es arlificiosa y bastante arbitraria, como no escapó a los oradores modemdos como QurNrIlteNo (XII 10, 66), aunque como tipología de base pueda resultar útil, tendría un extraordinario desarollo en la Edad Media, sistematizada con corespondencias entre los estilos y las condiciones sociales dc los personajes, tal como aparece simbolizada en la célebre rola Virgitii. Cf. F. Qunulneurx, Die antike Theorie der genera clicendi. im lateinischen Mittelalter (Ósten. Akademie des Wissens., Philos.-hist. Kl. Sitzungsberichte 241, Bd. 2), Yiena, 1962. r8 Cf. IV 13, 19 ss.; e7 auctor señala al analizar las figuras aquellas que se prestan especiahnente a la expresión elevada: repetitio (13, l9), c ont e nt i o (1 5, 21 ), inter r ogat io (1 5, 22), a dnomínatio (23, 32), p ermi s s io (29, 39) y dissolutum (30, 4 l). de familia, herido o, lo que I)ero contra este crimen, el más un castigo específico. En otros causan los delitos de unos afecta pocas; los implicados en este ¡rroyecto las más atroces desgracias ¡Almas feroces! ¡Funestos desprovistos de humanidad! pueden concebir? Han planeado los enemigos en nuestra ciudad, de nuestros antepasados y derribar saquear los templos de nobles ciudadanos, arrojar el de exponer a las madres y a del enemigo, hacer que la ciudad llamas del más pavoroso incendio. pensarán que han logrado sus su santísima patria. No puedo, para lavlleza de sus actos, vosotros no me necesitáis. Vuestro a expulsar de esta ciudad, el infame dominio de nuestros hombre que quería entregar todos Ie El discurso constituye una amplificafio ss.) perteneciente a la conclusión de un de el pr,rnto de vista lingüístico y estilístico Traité de stylistique lotine, Pans, 1954r, Rati.o, págs. 27-28. En él se dan lles, paranomasias, periodos, arcaísmos, t2 aliados que solían combatir a nuestro lado y defendían con su valor y esfuerzo nuestro imperio. Conocen sin duda sus propios recursos y tropas y, por la vecindad y las relaciones de todo tipo con nosotros, podían igualmente conocer y evaluar todo el poder del pueblo romano' Cuando decidieron hacernos la guerra, decidme, en qué confiaban pata atacatnos, sabiendo que la mayoría casi absoluta de nuestros aliados permanecería fiel a sus obligaciones, viendo que no disponían de tropas abundantes, generales expertos, fondos públicos ni, en definitiva, nada de 1o que se necesita paratealizar una guerra. Incluso luchando contra algún vecino por una cuestión de fronteras o pensando resolver el conflicto en una sola batalla, habrían acudido al combate mejor armados y equipados. Mucho menos creíble es que intentaran con tan pocas tropas apoderarse del imperio que domina el mundo, un imperio que todos los pueblos, reyes y naciones han aceptado, unos por la fuerza, otros voluntariamente, vencidos por las armas o la generosidad del pueblo romano. Alguien se preguntará: '¿Y los habitantes de Fregelas?''. ¿Et fes, etc. El pasaje contiene aden"rás dieciséis clátlsulas formadas por dicoreos, frente a las ocho que aparecen en el ejemplo del estilo medio. 20 El genus mecliocre (estilo medio) se caracteriza negativamente por lo que no es: no presenta ni el páthos de la grandis figura ni la simplicidad desnuda dela.figura adlenuata. Es especialmente apropiado al exordio y a ciertas parles de la argumentación. 2r Fregelas, colonia latina aliada de Roma situada en el valle del río Liris, fue destruida por las tropas romanas el año 125 tras rebelarse contra Roma al ser de¡rotada la propuesta del cónsul Fulvio Flaco para conceder la cir-rdadanía romana a las ciudades itálicas que lo solicitaran. Sobre las circunstancias históricas de estos acontecimientos, cf. RolnÁN, La repit- que por falta de experiencia en su historia para cada que conocen lo que les ha obtener provecho propio ¿,Ningún motivo les indujo? cuando empuñaron las armas? sido tan insensato como para pueblo romano sin el apoyo por tanto, debió de existir. que os digo?>23. Para el tipo de estilo simple, hasta el lenguaje más común ejemplo: Un día llega éste a los a darse fricciones; entonces, el baño, hete aquí que un tipo 'Oye, joven, tus esclavos me una satisfacción'. Éste, que se rom.ana, págs. 408-409. Este cn lV 15.22 y 17,37. 22 Sobre esta máxima, cf. TEnnNcro, XXII 39, l0; TÁcrro, Anales lY 33; Cf . infi'o, M7,24. 2l Como en el pasaje anterior, el social y pertenece probablemente a frar.nmenti di Cornelio Sisennu, 22 l, piensa que el ejemplo anterior Vario y este segundo a la defensa. En estilísticas del pasaje, Mnnouze,a,u, ¡n, Oralionis Ralio, pigs. 28-29, el otro empieza a gritar en un tono que podría fácilmente hacer enrojecer a cualquiera: 'Eres tan insolente y grosero que parece que ni siquiera te has entrenado junto al reloj de sol sino tras la escena de un teatro o en lugares semejantes' 24. Eljoven se turbó; y no es de extrañar, pues todavía zumbaban en sus oídos las reprimendas de su maestro y tampoco estaba acostumbrado a este tipo de insultos. ¿,Pero dónde hubiera podido ver el joven a un bufón tan desvergonzado como para pensar que no tenía reputación alguna, que perder y que podía permitirse cualquier cosa sin temer por su buen nombre? 25. Estos ejemplos permitirán comprender los diferentes tipos de estilo. Habrá, pueS, una construcción gramatical diferente para el estilo simple, otra para el elevado y otra para el medio. Pero mientras intentamos practicar estos estilos, hay que evitar caer en ciertos defectos que están más o menos pró- 2a Se refiere aun solarium o reloj de sol que mandó instalar en el Foro el ccnsor L. Marcio Filipo el año 164 y que se convirtió en lugar habitual de reunión. En cuanto a los actores de teatro, por lo general tenían mala reputación, pues en principio solían ser esclavos del empresrrio. 2s Cf. M¡nouzr.e,u, Traité de stylistique, pág. 185, y LaEvaN, Orutionís Ratio, pág. 30, donde se analizan los rasgos pertenecientes al sermo cot¡dianl$ del pasaje anterior: uso de deícticos, diminutivos, asíndeton, parataxis, falta de oniato y de esfructura periódica, etc. El ejemplo es una narratío factual perteneciente al estilo conversacional (sermo) mencionado en III 13,23. En la retórica judicial es especialmente apropiado para la narralío del discurso, si bien por lo general en un nivel ligeramente más elevado que en la presente narratiuncula. da la apariencia de buena salud, tomar por elevado un discurso se utilizan palabras nuevas o un tono más grave de lo que "Quien vende su patria suplicio ni aun si es arrojado Castigad, pu€s, a este hombre de la guerra y destruido las La mayoría de los oradores del que buscaban, se dejan de nobleza sin lograr percibir Los que tienen como meta guen alcanzarlo, se pierden éste al que llamamosfláccido2e,2ó El concepto de desviación como pcripatético y ya Teofrasto había fueron los estoicos los que prestaron K. Benwrcrc, Probleme der stoischen der sáclrsischen Akademie der Wissenschaften Bd.49, Heft 3), Berlín, 1957,pá5s.el uso de los genera dicendi se cae en 2' Genus suflatum. Cf. Honacro, 28 El ejenplo, en el que en pocas abstractos en plural, poetismos, disjunciones lo épico de Ennio en sus aspectos más de sfylisÍique, pág. 194; LerueN, Orationis que es dudoso que los oradores latinos de la hinchazón asiana de la época probablenrente creación del propio puede peftenecer a algún proceso relativo 2e Genus dissolutum (ektetyménon). t5 sin duda habrán tenido en cuenta una y otra vez sus posibilidades, al menos si actuan realmente por propia voluntad y no tienen aquí dentro muchos cómplices, hombres perversos y sin escrúpulos. Pues todos los que desean emprender grandes empresas suelen reflexionar largo tiempo. Un lenguaje de este tipo no puede mantener la atención del oyente, pues fluye disperso por completo y no logra centrarse en una idea para desarrollarla con expresiones adecuadas. Los que no consiguen practicar correctamente ese estilo tan agradable y sencillo que hemos mencionado antes, caen en un tipo de estilo seco y sin vigor que podemos llamar adecuadamente Jlaco3t , como en el siguiente ejemplo: Un tipo se acerca a otro en los baños; luego le dice: 'Este esclavo tuyo me ha golpeado'. Luego le contesta el otro: 'Lo tendré en cuenta'. Entonces el otro tipo le insulta y grita más y más delante de mucha gente 32. Este lenguaje no tiene evidentemente fuerua ni elegancia, pues no consigue lo que caracteriza el estilo simple, un discurso compuesto de palabras correctas y bien elegidas. A todos los tipos de estilo, el elevado, el medio y el simple, añaden distinción las figuras retóricas de las que hablat0 Fhtctuans. Cf. Honecro, I rs poet. 26-7 . tt Genus exile (tapeinón). Cf. L¡.us¡enc, $ 1079. r2 El pasaje se caracteriza por el abuso de demostrativos, el uso de formas no sincopadas, las transiciones monótonas, las repeticiones numerosas y las frases breves y las faltas de concordancia. Cf. Menouzr.xv, Traité de srylrlstiqtte, pág. 195. y después a la inversa, procurando el cansancio con la variedad. Puesto que ya hemos hablado estilo, veamos ahora las cualidades correcto y acabado. El más presentar tres cualidades: elegancia, 11 Exontationes (skhémata); cf. ¡lo conro CrcEnóN, De orat. III 37, peripatético-helenistica, que tiene con aportaciones estoicas por Ateneo la orientación hedonística (omamental) de las figuras en la retórica antigua 505; ManrrN, AnÍike Rhetorik, págs. der stoischen Sprachlehre und Rhetorik, Grammaticali (lstituto di filol. class. Russrrr, Criticism in Antiquity, págs. ra Mediante la tractatio (cf. supra, para evitar la satietas se encuentra en Anrsrórerns, Ret. 1377a26. ar1ístico, encuentra su fundamento cf. Crc., De inu. I 41,76, y De r5 Para Anrsrórelrs, Ret. l404bl la claridad, la adecuación y la armonía. lingüística ftellenismós), la claridad y la ornamentación (kataskeué), (eklogé onomátón) y construcción /rlo presenta una sistematización tripartita si adscribir a Hermágoras o a la fuente la doctrina del autor. Así, las dos traducidas como latinilas y explanatío, mientras que la construcción (compositio), de h dignitas-ornatus, pasa a constituir alejado de toda falta. Dos son las faltas que pueden afectar a ia conección el solecismo y el barbarismo. El solecisrno surge cuando en un grupo de palabras no concuerda una palabra con la anterior. El barbarismo se produce cuando se usa alguna palabra incorrecta 37. Mostraré los medios con ios que se puede evitar esta falta en un tratado de gramática38. Ia onramentación, por lo general denominada ornatus, está representada aqrrí por Ia dignítas, que presenta dos rasgos esenciales: La grauitas y la suouilas (cf. IV 56, 69), y se subdivide en uerborum et sentenfiannl exornationes 0V 12, l8). De esta manera desaparece del esquema la categoría de la adecuación, la principal virtud de Aristóteles, al comprender el airc- /ol o sus fllentes que era ésta una exigencia inherente al resto de las viltudes que necesariamente debían ser puestas en relación con la personalidad del orador y los oyentes y las características del tema. Cicerón y Quintiliano volvieron a la cuádruple división original. Cf. K¡NN¡ov, Art of persuasíon, pág.278; G. M. A. G.lr.une, The Greelc ancl Roman Critics, Londres, 1965, pág.166; Russerr, Criticism in Antiquity, págs. 133-137; y Lrrra,rN, Orationis Ralio, págs. 3l ss. 36 Latinitas (heltenísnús). Consiste en la adecuación al sermo ptLrtts, libre de los defectos del solecismo y del barbarisrno; cf. Menouzeau, Traité de styli.stique, págs. 169-170; La.usnunc, $ 463; LerrvreN, Aratíonis Ratio, pág.31, 37 La diferencia entre barbarismo y solecismo está cn que el primero se refiele al nivel léxico (rerba síngla) y constituye el uitium correspondiente a la uirüts de los tropos, en tanto que el segundo se refiere al nivel sintáctico (uerba coniuncla/ y representa el uitium contrario alasJigulae. La distinción entre anrbos conceptos no se encuentra en Aristóteles. El primer grur.nático en quc se presenta esta distinción es el estoico Diógenes de Babilonia, aunque K. Banwrcr, Ptoblene der stoische Sprachlehre, pág. I I0, sospecha que probablernente ya antes de él Crisipo había elaborado esta distinción. 3E Constituye la primera mención en Roma tle un ars grailmlalica, aunque cotno otros proyectos r¡cncionados a lo largo del ¡-atado no parece aplican o pueden aplicarse de lo que hablamos3e. La construccióna0 consiste manera que todas las partes uniformes. Lo conseguiremos encuentros de vocales que producen e hiatos, como en la siguiente < Bayas doradas que el autor tLlviera ocasión para escribirla. con otros proyectos del autor. La estrecha y grarnaticales era una de las características por la filosofia estoica. re Sobre la distinción entre us¡tata de los gramáticos estoicos. Cf. Celuor-a0 La compositio (synthesis, harmonía) con annonía y elegancia las frases frases y las palabras en las secuencias de las unidades de modo tal totalidad organizada en su interior al nivel sintáctico como al fonológico. Quintiliano analizan detenidamente tanto en la estructura de la frase los esquemas métricos, aspecto este lor, al menos en el tratamiento teórico, dcl cstilo elevado mencionados antes Ia teoría de las claustilae ¡ítmicas. Theory of Composition,.from ils Origins ve¡ Chapel Hil, 1972. a¡ El texto latino bacae aeneae hiatos. M¡nx, Prolegomena, pág. I que el pasaje podría ser obra de o éste, también del rnismo poeta: Cualquiera niegue cualquier cosa a cualquiera a quien se etrcuenftre 44. Evitemos tarnbién la repeticióna5 excesiva de una misma palabra, como en esta frase: Si la razón de una razón no resulta evidente no es razonable confiar en esa razón46. Tampoco debemos usar de forma continuada palabras que terminen de la misma maneraal . Por ejemplo: < Llorando, sollozando, gimiendo, implorando>48. a2 La alitemción fue básicamente para la retórica antigua una clesviación ilícita. Sin embargo, en la poesía latina este rccurso fono-expresivo representó un papel importante, aunque el autor no la incluye en su lista de figuras. En cuanto a la teoría, no se sabe si procede de Hermágoras o de la fuente rodia; cf. Ce.rnorr, págs. 300-302, y P. Veusro, Le stntthtre clell' u I I i taraz i ottc'. Bolonia, I 968. a3 <O Titn, tute, Tati, tibi tanta, tt)rsilne, tulisfi!)). Se trata de un verso cJe los Anales de ENNIo (Frag. 109, Veur-rN) frecuentemente citado en los gramáticos antiguos. aa Quícqttant quisquam, quemque quisque conlteil.¡at, neget, atribttid,o a un¿r conredia desconocida de ENNro (Frag.4l9, Vaur_EN). as Traductio. Cf. lV 14, 20. a6 Segirn Mxux, Prolegomena, pág. I18, estos senarios yámbicos podrian perteneccr a Ennio, aunque su atribución exacta resulta irnposiblc. 4t Cf. lV 20,28 (honteoptoton). 48 lilenles, plorantes, Iacr¡mantes, obtestantes. Se trata de un hexámetro espondaico atribuido sin seguridad a Ennio. De igual forma se deben que cansan la atención del Evitados estos defectos en el resto del libro a la distinción La distinciónso consiste con la variedad. Se divide de pensamiento5r. Las figuras ae Probablemente fomraba parte Puniuutt del historiador, jurista y orador de Craso. El texto lalino ín priore Aeli muestra un hipérbaton entre 50 La dignitas, por lo general llamada la grauilas (megaloprépeia) y la (kataskeuó, kósmos), es precisado por el auctor en cerca de sesenta figuras y controverlida de la doctrina antigua precisos entre lo que es o no es (skhéma) se refiere a toda forma de los esquemas especiales, más o menos dLtctor se sitúa en una posición intermedia se esfuerzan por restringir el nirmero que lo alargan de manera ridícula; cl 5r Es aquí donde aparece por di.cción (uerllot'um exornationes) y etornafiones), que será retomada numerosas estoico, en muchos casos conduce pefienencia de una figura a uno u otro fucron heciras por Gorgias, el y Cecilio de Calacte. Sobre la teoría cf. K. Banwrcx, Probleme der t9 [Libro V de la Retórica a Herenio de M. Tulio Cicerón] 52 La anáJbra consiste en comenzar frases consecutivas, expresen o no una misma idea, con las mismas palabras53. Por ejemplo: A vosotros se debe atribuir el mérito, a vosotros debemos estar agradecidos, a vosotros esta acción proporcionará la gloria. O éste: Escipión arrasó Cartago, Escipión destruyó Numancia, Escipión trajo la paz, Escipión salvó la ciudad 54. O este otro: <¿Tú pretendes venir atr foro, tú contemplar la luz, túr presentarte ante los ojos de éstos? ¿Te atreves a tomar la palaLrra? ¿Te atreves a suplicarles? ¿Te atreves a pedirles perdón? ¿Qué puedes decir en tu defensa? ¿Qué osas reclamar? ¿Qué crees que te deben conceder? ¿No faltaste a tu juramento? ¿,No traicionaste a tus amigos? ¿No levantaste esp. 103; MenrrN, Antike Rhetorik, págs.27A ss.; L.tusnenc, $$ 552-598; Cernorr, págs. 3 I 0-3 I 2; LeeuaN, Orationis ratio, págs. 32-46. 52 En el texto parec€ faltar una t¡ansición. De hecho, aquí cornienza para los manuscritos integri y nutili (cf . Introd.) el libro V de la obra. 53 La repetición o anáfora (repetitio) puede adoptar formas diversas: poliptoton, paranomasia, sinonimia, polisíndeton, epífora, simploké, aunque el prirrcipio básico en todas ellas consiste en el paralelismo que se establece entre diferentes formas, funciones y posiciones. Cf. Lausnrnc, fi$ 607-664, esp. 629-630. sa Pasaje probablemente inspirado en el discurso escrito por Cayo Lelio, que fue pronunciado por Q. Fabio Alobrógico en los funerales de Escipión Emiliano. emplear tanto para adornar como La conversión 56 consiste primera palabra sino en retomar Por ejemplo: "A los cartagineses sujusticia ha vencido, con sus ha vencido 57. O este otro: Desde el momento desaparecido de la ciudad, también la lealtad ha desaparecido, el estado ha desaparecido >. O este otro: "Cayo Lelio, era inteiigente, era sabio, era amigo de nobies pasiones. Por eilo, era O éste: Cuando les pides oometan perjurio, les pides que 55 El pasaje se ha relacionado con por L. Licinio Craso en defensa Bruto y que recuerda ias anáforas de 56 Conuersio (antistrophé, epiphorá). repetición intem-ritente de un miembro MnrllrN, Antike Rhetorik, págs. 283 su relación con la disjunción cf. infra, 57 La oposición entre la perfidia caftaginesa tema clásico de los ejercicios retóricos nor-r, pág. 3 13, relaciona este pasaje sobre la necesidad de destruir Cartago. 58 Se refiere a Cayo Lelio (cónsul Iro a su hijo Lelio que fue cónsul Emiliano y que consiguientemente no como en el siguiente, todas las formas sición final. palabra y en retomar la últrma sucesivas veces. Por ejemplo: ¿Quiénes son los que han roto una y otravez los tratados? Los cartagineses. ¿Quiénes son los que iniciaron una guerra cruel? Los cartagineses. ¿Quiénes son los que han destruido Italia? Los cartagineses. Ved pues si es conveniente que lo obtengan61. O este otro: "A quien el senado ha condenado, a quien el pueblo ha condenado, a quien la opinión pública ha condenado, ¿a ése lo vais a declarar inocente con vuestros votos?. La transposición62 consiste en utilizar repetidas veces una misma palabra sin que ello no sólo no ofenda el buen gusto sino que incluso haga más elegante el discurso. Por ejemplo: "Quien en la vida no tiene nada más agradable que la propia vida, no puede llevar una vida virtuosa. O éste: <¿Llamas tú hombre al que, de haber sido hombre, nunca hubiera atentado tan cruelmente contra la vida de un hombre? Pero era su enemigo. Por eso quiso vengarse de 5e Se trata de una paráfrasis libre de EsqutNns, Contra Clesifonte 198. 60 La complexio (symploké) es una figura que reúne la repetitio y la conuersio; cf. Crc., Orat.39, 135; Qurur., IX 3, 3l' Es distinta de la com.plexio (resumen de la argumentación) que ya ha sido mencionada en II 18,28; cf. LausRnnc, $$ 633-634, y Manrtu, Antike Rhetorík, págs. 304-5' 6r El pasaje ha sido atribuido a Catón; cf. H. M¡rcovart, "Sull'orazione di Catone 1)e bello Carthaginiensi, Athenaeum, n. s., 53 (1975), 205-2n. 62 Traductio (ploké, antimetáthesis). Cf . QurNr., IX 3, 69; L¡uss¡nc, $$ 658-659; y Manrtn, Antike Rhetorik, pág.306. También se la incluye dentro de la epanálepsis. 36lo la Retórica a Ílerenio y Cornificio utilizan el término lraductio para referirse a esta figura. con las riquezas, ni como suficientemente dignas>. Una figura análoga es misma palabra con acepciones <¿Por qué trabajas tanto en 65. O éste: "Es agradable ser amargo" >66. O este otro: Con la venia vosotros 67. En estos cuatro tipos de lo es la falta de vocabulario varias veces la misma palabra elegancia más fácil de reconocer con palabras. ó3 Estos pasajes, como los de I 65, han sido relacionados por Menx, sobre la muerte de Sulpicio. en el caso ya mencionado de los deberse a declamaciones de origen 6a Antanáklasis o tliaphorá,.cf. a la paranomasia (cfl Ml, 29). de n'aductio, uno que consiste en el mismo significado y otro basado con significados diferentes. ó5 El texto latino dice: cur eamrem dabit curas? Curas es en el primer caso 66 Nant amari iucundttm sit, sí curetur es respectivamente verbo y adjetivo. 61 Veniatn ad uos, si mihi senatus sustantivo y un verbo de igual forma. implacable con los amigos>. O este otro: "En las situaciones tranquilas te muestras nervioso y en las agitadas te tranquilizas; cuando se precisa frialdad te enardeces; cuando se necesita ardor, te muestras frío; cuando debes callar, gritas; y cuando conviene que hables guardas silencio; estás en algún sitio, deseas marcharte; ausente, deseas regresar; en tiempos de paz pides la guerra, en tiempos de guerra anhelas la paz; en las arengas, hablas de valentía, en la batalla tu cobardía no te permite soportar el sonido de las trompetas. Si embellecemos nuestro estilo mediante estas figuras podremos alcanzar gravedad y ornato. La exclamqcióníe es la figura que permite expresar dolor o indignación mediante la invocación a un hombre, ciudad, lugar u objeto cualquiera. Por ejemplo: Te hablo ahora a ti, Africano; que con tu nombre incluso muerlo das luz y gloria a nuestra ciudad. Tus celebérrimos nietos saciaron con su sangre la crueldad de sus enemigos 70. 68 Contentio (antíthesis); cf. QurNr., lX 3, 81, El autor diferencia cotr este mismo nombre una figura dc dicción y una figura de pensarniento (cf. infra, lY 45, 58), aunque tal diferencia es en la práctica dificil de establecer; cf. Leusnenc, $$ 787-807, y MnnrrN, Antike Rheforit, págs. 306 y 312. Es la primera de las llarnadas "figuras gorgianas". 6e Exclamafio (apostrophé, ekphénesis). Cf. Crc., De orat. lll 51,207; QurNr., IV l, 63; IX 2, 2'l; Lausnunc, titi 762-765; y MenrIN, lrrlile Il h e t or i k, págs. 282-284. 70 Conielia, hija de Escipión Africano, era la madre de Tiberio y Cayo Glaco. El pasaje puede estar tomado de una declamación sobre Escipión y su f'amilia o, como sugiere C,rr-oot-r, pág.321, de una controversia sobre la muefte de los Gracos (cf. IV 54, 68) o la de Sulpicio (cf .lY 22,31). O éste: Enemigos de los habéis atentado contra la vida para vuestras calumnias tribunales corruptos?) 71. Si utilizamos la exclamación y cuando la importancia suscitaremos en los oyentes queramos. No toda interrogación12 aquella que confirma 1o dicho todo lo que se opone En definitiva, mientras eso ¿intentabas o no apartar conftanza de los aliados? ¿Y alguien que impidiera tus propósitos 73. 7r Según C,ter-aN, pág.284, se delatores. También se ha sugerido defensa de la Lex Varía. 72 Interrogatio (erétesis). Cf. Ret. 203 (rogatio); Leusrrnc, gg 767-285. Este pasaje es importante para pues QurNrrr-reNo (IX 3, 98) figuras de dicción la infetogafio, ratiocinatio, ¡o, que son realmente figuras de pensamiento, Cf. G. Carnolr, Cornifciana 2, 7r Un nuevo ejemplo concerniente [/aria. En é1, la influencia de Druósr Cuando nuestros antepasados condenaban a una mujer por un único delito, la consideraban por ese solo juicio culpable de otros muchos crímenes. ¿Por qué? Pues porque a la que habían condenado como adúltera,la creían también culpable de envenenamiento. ¿Y eso por qué? Porque la mujer que entrega su cuerpo a las más vergonzosa pasión necesariamente debe temer a muchos. ¿A quiénes? A su esposo, a sus padres y a cuantos ve que afecta la infamia de su conductaTs. ¿Y luego? A los que de esa manera teme, se ve obligada a intentar envenenar por cualquier medio ¿Por qué es inevitable? Porque ningún motivo honesto puede detener a una mujer a quien la gravedad de su falta atemoriza, el exceso de pasión vuelve audaz y su propia naturaleza hace irreflexiva. Y bien, ¿qué pensaban de la que condenaban por envenenamiento? Pues que forzosamente era también una adúltera. ¿Por qué? Porque ningún motivo hubiera podido inducirla más fácilmente a cometer ese crimen que un amor deshonesto o una pasión desenfrenada. Además, pensaban que la mujer cuya alma se había corrornpido no podía conservar casto su cuerpo. ¿,Por qué? ¿,Mantenían también esa misma actitud con los hombres? En absoluto. ¿Y eso por ]a RatioctuaÍio (aitiología). Cf. Crc., De orat. III 54, 207 ss., y QurNr., IX 3, 98, que la incluye entre las figuras de pensamiento. Sobre la rafiocinat¡o de la legilima constitulio, cf. supra, I 9, 19. Hay que distinguir esta figura de la subiectio, que se caracteriza porque en ésta las respuestas son de carácter adversativo. Cf. M4,34 y Lnusnnnc, ${ 77I-775. i5 QurNrrLr,rNo, V I l, 39, atribuye esta acusación a Catón, aunque el ter.na era habitr"ral en las controversias; cL Bon^-en, Roman Declantatíon, pág.35. el principio de hecho prisionero de gueffa. injusto emplear las posibilidades en ejecutar a quienes poco antes en una posición tan que ha dirigido su ejército contra ¿Por qué? Porque un como enemigos a los tratarlos como seres humanos su valor acorta la guerra paz, ¿Y acaso ese rey hubiera la guerra? Probablemente qué, entonces, lo perdonas? Porque una estupideztan grande, Esta figura se adapta muy y mantiene la atención del estilo como por la expectación La sentenciaTT es una máxima de la vida que expresa en pocas debe suceder en ella. Por ejemplo: ?6 Sobre la impudica en la tradición OpErr, Die lateinische Schimpfwórter Eine Typologie, Heidelberg, de los romanos ante las mujeres en es reflejada en numerosos pasajes ntan Elegisfs Attitude Ío lI/omen, Helsinki, 17 Sententia (gnénte). Cf. Rel a l4l8b2, señala su relación con el entimema excluye de las figuras; sólola Retórica entre éstas. Cf. Lausnnnc, $$ 872 V 25 O ésta: Tan pobre es el que no tiene suficiente como aquel al que nada le bastar. O ésta: Se debe elegir la conducta de vida más honesta; la costumbre la volverá agradable. Las sentencias breves de este tipo no deben ser desdeñadas, pues una expresión concisa, si no necesita demostración, tiene gran encanto. Pero debemos también admitir las sentencias que son demostradas por medio de un razonamiento que se le añade. Por ejemplo: Todas las reglas para vivir correctamente deben basarse en la virtud, pues sólo ésta depende de sí misma, mientras que todo, excepto ella, está bajo el dominio del azar;. O éste: Todos los que buscan la amistad de alguien llevados por su fortuna huyen tan pronto ésta se ha dilapidado. Pues cuando desaparece el motivo de su relación, no hay nada que pueda mantener su amistad. Hay también sentencias que se presentan de forma doble. Sin demostración, como ésta: Se equivocan quienes en los momentos prósperos creen haber evitado los embates de la fortuna. Piensan sabiamente quienes incluso en circunstancias favorables temen las desgracias. O con demostración, como ésta: Se engañan quienes creen que se deben perdonar las faltas de los jóvenes, pues su edad no es impedimento parala buena conducta. En cambio, actúan juiciosamente quienes castigan con severidad a cr.,r.rn, Amer. Jour. Philol. l14 (1993),561-580. y no dando normas de conducta. considerable distinción al estilo. dará su aprobación tácita causa un principio indiscutible la vida. El razonamiento mediqnte consiste en utilizar dos proposiciones breve y fácilmente, una esperas que quien siempre intereses se preocupe por los O este otro: <¿Cómo crees como un amigo desleal se leal? ¿Cómo esperas que se cuando alcance el poder quien comportado con una soberbia guardará de mentir en las 78 Contrat'iunt (entlryméma, skhéma Alej.1422a y Anrsrór*es, Ret. l397al no son figuras sino argumentos. 10, 2, señale que Cornificio utilizó al entimema aristotélico, convertido los prirrcipales argumentos para asignar ct Herenio. La causa de este uso como arglrmento la atribuye Carnort, epiquerena es el instrumento propio ad Herennium (cf.ll l, 2). Además, que deperrde la Retórica a Herenio de figura rctórica para incluir procedimientos nentación. l9 ¿nos da miedo que nos venza quien no podía compararse a nosotros cuando nos superaba en número?>>. Este tipo de frase debe ser breve y formar un periodo. Como es agradable al oído por su forma breve y completa, sirve además para mostrar con fuerza, mediante el uso de argumentos contrarios, lo que el orador debe establecer; a parlir de una idea inebatible demuestra de una manera irrefutable o muy dificilmente refutable 1o que podría plantear dudas. Se llama miembro de fraseTe a un conjunto breve, completo, que no expresa un pensamiento entero y que es compietado a su vez por otro miembro de frase. Por ejemplo: Por una parte ayudabas a un enemigo... . Esto es lo que llamamos miembro; debe completarse con otro miembro: (( ... por otra, perjudicabas a un amigo>. 1e Membrum orationis (k6lon). li'nque el concepto parece tener su origen en la teoría musical, la teoría del colon, kómma y período es peripatética; cf. Anrsr., Rel. 1409a25 ss. QurNrrr-reNo, IX 3, 98, excluye 1os dos últinros de la lista de figuras. El auctor no pade en su análisis de la unidad superior, el periodo (continuatío; cf. infra, $ 27), sino de los miembros que lo corrstituyen, siguiendo una práctica que está más cerca de Demetrio que de Aristóteles. Sobre la teoría retórica del periodo, cf. Lausneno, $$ 935- 940; G. A. KrNNsov, , Harvard Stud. Class. Phi- Iot. 63 (1958), 283-288; W. ScHvro, Über die klassische Theorie und Pra- .xis des anliken Prosa.rhyth.mus, Wiesbaden, 1959, págs. 52-130; A. Pnrnrr,mn, , llheitt. A,[ttseum 109 (1961),73-77;T. Aoarurr, Aristotle's Theory of the I)criod, Phílologus 128 (1984), 184-201; y Cer-norr, pá5s.329-334.
O éste: No serviste al estado, ilo te enfrentaste a tus enemigos)). Se llama incisosl cuando y separadas por pausas, del con tu voz, con tu rostro, Otro ejemplo: (Has destruido las injurias, el poder y la Entre esta figura y la anterior de intensidad: en la primera en tarde y en colltadas ocasiones, se produce más veces y de primer tipo es como si se levantara lnano para clavar la espada en el segundo como si el cuerpo rápidos golpes. IJn periodos2 es un grupo un pensamiento conpleto. produce en tres casos: en las mediante contrarios y en las conclusiones. por ejemplo: La forluna no puede 80 Tríkolon. Cf. Qurur., lX3,77, tríkolon nella retorica classicu, Bollet. 2 (1975),34-59. 8t Art¡culus (kómma) CrcenóN, Cf. La,usnEnc, $$ 935-940. 82 Continuatio (períodos). Sobre 186; Orat. 6l ,204; 62,2ll; Brut. 44, s{ 93s-940. el azar, ¿;qué gran perjuicio podría hacerle éste?. En la conclusión, como aquí: <Puesto que la fortuna tiene un gran poder sobre los que han fundado todas sus esperanzas en el azar, no se debe confiar todo a la fortuna para que no nos domine en exceso 83. El uso frecuente de estas tres figuras es tan necesario para la fuerza del periodo que la técnica dei orador resulta inútil si no consigue presentar las sentencias, los argumentos mediante contrarios y las conclusiones con palabras abundantes. Pero hay también otros casos en los que, aunque no es imprescindible, tampoco es inútil expfesar ciertas ideas mediante periodos de esta clase. Se llama isocolonsa cuando los miembros de frase, de los que hablamos antes, constan de un número de sílabas aproximadamente igual. Esta figura no se consigue contando las sílabas que sería pueril-, sino que la práctica y ei ejercicio nos proporcionarán, mediante una especie de ins- 8r Se trata de un tema de origen estoico. El ejemplo contiene un periodo de cuatro membra, el máximo admitido por la mayoría dc los oradores. 8a Compar (isókoton, párison, paromoíosis; en QurNr., IX3,80,mem, bra aequalia), es una forma de paralelismo en la estructura; cf. Lausrcnc, $ 7l 9; M,+nrrN , Antike Rhetorík, pág. 3 I 0; BenrsrÁrN, Diccionario de retórica, págs. 279-283. Junto con las tres siguientes y la antítesis (lV 15, 2l) constituyen las llamadas figuras gorgianas, cuya invención se atribuía al sofista Gorgias y, aunque ciertamente son características de su estilo, su uso se puede encontrar en la poesia anterior y en algunos filósofos prcsocráticos. De ellas, la más importante era la antítesis. Sin embargo, la mayoría de los críticos las miraban con recelo, especialmente por la frecuencia de su uso y por la artificialidad del recurso. Cf. KnNNruv, lrt o/ Persuasion, págs.64-66, y Cnrnorr, págs. 336-338. O este otro: (La fortuna les el esfuerzo proporcionó valoD. En estas figuras puede exactamente igual el número Por ejemplo, si uno de una o dos sílabas, o si uno de otro tiene una o varias sílabas rnanera que la cantidad o sonoridad y equilibra asi el mayor Hay similicadenciqss cuando o más palabras presentan el Por ejemplo: (¿Debo de valor, sobrado de suerte?>>. O éste: (Pone toda su esperanza está aieiada de la sabiduría; su negligencia corrompe viviendo así, piensa que nadie Hay similidesinencia\6 cuando terminan igual. 8s Similiter cadens (homoióptoton), en la misma forma casual que rima y se produce por adición repetitiva; y se incluye como un subtipo de la aproximar en el discurso expresiones abuso de esta figura es criticado en MnnrrN, Antike Rhelorik, pág. 3l l; págs. 385-387. tu Similiter desinens (homoiotéleuton) de los miembros consecutivos Estas dos figuras, basadas en la semejanza de terminación una, en la de caso otra, se complementan bastante bien. Y por ello, los que las emplean adecuadamente las suelen situar juntas en los mismos pasajes del discurso. Conviene hacerlo como en el siguiente ejemplo: Es una idea totalmente equivocada buscar el amor, olvidar el pudor, amar la perfección, desdeñar la reputacióru. En é1 las palabras declinables terminan con desinencias iguales y las que no 1o son presentan las mismas terminaciones. La paronomasiasT consiste en colocar junto a una palabra o un verbo otra similar cambiando el sonido o las letras de manera que palabras parecidas expresen ideas diferentes. Esto se consigue por muy diferentes medios; Por simplificación o contracción de la misma letra, como en el siguiente ejemplo: <Este hombre que se jacta y patuye un caso de igualdad emparentado con la paranomasia (cf. Lausnrnc, $$ 725-728). 31 Adnominatio (paronomasía). Se trata de una figura que consiste en aproximar dentro del discurso expresiones que ofrecen varios fonemas análogos (paronimia), bien por parentesco etirnológico o pseudoetimológico, bien casualmente. La Retórica a Herenio constituye la descripción más rica y exhaustiva de esta figura. La mutatio que la determina puede producirse de seis fonnas diferentes: contracción, alargamiento, adición, supresión, intercambio y sustitución. El procedimiento aquí descrito se adapta a las cuatro categorías estoicas de la adición (prósthesis, adiectio), supresión (aphaíresi.s, detractio), transposición (metáthesis, translatio), y pennutación (alloíosis, commutatio); cf. K. B¡nwrcx, Probleme der stoische Sprachlehre, págs. 66 ss.; Lausrnnc, $$ 637-639; M,rnrrN, Antike Rhetorilr, pig.304; BrnrsrÁrN, Diccionario de retórica, págs. 385-386. Por alargamiento de la misma aquí el dulce canto de las aves Por abreviamiento de la misma parece deseoso de honores curia como a Curia el. Por adición de letras. Por dorninarse si no prefiriera someterse Por supresión de letras. Por de los alcahuetes colno de aún vivo>e3. Por transposición de letras. jueces, si preferís confiar en ea. 88 Hic qui se mognifice iactal atque uenit. Juego de palabras entre uenil, y uenit, presente de uenio <venin, 8o Hic, quos homittes alea uíncit, Iabras entre uinco <vencer> y uincio una i larga frente a la i breve del primero, del autor como alargamiento. e0 Hinc auium dulcedo ducit ad pájaro , y duius <apartado. El ejemplo 7 I , junto con el ejemplo de am.ari de evitados. er Juego de palabras enlre curia, las curias y, por extensión, la Corricio, en el Foro Romano, y el nombre de una prostituta. e2 Hic sibi posset temperare, nisi er Juego de palabras entre leno alcahuete ea Juego de palabras entre nauus 244. 9 2t 29 modificación parecida. zz30 Pero hay otras que no presentan un parecido tan estrecho en las palabras y pese a ello no son diferentes. El siguiente es un ejemplo de este tipo de figura: A qué vengo, quién soy, a quién acuso, a quién ayudo, qué solicito, pronto lo sabréis. Efectivamente, aquí se da cierto parecido entre algunas palabras. No hay que utilizarla tanto como las anteriores, aunque se puede recurrir a ella ocasionalmente. Otra clase es la siguiente: Procuremos, Quirites, que los padres conscriptos no se consideren completamente engañados. Esta paronomasia presenta más semejanzas que la anterior pero menos que las citadas antes, pues no sólo se le han añadido letras sino que al mismo tiempo también se le han suprimido. El tercer tipo de paronomasias se produce por el carnbio :r de casos en uno o varios nombreses. En un nombre, como o5 Juego de palabras entre deligere elegir cuidadosamente)) y diligere ((alnar). e6 guid ueniam, qui sim, quem insimulem, cui prosim, quae poslulem, breui cognoscetis, et Juego de palabras entre patres conscripli senadores; y ciratmscript ¡ engañados. El ejemplo es también criticado por Quwr., lX 3,72. n8 Se comesponde con el polyptoton, figura que consiste en repetir la parte invariable de una palabra sustituyendo sus morfemas gramaticales o derivativos. En la retórica española se le suele denominar con mayor frecuencia derivación; cf. Rrco Vsnoú, La retórica española, pá9.294. Err las retóricas tradicionales unas veces es considerada figura de dicción, otras, de elocución; cf QurNr., lX 3, 36; LausnEnc, $ 643; MrnrrN, lntike Rhetorik, pág. 305; BanrsrÁru, Diccionario de retórica, págs. 136-137. 1o amaron mucho. Si Alejandro más larga, las lanzas macedonias lado del océano>>. En este ejemplo una sola el caso. Varias palabras una paronomasia de la Graco dirigía el estado, continuar su tarea. Un fin similar arrancó bruscamente del seno La traición criminal de unos la vida a Satumino; que confiaba Druso, salpicó las paredes de A Sulpicio, a quien poco antes sólo le quitaron la vida sino incluso Estos tres últimos tipos de dad de casos, otra en la semejanza en el parecido entre palabras, ocasionalmente cuando actuamos ee Cf. IV 54, 68. La actitud expresada del partido popular. T. Sempronio Nasica el 133 (cf, la descripción de Cayo fue asesinado a manos del cónsul Satumino fue lapidado y descuartizado 100. M. Livio Druso nurió asesinado la muerte el año 88 de Publio Sulpicio hants. resp. 19,41, mencionatodos sus nombres aparecen con frecuencia Octavia 882-9, y Ad Marc. 16, 3. Sobre acontecimientos mencionados aquí, págs. 404, 420, 452, 465 y 480, y G. la gravedad y la seriedad del orador disminuyen con la acumulación de estas figuras, que no sólo destruyen su autoridad sino que la perjudican porque tienen gracia y elegancia pero no distinción y bellezar00. Así, la amplitud y la belleza pueden agradar largo tiempo mientras que la gracia y la armonía cansan pronto al oído, el sentido más susceptible de fastidio. Por ello, si utilizamos frecuentemente esta clase de figuras, parccerá que nos complacemos en juegos de estilo propios de niños, pero si las insertamos ocasionalmente y las dispersamos de forma variada por todo el discurso daremos brillo al estilo con un ornato escogido. La sujeción l0l consiste en preguntar a nuestros adversarios o cuestionarros nosotros mismos qué puede decirse a su favor o qué se puede decir en contra nuestra y luego respondernos lo que debe o no debe decirse, lo que nos será útil o 1o que perjudicará a nuestros adversarios; por ejernplo: Os pregunto, pues. ¿De dónde ha obtenido este hombre tanto dinero? ¿Heredó acaso un rico patrimonio? Por ei contrario, los bienes de su padre fueron subastados. ¿Recibió alguna otra herencia? No se puede decir eso, pues incluso ha sido 100 Estas figuras son más apropiadas para el discurso epidíctico qr-re para Ia oratoria judicial o deliberativa. De ahí que CIcenóN acotrseje no trsarlas salvo en ese tipo; cf. Orat. 12,38;25, 84; Part. orat. 21,72; y QurNr., VIII 3, 12. t't Subiectio ftypophorá). Es un diálogo ficticio incluido en el discurso con preguntas y respuestas. Cf. CIc., De orat, III 53, 203. QutNrtI-Ie- No, IX 3, 98, la incluye entre las figuras de pensamiento. Esta subiectio es distinta de la subiecfio rafionis mencionada en lf 18, 28 y IV 17, 24. Cf. Leusrenc, $$ 77t-775 y 920; M.,'nrrN, Antike Rhetorik, págs. 285-287; BenrslÁrN, Dicci.onario de retórico, pág. 474. por alguno de estos medios, bien éste tiene una mina de oro de manera ilegal. O este otro: A menudo, acusados basan su defensa c¡ue ni siquiera sus enemigos por el contrario, no puede a los méritos de su padre? quienes, después de prestar juramento'muerte. ¿Se justihcará diciendo en alguna otra parte? Ciertamente vivió este hombre delante de a parientes que podrían si no tiene. ¿Nombrará a sus que no se considere deshonrado éste >103. O este otro: <¿A esa persona sin duda la habrás llevado a juicio? hubiera sido condenada. ¿Tuviste prohíben hacer eso? Por el contrario, existían. ¿Te dejaste conmover antigua amistad? En absoiuto. con más ensañamiento. Y luego, Cf. n. a Crc., De ínu.I 39,70 r03 El pasaje ha sido relacionado con DsrrrósrrNns, Contra Aristogitón esa dependencia precisamente que eso no es lo que se hizo. Así se logra fácilmente magnificar la indignidad de los hechos. Otra variante de la misma figura consiste en aplicarnos la sujeción nosotros mismosr05. Por ejemplo: <¿Qué hubiera debido hacer cuando estaba rodeado de tan gran número de galos? ¿Luchar? Habríamos atacado con escasas tropas. Además, ocupábamos una posición muy desfavorable. ¿Permanecer atrincherados? No podíamos contar con refuerzos ni teníamos recursos para mantenernos? ¿Abandonar el campamento? Estábamos sitiados. ¿Sacrificar la vida de los soldados? Pensé que, en lo que de mí dependiese, me había sido confiada con el compromiso de conservarla indemne para la patia y para sus padres. ¿Rechazar las condiciones del enemigo? Sin embargo, es preferible salvar los soldados a salvar los bagajes>106. Con la repetición de este tipo de sujeciones se logra que resulte evidente que entre todas las alternativas ninguna era preferible a ia adoptada. Existe gradación|o7 cuando no se pasa a la palabra siguiente sin repetir previamente la anterior. Por ejemplo: <¿Qué roa Pasaje atribuido po, Mo**, Prolegomena, pág. 108 (como los de I 15, 25; lY 15, 20; 23,33; 28, 38; 33, 45; y 52, 65),a una declamación sobre la nruefte de Sulpicio. i05 Cf. Crc., De orat. Ill 54,207, y QurNr., lX 3, 54 (sibí ipsi t'esponsio), aunque este írltimo la incluye entre las figuras de pensamiento. 106 Pasaje inspirado en la defensa de Popilio (cf. supra, I 15,25, y Ctc., De üm. ll 24,72). Es posible que este proceso diera origen a una controversia sobre el tema de si es honeslum salvar el ejército pactando con los enemigos. t01 Gradatio (klímax, epiploké), variante de la anadiplosis o reduplicación. Cf. Ctc., De orat. III 54,207; Orat.39, 135; QurNr., IX 3, 54; Lnus- aprobáis?>. O éste: Yo no planeé esto sin empezar yo mismo sin terminarlo y no lo terminé O éste: Al Africano su sus méritos gloria, su gloria rivales. O éste: Los atenienses los atenienses fueron sometidos espartanos vencieron los tebanos; los macedonios, quienes rápidamente sobre Grecia el Asia sometida La repetición constante de caracteriza esta figura, presenta La definiciónloe es la figura completa expresa las características uenc, gg 623-624; MlnrtN, Antike s, Diccionario de retórica, págs.r08 Para Mnnx, Prolegomena, pág. directamente del griego, en concreto que vendría a probar la falta de credibilidad teoría de los ejemplos expuesta en págs. 49 y 352, hace notar, considerables del pasaje con respecto de que el ejemplo haya pasado escolares, tal como los dos y Alejandro parecen sugerir. ton De¡nitio (horismós; cf. Lrusnrnc, pá9.293; BnnrsrÁrN, Diccionario No, IX 3,9l,lo menciona con el nombre Precisamente en esta falta de correspondencia Retórica a Herenio y el atribuido por reputación llo. O éste: Esto no es parsimonia sino avaricía, pues la parsimonia consiste en conservar con cuidado los bienes propios, la avaricia en desear injustamente los ajenos>. O éste: Esto no es valentía sino temeridad, pues la valentía consiste en despreciar las fatigas y peligros por una razón de provecho, sopesando los beneficios, mientras que la temeridad es soportar el dolor irracionalmente, enfrentándose al peligro como un gladiador. Esta figura se considera muy útil porque describe y expone el significado y las características de cualquier cosa tan claramente y con una concisión tal que parece que habría sido inútil emplear más palabras e imposible decirlo con menos. que reclrazan qne la Retórica sea obra de Comificio. Cf. los argumentos en contra de G. Ce¡-¡ou, Cornificiana 2, pá9. 20. Sobre la definitio como strbdivisión del estado de causa legal, cf. supra, I I |, 19; 12, 2l ; II 12, l7 ; y Crc., De ínu. I 8, I L rr0 El término iniuria se utilizaba originariamente para referirse a todo acto contrario a derecho. Posteriormente pasó a significar en sentido nrás restringido ofensa, herida inferida a otra persona) (Leg. XII Tab. Vlll, 4), y en época clásica adquirió el significado genérico de toda lesión a la persona, incluidos los aspectos morales (conuicia): difamación, ultraje oral o escrito, etc. La definición originaria de Ia iniuria aparece como ejemplo de falsa dehnición enlI26,4l. En I 14,24 el autormenciona una actio ittiLo'¡arurl emprendida por Acio contra un mimo, referencia que repite en il I 3, I 9. En el derecho clásico se exige la intencionalidad de dañar y su punición fue variando con el curso del tiempo. Una lex Cornelia cle iniuriis de finales de los 80 autorizó a la víctima a escoger entre la actio iniurianLm o una persecución criminal. Cf. Cosre, Cícerone giureconsultr. r, I, págs. 156 ss. sus padres). O éste: Conocéis mis servicios ahora cómo me mostró su agradecimiento >. Esta figura no deja de tener recuerda lo que se ha dicho el resto. La correcciónltz es la figura y lo sustituye por otras Por ejemplo: (Pero si a sus huéspedes, mejor dicho, sugerido, habría podido O éste: Efectivamente, más bien fueron vencidos -pues que causó a los vencedores más O éste: Envidia, compañera a los hombres honestos, tlt La transitio (cf. L.+usrenc, por los oradores pese a su amplio uso 317, es parcialmente setnejante ala las funcion es de la enttmeratio (Sólo la menciona QutNrtrI-e.No, IX la incluye entre las figuras de pensamiento. recuerda que el tránsito de conceptos capítulo de las figuras es un rasgo característico tt2 La correctio (epídiórthasis, repetitiva que consiste en mejorar poco adecuada o que el oyente objetivo irltimo de la misma eslautilitas aptum. Constituye un recurso predilecto $ 784-786; ManrrN, Antike Rhetorik, de retórica, págs. I 18-l 19. -dirá alguien-, desde el primer momento, especialmente al ponerlo por escrito, emplear el término mejor y más adecuado. Hay ocasiones en que no es preferible, pues el cambio de palabras debe mostrar que si se expresa una idea como ésa con una palabra común, parecería que 1o hemos dicho con excesiva debilidad, mientras que si recurrimos a un término mejor elegido, le damos más relieve. Si hubiéramos utilizado directamente esa palabra, no se advertiría el ingenio de la idea ni el del término. 27 37 Hay pretericióntti cuando afirmamos que pasamos por alto o ignoramos o no queremos mencionar justamente 1o que estamos diciendo. Por ejemplo: Ciefiamente hablaría de tu juventud, en la que te entregaste a excesos de todo tipo, si considerara apropiada la ocasión. De momento quiero dejarlo de lado. También paso por alto los reproches de los tribunos por haberle librado del servicio militar. Además, el hecho de haber tenido que reparar las ofensas que hiciste a Lucio Labeón no creo que tenga nada que ver en este asunto. De todo eso no digo nada. Vuelvo al tema de este proceso r14. | | 3 O c c u I t at i o (p ará le ip s i s, antíphras is, eirón e í a, fambién prae t e r it i o). Consiste en manifestar que se van a omitir ciertas cosas que el orador menciona renunciando a tratarlas con detalle. Las razones para su uso pueden estar en que las cosas preteridas son desfavorables para la causa propia o en que su tratamiento sería inadecuado por consideraciones morales o sociales. Sobre su relación conla praecisio cf. ínfra, IV 30, 41, y Crc., De inu.1120,60 y De orat. III 53, 205, sobre la reticentia. Cf. LausnEnc, $$ 882-886; ManrrN, Antike Rhetorik, pág.289; BEnesrÁrN, Diccionario de retórica, pág. 398. 1la Tanto las circunstancias como los personajes a los que se refiere el pasaje son desconocidos. Lucio Labeón, un desconocido orador que vivió Esta figura es útil cuando hechos que no conviene mencionar éstos son demasiado largos o revelar abiertamente o son más útil sugerirlos indirectamente que pueda ser refutada. Hay disjuncióntts cuando sean dos o más, terminan Por ejemplo: El pueblo romano Cartago, demolió Corinto, aniquiló los numantinos su fuerza fisica, su ciencia militar, ninguna corintios en su comprobada astucia,su comunidad de costumbres O éste: La prestancia de enfermedad o desaparece con En este último caso ambas todas, terminan como vemos en la época de la guerra social, sólo a Herenio. tt5 Disiunctum (diexéugménon, de predicados sinónimos o distintos sintáctica. Los predicados sinonímicos último lugar. Cf. CIc., De orat. lll ii 739-7a2; ManrrN, Antike Rhetorik, Diccionario de retórica, pág.279, su relación con la sinonimia, que en en la fignra de la interpretafio (IV latina fino alla prosa classica , Bologna 8 (1965), l-l 14, esp. 2l-66. Hay adjuncióntt1 caando colocamos el verbo de la frase no en el medio sino al comienzo o al final. Al comienzo, como en este ejemplo: Se marchita la prestancia de la belleza fisica con la enfermedad o con la edaó. Al final, como en éste: <Con la enfermedad o con la edad la prestancia delabelleza se marchitu. La disjunción se emplea para agradar, por lo que debemos usarla sólo en contadas ocasiones, de manera que no produzca hastío. La conjunción sirve para expresarse con concisión. Por ello hay que emplearla con más frecuencia. Estas tres figuras tienen su origen en un procedimiento común. zt La conduplicacióntl8 es la repetición de una o varias palabras. Sirve para arnplificar o conmover. Por ejemplo: Distt6 Conhmctio (synexéugménoz). Consiste en la ordenación complexiva de un predicado a varios miembros o incisos. La Retórica a Herenio diferencia la adiunctio de la coniunctio en que la primera se forma con la anteposición o postposición del predicado, la segunda mediante la interposiciórr del predicado. Es diferente de la coníunctio (syndesmos) que constituye una parte del discurso. Cf. Lausnrnc, l$7a3-7a9; MenrrN, Antike Rhetorík, págs. 30 l, 3 I 5; BenrsrÁrN, Díccionario de retórica, págs. 395-396. tt7 Adiwtctio (epexéugménon). Es una variante formal de la figura anterior, por lo que QurNrrr-raNo, IX 3, 62, we ambas figuras. Equivale al zeugma de Ios gramáticos. Cf. L¡,us¡enc, $ 743; ManrrN, Antike Rhetorik, págs.301,315; BenrsrÁrN, Diccionario de retórica, pág.33. 1tB La conduplicatio (ancdíplósis, palillogía, epanálépsis, iteratio, repetifio) es la repetición de palabras iguales en donde el término repetido se distingue semánticamente del primero por su función predominantemente afectiva. No se trata pues de una igualdad total, que daría origen al uitiunt del pleonasmo. Dentro del proceso general de repetición, Lausnenc, $ 612, distingue tres tipos: repetición en contacto, la forma más pura de repeticiórr, qr.re incluye como variantes la redttplicatio o anadiplosis y Ia O este otro: ¿Ahora incluso ante los ojos de estos ciudadanos, a la patria, repito, ¿te atreves de estos ciudadanos?. La repetición de una misma al oyente y produce en la como si un arma hiriera de su cuerpo. La interpretaciónt2o es la el significado sin repetir la misma el término utilizado por otro ejemplo: (Arrasaste de raiz de la ciudad>. O éste: Golpeaste de forma tus manos criminales contra Inevitablemente el ánimo la fuerza de la primera expresión de igual significado. La conmutaciónt2t se produce se expresan mediante gradatio (lY 25,34); repetición en y repetición a distancia, que corresponde 13, l9), la conuersio (ibid.) y lacomplexío rre Pasaje que Manx, Prolegomena, a una controversia sobre la t20 Interpretatio, figura próxima 656). QurNru-I¡.No, lX 3,45,rcchaza t2t Commutatio (antimelabolé, IX 3, 85). Sólo aparece en los oradores como quiero y no quiero hacerlos como puedo>. O éste: Lo que se puede decir de él no se dice y se dice lo que no se puede deciu. O éste: Un poema debe ser una pintura que habla; una pintura, un poema sin palabras>. O éste: Si eres estúpido, te callas, pero si te callas, no por eso eres estúpido. No se puede negar la eficacia de esta figura, pues yuxtapone pensamientos contrapuestos al tiempo que invierle los términos. Hemos mencionado varios ejemplos de esta figura, que es dificil de encontrar, para que resulte clara y, una vez bien comprendida, sea más fácil de inventar al hablar. La concesión|22 se da cuando indicamos en nuestro discurso que remitimos y sometemos la totalidad del asunto a la voluntad de alguien, por ejemplo: <Puesto que me han arrebatado todo y sólo me queda el alma y el cuerpo, estos bienes, los únicos que de tantos me quedan, os los confio a vosotros y a vuestra potestad. Podéis usar y abusar de mí como os parezca. Decidid sobre mi persona impunemente. Hablad y os obedeceré. Platón y Aristóteles. Cf. Lnusrnnc, g$ 800-803; ManrrN, Antike Rhetorik, pág.306; y Cernor-r, págs. 365-366. '22 Sobre lapermissio (epitropé) cf. Crc., De ot'at. III 54,207; eurNr., IX 2, 25; L,+.usne nc, g 857; MenrrN , Antike Rhetorik, pág. 28 1; Be nesr| w, Diccionario de retórica, pág. 108. Conla communicatio (Crc., De orat.Ifi 53,204; QurNr., IX l, 30) yladubitatio (lV 29,40), peftenece al grupo de figuras consideradas como ¡ecursos del orador frente al público. Presenta tanrbién relaciones con la lícentio (IV 36, 48), pues en ellas la confesión sirnulada se resuelve en una estrategia para ganarse la simpatía del receptor. entre dos o más palabras la ejemplo: En aquel tiempo no sé si decir la estupidez de los cónsules >. O éste: Eres tú el que se más... me pregunto cuál para tu conducta >124. Hay eliminacióntzs cuando, razones que explican se eliminan todas salvo ejemplo: (Puesto que es sabido me pertenecía, debes demostrar de ella porque estaba abandonada, el uso, o que la compraste, Fuesto que yo vivía en ella, si se encontrara abandonada. haberla obtenido por el uso. Por herencia, mientras yo Dubilatio (aporía). Tiene como del discurso y afecta a la lógica de la interrogación retórica. Cf. CIc., QurNr., IX 2, 19;3, 88; Lausnenc, pág.287; BEnIsrÁrN, Diccionario l2a Tanto éste como el anterior De corona 22. tzs Expeditio. La Retórica a Herenio como figura retórica, pues para otros (cf. Anrsr., Rel. 1398a29). Se conla enumeraÍio, que, como en Aristóteles, Cf. Ceruor-r, Cornifciana 2, figuras, no será posible emplearla a nuestra voluntad, pues sólo podremos hacerlo cuando la misma naturaleza del tema nos lo permita. 30 El asíndeton 126 consiste en suprimir los nexos entre palabras y presentar los miembros de la ffase separados. por ejemplo: Complace a tu padre, obedece a tus parientes, atiende a tus amigos, cumple las leyes. O éste: Plantea una defensa completa, no rechaces ningún medio, entrega a tus esclavos para que sean interrogados, procura descubrir la verdaó. Esta figura resulta eftcaz, tiene fuerza y se adapta bien a la concisión. La reticenciat21 se da cuando se dice algo que, tras unas palabras, se deja sin concluir. Por ejemplo: La lucha entre tú y yo es desigual, pues el pueblo romano a mí... no quiero decirlo para que no me tomen por arrogante. En cuanto a ti, con frecuencia te consideró digno de ignominia. t26 El dissolutum (asyntleton, diálysis, dissolutio) es una figura reconrendada por Anrsrórerrs, Ret. l4l3bl9 ss. Cf. Crc., De ot at. llI 54, 207 ; QurNr., IX 3, 50; Leusnenc, $g 709-71 l; MenrrN, Antike Rhetorík, págs. 299 ss.; BrnrsrÁrN, Diccionarío de retórica, pág.79. Es diferente del esti_ lo dissolutum mencionado en IV 9, 16. t27 Praecisio (aposiópésis, apokopé, reticentia, interruptio). AI omitir una expresión se produce una ruptura del discurso que deja inacabada una frase y pierde así parte de su sentido, que queda a cargo del resto del dis_ curso. Se utiliza por motivos afectivos (cf. eurNr., IX Z, 54) o por consi_ deración hacia el oyente (respeto, veÍguenza, búsqueda de la amplifica_ ción). Cf. Ctc., De orat. III 53, 205; LausnEnc, gg gg7-gg9; MenrrN, Antike Rhetorik, pig.290; BenrsrÁru, Diccionario de retórica, págs. 420_421. En estos casos sugerir una que explicarla detalladamente. La conclusión\ze es una rápida para establecer, apartir de las Llna consecuencia necesaria. lrabía profetizado a los dánaos sin las flechas de Filoctetes fue abatir a Alejandro, matar conquistar Troya>> l30. Faltan aundiez figuras de dispersas sino separadas de las Estos dos ejemplos están también 3 y 129). Aun reconociendo su págs.372-373, piensa en una posible dado que ambos ejemplos aparecen t2e Conclusío. Se corresponde con QurNrrlrnNo, IX 3, 98, niega que se Rhetorik, pág. 316. De ahi que no sólo la Retórica a Herenio y Cornificio respecto, cf. G. ClrnolI , Cornificiana conclusio de I 3, 4 y deladuplex conclusio 130 Este ejemplo, de origen dcclamatorio, no contenrporáneo presentes en la Retórica Declamation, pág. 85, y G. Calnor-Rhetorica ad l-lerennium>, Giornale 126. Filoctetes mató a Paris, sobrenombre Hércules, cumpliéndose así el oráculo ser conquistada Troya. t3t El auctor se refiere a los tropos De orat. III 38, 153 ss.; QurNr., VIII estoicos. La primera mención expresa 69. Su diferenciación de las restantes De estas figuras, la primera es la onomatopeya 32, que nos enseña a denominar con una palabra adecuada, imitativa o expresiva, las cosas cuando éstas carecen de nombre o el que tienen no resulta adecuado; imitativas, como cuando nuestros antepasados inventaron las palabras <rebuznar , mugir, <murmurar y silban 133; expresivas como en la siguienincluso para QurNrrr-reNo, IX l, I ss., no se distinguían bien de las restantes figuras. Relacionadas con la etimología estoica, se establecen sobre la base de tres criterios: similaridad (formal o de contenido), proximidad y contra¡iedad. El autor presenta una lista con diez tropos, dos más de los usualmente considerados. Sin embargo, el autor se aparta de Ia concepciótl estoica de base estrictamente gramatical al conferirles de acuerdo con la doctrina asiana de origen rodio que sigue, una función exornativa; de ahí el término de exornationes uerborum que utiliza para designarlas. Sobre los tropos en general, cf K. Benw¡cr, Probleme der stoische Sprachleh' re, págs. 88 ss. ; KrNNnut, Art of Persuasi o n, págs. 297 -299 ; C t rnou, Introdtzione, págs. 50-53; Lnusnrnc, $$ 552-598; MenrIN, Antike Rhetorik, págs. 261-270; BrnrsrÁtu, Diccionario de retórica, págs. 487-488. Sobre la designación de estas figuras en la Retórica a Herenio y en Cicerón, cf. H. BonNecque, La faqon de désigner les figures de rhétorique dans la Rhétorique d Hérennius et dans les ouvrages de rhétorique de Cicéron>, Revue de Philologie 8 (1934), l4l-158. rr2 Sobre la nominalio (onomatopoiía) cf. Crc., De orat.III 38, 152 ss.; Orat.20,68 y 24, 8l; Honacro, Ars poet.46 ss.; QurNr., I 5, 7l; VIf I 3,35-37: L.e.usnnnc, ${i 547-551; MaxrrN, Antike Rhetorik, págs. 261- 262; BnnrsrÁrN, Diccionario de retórica, págs. 368-369; Car-nor-t, págs. 374-377. Por lo general los romanos no eran partidarios de la creación de neologismos. r33 Todos los términos mencionados, rudere, mugire, murmurare, sibi' lare, son probablemente de origen onomatopéyico. reahazo. Pero si se usa en lugares no sólo su novedad no ofenderá el discurso. La antonomusiat3s designa extraña a la cosa algo que su propio nombre. Por ejemplo, Graco, dijera: Los nietos del así. O al hablar de un adversario, cómo me ha tratado este hablar con elegancia, ofender, de los rasgos fisicos externas, empleando una especie de su denominación específica. r3a Es ésta la primera aparición lengua latina, por lo que se supone por el propio autor. Cf. G. Car-norr, t3s Pronominatío (antonomasía). es la sustitución de un (léxis) o una paráfrasis (phrásis). Es 33,44). Sobre la pronominatio, Ylll 6,29; Cernorr, p^g.378; Lausnrnc, Rhetori k, pá9. 263 ; BnnrsrÁrN, Diccionario 136 Plagioxippus. Se trata de un discntida. Es probable, como entiende de las palabras giegas plágios NEceuE, pág. 285, y Cauou, pá9. compuesto con el término latino plaga rest¡lta extraña. AcHa.no, pá9. 182, de Caplan. En cualquier caso, es un si alguien, al hablar de la roca Tarpeya,la denomina Capitolina. O a partir del inventor, por ejemplo, cuando alguien dice Baco en lugar de vino; o Ceres en lugar de trigo. O bien por el instrumento se designa a su poseedor Por ejemplo, si alguien se rehriera a los macedonios del siguiente modo: No tan rápidamente se apoderaron de Grecia las sarisas, o si se aludiera a los galos de esta misma manera: No tan fácilmente la matera transalpina fue expulsada de Italia) r38. O bien el efecto por 1a causa. Por ejemplo, si queriendo señalar que alguien ha hecho algo en la guerra, se dijera: Marte te obligó y forzó a hacer esto. O la causa por el efecto, como cuando hablamos de un arle abúlico porque hace a las personas abúlicas, o de un frío decimos que es (perezoso) porque las hace perezosas. El contenido es designado por el continente. Por ejemplo: No se puede vencer a Italia en el combate ni a Grecia en la ciencia. Aquí, en efecto, en lugar de griegos> e itálicos se ha nombrado el país en el que vivenl3e. rr7 Sobre la den.omínatio (metonymía) cf. Crc,, De oral. lIl 42, 167; QurNr., YIll 6,24; BenwIcr, Probleme der stoische Sprachlehre, págs 9l-97; Cernot r, págs. 379-381; Leusnenc, $$ 565-571; Mntrw, Antike Rh e to r i k, 268-27 0; BrRtsrÁtN, D ic c ionar i o de r e tór i co. págs. 3 28-33 I . t38 Las sarisae han sido ya mencionadas en IV 22, 3l (cf Lrvro, IX 19,7). Et cuanto a la matera (materis), era una jabalina celta de punta de hierro (cf. CÉsnn, -B¿l/. Gal. I 26,3). Ire El empleo de los téminos ltalia e itali recién temiinada la guerra social es revelador de la ideología de orientación popular del autor. se quiere enseñarlas que descubrirlas pues este tipo de metonimia poetas y oradores sino también La perífrasis r40 es una forma enuncia una idea simple por Por ejemplo: La previsión Cartago. En efecto, si aquí no se el estilo, se habría y Cartago. El hipérbatonrar modifica versión o transposición. Por Creo que los dioses por vuestro valor la2. Por transposición, del adueñó totalmente de este hombre las posibilidades de vivir bien Una transposición de este será de gran ayuda hemos hablado antes. En ellos tao Circuntitio (períphrasis). C{ Lausnnnc, $g 589-598; y Carnor-61, señala que la perífrasis tiene dos evitar la obscenitas), y sirve como tat Transgressio (hyperbatón). Antike RheÍoril, págs. 265-267; Lausnenc, 384-386; BrnrsrÁrN, Diccionario de ra2 El texto dice uirtuÍe pro uestra. Lteslra uirtLtÍe. ojunto con una comparación. Por separado, así: Pero si mantenemos la concordia en la ciudad, mediremos los confines de nuestro imperio desde la salida hasta la puesta del sol. Por comparación, la hipérbole se forma por igualdad o por superioridad. Por igualdad, así: Su cuerpo era tan blanco como la nieve y su mirada tan ardiente como el fuego. Por superioridad, del siguiente modo: De su boca fluían palabras más dulces que la miel. Del mismo tipo es este ejemplo: Tan grande era el resplandor de sus armas que los rayos del sol parecían más oscuros)). La sinécdoquetas designa el todo por una pequeña parte o una parte por el todo. El todo es sugerido por la parte del siguiente modo: ¿Esas flautas nupciales no te recuerdan su matrimonio?. ra3 Es éste el único pasaje de la obra en el que el autor menciona claramente la necesidad de usar cadencias rítmicas. Por lo general, el ritmo no fomraba parte de la enseñanza regular de los oradores aticistas (cf. Crc., De orat. III 49, I 88), pero en esto el autor se muestra más cercano a la escuela asiana, que no distinguia el ritmo poético del ritmo oratorio. taa SuperLatio (hyperbolé). Cf. Ret. a Alej. 1430b; Anrsr., Ret. l43la; Ctc., Top. 10, 45; QurNr., YIII 6,67; MenrrN, Antike Rhetorik, pág.264; Lausnenc, gg 572-577; Cernorr, págs. 388-389; BenrsrÁrw, Diccionario de retórica, pá9.251. tas Intellectio (synekdokhé). Cf. Crc., De orat. lll 42, 168; QurNr., YIll 6, 19-22; ManrrN, Antike Rhetorik, págs. 261,270; Lnusnrnc, {{ 572-577; Cnrnorr, págs. 388-389; BrnrsrÁnv, Diccionario de retórica, págs.464-466. Junto con la rnetonimia y la antonomasia, se basan en la relación de uicinitas. De los tres tipos de sinécdoque, parte-todo, género-especie y número, falta en el tratamiento del auctor el segundo. mí tus riquezas y presumes de Con el singular se expresa púnico fue ayudado por el hispano en Italia algún ciudadano El plural será entendido "Una horrible desgracia llenó anhelante, del fondo de sus pena)). En efecto, en los primeros hispanos, galos y ciudadanos, solo corazón y un solo pulmón. número para conseguir elegancia, dar seriedad. La catácresis la6 consiste una palabra específica y propia ejemplo: Las fuerzas del hombre estatura), da larga sabiduría o ((ser de pocas palabras)). Abusio (katákhresis). Cf. Crc., QurNr., Ylll 6, 34; ManrtN, Antike 562; Cernotr, págs. 389-39 I . En la el término general para designara parcialmente el auctol (y Cicerón) entre la abusio y la translalio uereatndía. Por el contrario, en Quintiliano, de los tropos, laabusio (transferencia de denominación) se diferencia de un concepto a otro Benwrcx, Probleme der stoischen esa transferencia. Se utiliza para poner una cosa ante los ojos. Por ejemplo: Esta insurección despertó a Italia con un súbito terror. Por brevedad. Por ejemplo: La inmediata llegada de un ejército extinguió de repente el fuego de la ciudad. Para evitar una obscenidad. Por ejemplo: Su madre se complacía en una nueva boda cada díu. Para aumentar la importancia de algo. Por ejemplo: Ni la desesperanzani la desgracia de nadie han podido colmar el odio y saciar la horrible crueldad de esta persona. Para disminuir su importancia. Por ejemplo: Pretende haber sido de gran ayuda porque en unas circunstancias muy dificiles nos insufló una breve brisu. ta1 Translatio (metaphorá). El tratamiento más antiguo conservado de la rnetáfora es el de Anrsrórerns (Poét.2l-22; Ret, 1405a y ss.); cf. Rer. a Alej,1434b;Crc.,Deorat. Ill 38, I55ss.; QurNr.,VIII 6,4-l8; MenrtN, Antike Rhetorik, págs. 266-268; LeusnEnc, $$ 558-564; C,rr-nor-r, págs. 3 9 l -393. El tratamiento del auct or es excesivamente breve y refl eja la teoría de los oradores helenísticos al incluir la metáfora como un grupo particular de figuras del discurso. A diferencia de Aristóteles, no presenta una 1ipología de la n-risma, aunque las funciones que menciona, a) rei ante oculos ponencli causa, b) breuitatis causa, c) obscenitatis uitandae causa, d) augendi causa, e) minuendí causa y f¡ ornandi causa, coinciden básicamente con las de Aristóteles. Sobre la teoria de la metáfora en la Antigüedad, cf. K. Banwrcr, Probleme der stoischen Sprachlehre und Rhetorik, págs. 95- 97; M. AnvrsnN-Mancunrrl, Histoire des notions rl-rétoriques de rnétaphore et de comparaison, des origines á Quintilien. I. Aristote et la période helénistique, Bull. Ass. G. Budé, 1990, págs. 333-344, y ll. La période ronraine, Bull. Ass. G. Budé, 199i, págs. 19-44; para la teoría modema, BEnrsrÁrN, Diccionario de retórica, págs. 308-3 16. que se pase justificadamente qve se ha aplicado a fortuita y precipitadamente I La alegoríarae es una manera una cosa y conceptualmente categorías: compqración, referencia Se emplea poÍ comparación que comparten una ejemplo: (En efecto, cuando lobos, ¿a quién confiaremos Se utiliza en forma de referencia similitud con una persona, de amplificar o minimizar. a Druso "un Graco", o De un contrqste se extrae alguien calificara irónicamente de parco y moderador50. la8 Todos los oradores aconsejan Anrsr., Rel. l405al; Ctc., De orat.tae Permutatio (allegoría). Cf. (donde es denominada inuersio); QurNr., Rhetorik, págs. 262-263; Lausnenc, de retórica, págs. 35-36. De los tres figura, similitudo, argumentum y de origen estoico; el tercero, lauicinitas, por el argumenl¿lr??, correspondiente señalado (lV 33, 44), se basa también r50 Se trata de la figura de la ironía autor incluye como tercera forma o más bien, dada su crueldad, nuestro Atreo?" . Con un contraste, por ejemplo, si llamamos "Eneas" a un impío que ha golpeado a su padre o "Hipólito" a un libertino y adúlteror52. Esto es, en esencia, lo que me parecía necesario decir sobre las figuras de dicción. Ahora el tema mismo aconseja que pasemos a continuación a las figuras de pensamiento. [Libro VI de la Retórica a Herenio de M. Tulio Cicerón] 3s4i La distribuciónts3 es la figura que consiste en asignar determinadas funciones a cosas o personas diferentes. Por ejemplo: "El que de vosotros, jueces, ame el buen nombre del senado, debe odiar a este hombre que siempre ha ataca- QurNr., VIII 6, 54 ss.; MenrIN, Antike Rhetorik, págs. 263-264; Leusnenc, $$ 582-585 y 902-904; BenrsrÁIN, Dicc. de retórica, págs. 27 l -279. lsl Atreo hizo a su hermano Tiestes comerse a sus propios hijos. Era proverbial como tirano cruel. Cf. P. Gnrrrau-, Diccionario de Mitología, s.v. Is2 Eneas recibía el epíteto de pius por su proverbial pietas hacia s\ padre Arrquises. Por su parte, Hipólito rechazó el acoso sexual de su madrastra Fedra; cf. P. Gnrve,l, Diccionarío de Mitología, s.v. ts3 Distributio (diaíresis, merismós); en la Retórica a Heren.ío y en Crcrnóu (De orat. lll 53, 203; Orat. 40, I 38) es una figura de pensamiento que permite el desarrollo del discurso mediante el procedimiento de acumular expresiones, por lo que presenta afinidades con el isocolon, la expolición, el paralelismo; en la retórica posterior tendió a asumir un significado más amplio, dividiéndose en distributio y adiunctio; cf. QuINr., IX l, 30; BenrsrÁrN, Diccionario de retórica, págs.174-179; Lausnenc, $ 675. Sobre sus relaciones con otras categorías como la distributio de I 10, 17, lll 13, 23 y la diuisio de IV 40, 52, cf. ad loc. Aqri conienza en gran parte de la tradición manuscrita el libro VI. padres, mostrad con el castigo agradan los impíos. Quienes tan grandes ha dispuesto condición". O éste: "La función del senado a los ciudadanos; la función con su trabaio y diligencia la la función del pueblo es las mejores decisiones y los O éste: "La función del la del defensor, refutarlas decir lo que sabe o ha oído; hacer que cada uno de éstos ello, Lucio Casio, si permites conjeture más allá de 1o que derechos del acusador con los de un testigo deshonesto para defenderse dos veces) 155. rsa De acuerdo con la Lex Plautia caballeros componían los jurados de Ia república romana, pág.475). el 82. Sin embargo, de este pasaje pretende Meux, Prolegomena, pág. sido escrita mientras la mencionada C¡lnolr , pág. 17 , los ejemplos r55 Prob-ablemente se trata de un Craso en defensa de Licinia, deshonestidad y condenada el año (quaesitor) del tribunal. Cf. Crc., Brut. o temer, usando nuestro derecho a expresamos, formula* mos algo que puede interpretarse como un reproche merecido para ellos o para las personas que aman por alguna falta cometida. Por ejemplo: "¿Os extrañáis, Quirites, de que todos abandonen vuestros intereses, de que nadie adopte vuestra causa, de que nadie se declare defensor vuestro? Atribuidlo a vuestra falta, dejad de sorprenderos. ¿Qué razón hay para que no deban todos rechazar y evitar una tarea tan ingrata? Recordad a los que os han defendido. Poned ante vuestros ojos su entrega. Después considerad el final de todos ellos. Comprenderéis entonces, para hablar claro, que por vuestra negligencia, o mejor dicho, por vuestra cobardía, todos ellos fueron masacrados ante vuestros propios ojos, mientras que sus enemigos han obtenido con vuestros votos los más altos privilegios"r57. Otro ejemplo: "¿Qué motivos tuvisteis, jueces, para dudar al pronunciar la sentencia o para reiniciar la instrucción t56 La lícentia (parrésía, oratio libera) consiste en un reproche que el habla¡rte finge dirigir al oyente apelando a su grandeza, amor propio o capacidad para enfrentarse a la verdad, por desagradable que sea. Suele ir aconrpañada de una fónnula de excusa, aunque la licentia conctterda presuntamente con la opinión pública, que se ve así foñalecida ell su autoconformidad. Cf. Crc., De orat. lll 53, 205; Orat. 40, 138; QurNr., lX 2,27 (donde la atribuye a Cornificio) y IX 3, 99; Leusnnnc, g 761; Carnor-r, págs. 397-398; ManrrN, Antike Rhetorik, pág. 279; y G. Scnnrer, Parrhesia. Storia clel termine e delle sue traduzioni in laÍino, B¡escia, 1964, págs. lll-113. 15? La orientación ideológica popular es evidente en el pasaje, que por Io denrás es de origen desconocido. Cf. supra el segundo ejemplo de IV 22,31, del que en opinión de Carnorr, pág. 398, podría ser la continuación. en primera instancia? el que estabais lejos de caer- se os tenga por timoratos y cobardes. desgracias, tanto públicas amenazaros otras aún bostezando. Durante el día esperáis el día. A diario se anuncia y mientras tanto os responsable de r,rrestras desgracias, de la república y lo retenéis podéis" r5e. Si una licencia de este tipo te, se podrá mitigar con diversas podrá añadir a continuación apelo aquí a nuestro valor, requiero vuestra antigua actituó). Así, provocada por la licencia, apartando el enfado, evitando la segunda r53 El procedirniento de la ampliatio decisión del jurado que no llegaba El presidente del tribunal debia obtuviera un veredicto en uno u otro del 123 linlitó los abusos de esta práctica una sola las posibilidades de reiniciar del jurado manifestara que no había cf. GneeNroce, The Legal Procedure, lJe H. B. MarrrNclv, "The Exortion Quart. 25 (1975),259, ha sugerido Junio Silano, derrotado el año 109 por (cf. J. M. RoroÁN, La República Rontana, Hay también cierto tipo de licencia en el discurso que exige un método más sutil, cuando reprendemos a nuestros oyentes tal como ellos mismos desean que se les reprenda o cuando, ante algo que sabemos que será bien acogido por todos, decimos que tememos su reacción pero que en cualquier caso el amor a la verdad no nos permite dejar de decir- 1o. Aduciremos ejemplos de estos dos tipos. Del primero, he aquí un ejemplo: "Sois, Quirites, demasiado ingenuos y bondadosos. Confiáis excesivamente en cualquiera. Creéis que todos se esfuerzan por cumplir lo.que os han prometido. Os equivocáis y por vuestra estupidez hace ya tiempo que os detienen falsas y vanas esperanzas, a vosotros que habéis preferido pedir a otros lo que estaba en vuestro poder antes que tomarlo directamente" I 60. Del segundo tipo de licencia servirá este ejemplo: "Mantuve amistad con este hombre, jueces, pero de esa amistad -aunque temo vuestra reacción aun así lo diré- vosotros me habéis privado. ¿Por qué? Porque para merecer vuestra aprobación preferí tener como enemigo antes que como amigo a la persona que os atacaba". Así, esta figura que hemos llamado licencia se tratará, como hemos señalado, de dos maneras: con acritud, que mitigaremos con elogios si es excesivamente áspera, o con disirrulo, que hemos tratado después y que no requiere ser mitigada pues imita a la licencia y resulta por sí misma agradable al ánimo del oyente. 160 Atribuido generalmente a un discurso de Cayo Graco contra M Livio Druso. aspecto arrogante. Por ejemplo; el derecho de decir que con mi dominar el arte de la guerra Si el orador hubiera dicho aunque respondiese a la verdad, Así, ha bastado lo dicho para elogio. Otro ejemplo:
"¿Fue Ia avaricia empujó al crimen? ¿La avaicia? sumamente generoso con que es contrario a la embargo su padre le dejó en un patrimonio bastante Aquí también se ha evitado o "muy grande". Ésta es, al presentar los méritos las personas que defendemos. provocan la envidia en la vida discurso si se trata con poco prudencia en la vida permite discurso la prudencia permite t6t Deminutio (antenantíósis, liñrcs; no es exacta según Cer-nolI, del érrfasis y de la ironía que lo contrario y donde la parquedad del ostentación exagerada de la parle contraria. y eufer-nístico cuyo origen puede el respeto o la vergüenza; l, l2; Leusnenc, $$ 586-588; BrnrsrÁw, como un león liberado de su jaula o como cualquier otra fiera peligrosa libre de sus cadenas, rodaráy vagará por el foro, afilando sus dientes en todos los bienes, atacando a todos, amigos y enemigos, conocidos y desconocidos, despojando a unos de su fama, amenazando la vida de otros, destruyendo el hogar y la familia entera de otros, sacudiendo los cimientos del Estado. Por ello, jueces, expulsadlo de la ciudad, liberadnos a todos del temor y, por último, pensad en vosotros mismos. Pues si ponéis al acusado en libertad sin castigo, creedme, jueces, habréis soltado contra vosotros mismos esta fiera salvaje y cruel". Otro ejemplo:
"En efecto, jueces, si pronunciáis una sentencia severa contra este hombre, con esa sola decisión mataréis al mismo tiempo a muchas personas. Su anciano padre, que ha puesto toda su esperanza para la vejez en la juventud de su hijo, no tendrá motivos para desear seguir con vida. Sus hijos pequeños, privados de la ayuda del padre, se verán expuestos a la burla y al desprecio de sus enemigos. Todo su hogar se hundirá por culpa de esta inmerecida desgracia. Por el contrario, sus enemigos, apenas conquistat62 Descriptio. Esta figura dela Retórica a Herenio no encllentra una correspondencia completa con ninguna otra figura latina o griega. Equivale parcialrrrente ala diatypósis y ala hypotypósls. La figura, que se refiere exclusivanrente a las res consequenfes, parece ser una especialización de la demonstratio (infia, IY 55, 69) y es especialmente apropiada para excitar las enrociones (cf. supra, II 30, 49, el décimo lugar común de la amplificación). Esta multiplicación de las figuras propia de la teoría del aucÍor seria una prueba de su especial relación con los ambientes gramaticales de su época, en especial Varrón; cf. Celnor-r, págs.466-467; BenesrÁlN, Díccionario de retórica, págs. 137-140. Otro ejemplo:
"Ninguno qué desgracias suelen seguir los clue empuñaron las armas degollados; en cuanto edad o vigor pueden sopofiar esciavitud; los que no pueden, sLlma, en un solo instante arden y aquellos que el nacimiento con los lazos del parentesco Los hijos son arrancados de los en su seno o violados que pueda expresar con palabras en su discurso la magnitud de Este tipo de figuras puede o la piedad si se expresan con Lln estilo claro todas las consecuencias La clivisiónlGa es la figura mentos de una alternativa, resuelve 163 Probablemente este pasaje ejenrplos de IV 8, 12;9, 13; 10, 15; es propia del estilo elevado. t6a Dittis¡o (clilémmaton, prosapódosis). citada conro contplexio, aunque allí cf . QurNr., IX 3, 93; Le.usnrnc, con el dilerra (duplex conclusio; 23) y la distributio (M5,41). Como transfon.rrar Lrna orgumentatio en exornaÍio, ratio, píg.42, las incluye en un grupo La pefienencia de esta figura a Hernrógerres, que la considera un 244. -.. t 0 méritos? Si ios recordáis, os importunaré; si los habéis olvidado, ¿de qué puede servir mi palabra cuando mis actos no han servido de nada?". Otro ejemplo:
"Hay dos cosas que pueden inducir a los horribres a ganancias ilícitas: lapobreza y la avaricia. Conocimos tu avaricia cuando el reparto con tus hermanos. Ahora te vemos pobre y necesitado. ¿Córno puedes entonces demostrar que no tuviste motivos para cometer el delito". Entre esta división y la que forma la tercera parte del discurso y de la cual hemos hablado en el libro primero, después de la narración, existe la siguiente diferencia: aquélla divide rnediante la enumeración y exposición los elementos sobre los cuales versará la discusión a lo largo de todo el discurso; en ésta la exposición se realiza de inmediato y aportando brevemente razones para dos o más cuestiones, sirve para embellecer el discurso. Hay acumulacióntís cuando se reirnen en un solo lugar los argumentos diseminados a 1o largo de toda la causa, de explica corr lir implecisa distinción entre ambos tipos de skhéntata en la ReÍórica a fleretüo; cf. Celnolr, pág. 52. 165 Frecltrcntatio (synathroismós) es la acumulación coordinante que adicio¡ra ¡niernbros de oracióli coordinados semántica y sintácticamente a nn miembro anterior. Está relacionada con la sinonimia y con la repetición y se aplica especialniente a la partitio (cf. Crc., De inu. I 22, 32) y a la peroratio (enunteraÍio; cf. supra, II 30, 47, y Qurrr., IX 2, 103) del discur.- so. Cf. Lnus¡cnc, gg 666-675; ManrrN, Antike Rhetorik, pág. 307; Bnnrsr'ÁrN, Dicciotnrio de retórica, págs.29-32; y Cnr-norr, págs. 404-405. De los tres tipos de acumulació¡r distinguidos por la teor-ía rctírica (congeries synotq¡nica, etnnteratio y distributio), la Retórica a Herenio muestm el segundo y el tercero, nrientras que falta el printero. atentado contra el ajeno. Es arrogante, irreverente con amigos, hostil para sus allegados, desdeñoso con sus iguales inferiores. En resumen, insoportable Del mismo tipo es esa acumulación en las causas conjeturales cuando aisladamente, tendrían fuerza, una vez reunidas en evidente y no sólo sospechoso jueces, no contempléis por mencionado; reunidlos y ponedlos Si es verdad que la muefte ventajosa para el acusado; si deshonesta, su espíritu fortuna familiar reducidísima; nadie sino al acusado; si ninguna con la misma facilidad ni éste más favorables; si no pasó por para el crimen ni hizo nada que el lugar más apropiado sino para el crimen y el momento si se tomó todo el tiempo plenamente en ocultarlo antes de que se cometiera el crimen, en el lugar del asesinato; si mismo del crimen, se escucharon está comprobado que después a su casa a altas horas de la noche; 244.,10* entonces, jueces, es vuestro deber ante este cúmulo de pruebas reconocer no la mera sospecha sino 7a certeza del crimen. Pues uno o dos indicios podrían hacer que las sospechas recayeran sobre el acusado de manera accidental, pero, puesto que todas ellas, de la primera a la última, concuerdan plenamente, (el acusado debe de haber participado) necesariamente en el crimen; estas coincidencias no pueden ser debidas al azao. Esta figura tiene fuerza y casi siempre es necesaria en el estado de causa conjetural; en los otros géneros de causa y en todo tipo de discursos debe ser utilizada de manera ocasional. 42s4 La expolición 166 consiste en detenernos en un mismo punto pareciendo que expresamos continuamente ideas difet66 La expolítio consiste en pulir y redondear un pensamiento mediante la variación de su expresión formal y de su contenido y ha constituido uno de los temas predilectos de los ejercicios retóricos. Cuando el pensamiento principal constituye el punto central de todo el discurso se denomina conrnoratio (cf. infra, IV 45, 58). La Retórica a Herenio distingue dos clases de expolición: la expolitio de palabras y la de pensamiento. La primera se puede realizar alterando las palabras, la dicción y el tratamiento, esta última dividida a su vez en sermocinalio y exsuperatio. En cuanto a la segunda clase, la expolitio de pensamiento, se divide en siete tipos, simplificados en la fonna de chria que el autor expone en lV 42, 54. La Retórica a Herenio es el único manual de retórica en el que bajo el término de expolitio se incluyen diferentes figuras. Sobre su relación con los ejercicios escolares declamatorios, cf. D. L. Cr-anr, Rhetoric in Greco-Roman Education, págs. 186- 190; KrNNruv, Art of Persuasion, péry. 270; y Clrnor1 págs. 406-408. Sobre la expolitio en general, cf. Leusnrnc, gg 830-842; M,tnrl;. l, Antike Rhetorik, pág. 228; BenrsrÁrN, Diccionarío de retórica, págs. 29,44,y 174. discurso, sino con modificaciones. harán de tres maneras: en las tratamiento. Cambiaremos las palabras una idea, la repetimos una o que signifiquen lo mismo. Por grande que el sabio considere salvación de la patria. Cuando permanente del Estado la persona considerará sin dudarlo que de muerte en interés del a combatir por la patria, sean esos riesgos>. Cambiaremos la dicción como con un tono vehemente de lavoz y el gesto, alavez palabras las mismas ideas, profundamente. No es fácil expresar deja de ser evidente. Por ello, El tercer tipo de modificación tratamiento de la cuestión cuando del dialogismo o de la alocución El dialogismot6T, del cual más adelante, en su momento, con brevedad en tanto que afecta en que adaptamos el discurso Serm.oci.n.a.tio. Cf . infra,lV 'No he nacido sólo para mí sino también, y especialmente, para la patria; mi vida, que debo al destino, es mucho mejor entregarla por la salvación de la patria. Ella me alimentó, me ha permitido llegar hasta esta edad con seguridad y honor, ha defendido mis intereses con buenas leyes, costumbres excelentes e instituciones honorabilísimas. ¿Cómo podría yo satisfacer mi deuda con ella, de quien he recibido estos beneficios?'. En consecuencia, el sabio se dirá a menudo estas cosas. Por ello, cuando el Estado esté en peligro, é1 nunca evitará cualquier tipo de peligros". También se cambia el tratamiento de los hechos si damos al discurso la forma de una alocución afectival6e. Entonces no sólo parecemos hablar conmovidos sino que conmovemos el áninro del público.
Por ejemplo: "¿Quién tiene un espíritu tan mezquino, un alma tan atrapada por la mezquindad de la envidia, que no alabe con el mayor empeño y no considere un modelo de sabiduría al hombre que por la salvación de la patria, por la seguridad de la ciudad, por el bien del Estado, afronta con valor los peligros, por grandes y terribles que sean, y se expone a ellos voluntariamente? Mi deseo de alabar a este hombre és mayor que mi capacidad para ello y sé que a todos vosotros os ocurre lo mismo". '68 Sc trata de wa quaestio infinita (thésis). i6e La exsuscilatio (anástema, anástasis), el segundo de los procedimientos para variar la forma expresiva de un mismo contenido conceptual, corrsiste en la alocución afectiva al público, frente a la sermocinatio, constnrida en fomra de soliloquio; el tono remite al genus grande; cf. Leus- ¡Enc, g 841. Pero cuando hablemos del un gran número de variaciones. simplemente la idea podremos exponerla una segunda vez prueba; después, presentaremos hemos hablado en las figuras una comparación y un ejemplo, extenderemos en su momento. de la cual dijimos 1o necesario mostramos cómo se debía concluir cste libro hemos mostrado las dicción que llamamos conclusión. Una expolición de este tipo, de dicción y pensamiento, brillante. El siguiente ejemplolT0 mostrará partes. No me apartaré del argumento La chria (cf. QurNr., I 9, 4; $ $ I I I 7- I I 20) es una senlenlia desarrollada relativa a un personaje o a una situación breve anécdota instructiva que contiene de la vida práctica, en la que el personaje confiere autoridad a la sentencia. No el desarrollo de un pensamiento moral La tractatio de la chria, un ejercicio de las escuelas de retórica, es sr4tra, ll 19,28 ss.; Leusnnnc, A chria ntás antiguo que conocemos; Roman Education, págs. 186-190; BoNNen, págs.336 ss.; y LrEvteN, Orationis se verá obligado a morir con el Estado. Y puesto que recibimos todos los beneficios de la patria, ningún inconveniente debemos considerar penoso cuando se trata de defenderla. Por tanto, quienes rehúyen un peligro que hay que afrontar en defensa del Estado actúan estupidamente, pues no pueden evitar los inconvenientes y se hacen culpables de ingratitud ante la ciudad. Por el contrario, los que con riesgo de su propia vida afrontan los peligros que corre la patria, deben ser considerados como sabios, pues rinden el honor debido al Estado y prefieren morir por muchos de sus conciudadanos antes que morir con ellos. En efecto, es completamente injusto restituir a la naturaleza, cuando nos lo exige, la vida que, aunque le debemos, hemos conservado gracias alapatria, y no entregársela a la patria cuando ésta nos la reclama; o preferir vivir en el deshonor y la cobardía cuando se puede morir en defensa de la patria con el mayor valor y la gloria más grande; o cuando se está dispuesto a afrontar los peligros en defensa de los amigos, los padres o los demás allegados, no querer exponerse al peligro para defender al Estado, que incluye a todos éstos y al sagrado nombre de la patria. Al igual que merece nuestro desprecio el que en un viaje por mar antepone su propia salvación a la del barco, así debemos censurar al que piensa más en su propia salvación que en la salvación pública cuando el Estado se encuentra en peligro. Pues si de un barco que naufraga muchos logran escapar incólumes, del naufragio de la patria nadie puede salvarse a nado. Por uno pequeño adquirió su vida, recibió a cambio la ganó una gloria que, transmitida paso del tiempo hace brillar Así pues, si la razón demuestra que es honroso afrontar los debemos considerar sabios a para salvar a la patria. Éstos son los diferentes que me he visto obligado a porque refuerza y adoma una causa sino porque especialmente recurso para ejercitar y perfeccionar conveniente utllizar los métodos fuera de las causas reales para embellecer la argumentación, hablado en el libro segundo. Se produce la insistencialT2 cho tiempo en el punto que l7l Publio Decio Mus (cónsul el las filas de los enemigos el año 295 contra los samnitas, y con su sacrificio romano (cf. Lrvro, X 28, 12-18). El del mismo nombre, en una batalla VIII 9, 4), y a su hijo, también del contra Pirro el año 279. Sobre cf. J. M. Ror-oÁN, La república t72 Commoratio (epímoné), variación del mismo pensamiento con un objetivo consiste en la acumulación de varias apropiado de esta figura porque este punto no está aislado del resto de la causa como si fuera una parle sino !lue, como la sangre, se encuentra extendida por todo el cuerpo del discurso. Mediante la antítesis se ponen en relación elementos contrarios. Forma parte de las figuras de dicción, como he mostrado anteriormentelT3. Por ejemplo: "Te muestras conciliador con tus enemigos e inexorable con tus amigos". Y también de las figuras de pensamiento. Por ejemplo: "Vosotros os compadecéis de sus desgracias mientras él se alegra de las calamidades del Estado. Vosotros desconfiáis de la suerle que os espera, é1 cada vez más sólo confia en la suya). Entre estos dos tipos de antítesis existe la siguiente diferencia: el primero consiste en una rápida oposición de palabras, el segundo debe poner en relación ideas opuestas que se comparan entre sí. ung misnra proposición (adiunctio) o varios nombres. Estos dos últimos tipos sorl figuras de dicción y faltan en la Retórica a Ílerenio, que estudia la commoratio exclusivamente en su primer tipo. A su vez presenta dos variantes, una que consiste en la paráfrasis palabra por palabra (interpretatio, cf. supra, IV 28, 38) y otra variante larga o paráfrasis. Cf. AnIsr., -Ret. l4l8a32: Crc., De orat.. III 53,202 QurNr., IX 2, 4; Leusnenc, $$ 835- 838; BunrsrÁrN, Diccionario de retórica, pág. 44; ManrlN, Antike Rhetorik, pág.276. t13 Contentio (antíthesis). Cf. supra, IV 15, 21. Los antiguos tratados retóricos difieren en el tratamiento de la antítesis y la sitúan tanto entre las figuras de dicción como entre las de pensarniento. son también cuatro las contraste, negación, paralelismo Adaptaremos cada una de las motivos por los que Para embellecer se ,¡liliza Por ejemplo: "A diferencia donde el coredor que en la es más rápido que el que que recibe el mando de un ejército entrega, pues el que cede la un corredor extenuado pero en quien entrega el ejército Esto hubiera podido expresarse manera bastante sencilla, clara modo: "Se dice que los generales son por 1o general menos buenos Pero para embellecer se de esta manera se ha proporcionado Sintilittulo fuarabolé, eikén).cf. Crc., De itru. I 30, 49, donde, junto exemphmt y la imago, foma una división del ortnlus. Como en el caso de otros err la Retóríca a f[erenío ha pasado flejo de la vida natural y humana en colr su ftlerza probatoria. per ttegaÍionent, per conlotionem y per ss., que ya establece la relación entre orat. Iil 53, 205 ; O ra t. 40, I 38; QurNr., 847; Cernor-r, págs.412-413; ManrrN, ¡rr, .S/¡¡¿li sr ti Topica, pág. 100; BenrsrÁrN, Para demostrar, la comparación en forma de negación se utlliza del siguiente modo: "Se Un caballo sin domar, aunque tenga excelentes cualidades naturales, no puede valer para los seryicios qlle se esperan de un caballo; tampoco un ignorante, por buenas cualidades que tenga, puede alcanzar ia viftud". Esta idea se ha hecho más creíble porque es rnás verosímil que la virtud no puede lograrse sin educación, de la misma manera que un caballo no puede ser útil sin haber sido domado. Así pues, la comparación se ha utilizado para demostrar y ha sido presentada bajo la forma de negación, tal como resulta evidente desde las primeras palabras de la comparación. 47 6() Se empleará también la cotnparación para dar mayor claridad al discurso -se trata de la comparación abreviada- del siguiente modo: "Al mantener una relación de amistad conviene, como en una carrera, ejercitarse no sólo en liegar a la meta prevista sino en superarla con facilidad a base de esfuerzo y energía". En efecto, esta comparación intenta hacer ver el error en que caen los que critican, por ejemplo, a quienes, tras la rnuede de un amigo, se ocupan de sus hijos, porque, de la misma manera en que un corredor debe ser tan rápido como para superar la meta, así un atnigo debe tener suficiente afecto como para clue el ardor de su amistad le haga ir más allá de lo que el arnigo sea capaz de percibir. La cotnparación se ha presentado en forma abreviada pues, a diferencia de las otras, los dos últimos términos no han sido separados unos de otros, sino que ambos están expresados de manera conjunta y simultánea. lleva una clámide púrpura bordada una corona de oro resplandeciente piedras preciosas; sostiene una oro y marfil; además, su belleza, su dignidad. Si después de haber gran expectación con todo esto, oír una voz desagradabilísima, sería expulsado entre clamorosos cuanto más se hubiera sido la expectación suscitada. situado en una posición encumbrada, su disposición, dotado de todos los bienes de la naturaleza, las cualidades que la conforman, en los otros bienes, cuantas más esperanzashaya y despreciado será expulsado ciudadanos>. Esta comparación, que adorna -la incapacidad de uno y la presentación paralela y detallada, mirada de todos. Recibe el nombre una vez establecida la comparación son puestos en relación. En las comparaciones debemos que, al presentar el término de dicha comparación, utilicemos Por ejemplo: "Al igual que la estación cáliday huyen empujadas 244 -11 volando". Pero será fácil encontrar comparaciones si somos capaces de imaginarnos frecuentemente a todos los seres, animados e inanimados, mudos o dotados de palabra, salvajes o mansos, que viven en la tierra, en el aire o en el mar, creados por el arte, el azar o la naturaleza, ordinarios o extraordinarios, y si obtenemos de ellos algún elemento de comparación que pueda adomar, instruir, aclarar una idea o exponerla ante los ojos. En efecto, no es necesario que la similitud sea completa en todos sus puntos, pero sí deben existir semejanzas enel punto preciso de la comparación. 4e62 El ejemplo 175 consiste en citar un hecho o una frase del pasado mencionando explícitamente a su autor. Se utiliza por los mismos motivos que la comparación. Da más brillo a la idea cuando sólo se utiliza para embellecer. Las hace más inteligibles cuando aclara lo que estaba oscuro y más creíbles al hacerlas más verosímiles. Las pone ante los ojos t1s Exemplum (paródeigma). Cf. Ret. a Alej.l429a; Anrsr., Ret. 1393a25 ss. y l4l8a, donde se une al ejemplo con el silogismo y con e1 entimema; Crc., De inu.130,49; De orat.lll 53,205;.Orat. 40, 138; Part. or.39,40; QurNr., V ll, l; IX l,3l;Lrusnenc, $$ 410-a26; MenrIN, Antike Rhe' torik, págs. I l9 ss.; KnNNrov, Art ofPersuasion, págs.98 ss' El ejemplo consta de una fuente material (res gesta), una función utilitaria (utilitas ad persuadendum) y una forma literaria (commemoratio). A diferencia del argumentum, es una probatio traída de fuera que el orador debe tratar como una prueba inartística. En cuanto a la forma literaria, puede adoptar desde la fonna más larga de la narratio a la más breve de un inciso. El uso de ejemplos es especialmente recomendado en el discurso deliberativo (cf' supra, lll5, 9). En la retórica antigua el exemplum aparece ligado por una parte con la similitudo y con la imago, y por otra representa con el entimema la forma más simple de argumentación (cf. Crc., De inu'129,46\. e indicado los motivos para usarlos Por ello no he querido tratarlo no se nos habna entendido, ni que ya se había comprendido. La imagenltG es una comparación presentan ciertos puntos de semej o recriminar. Para alabar, combate con la apariencia del del león más agresivo>. Para recriminar e incitar al que a diario serpentea dragón con cresta, de dientes aliento fétido, que busca aquí sobre el cual arrojar el hálito fétido con su boca, desgarrarlo con babas de su lengua>>. t16 Imago (eikén). Cf. Anrsr., Rel. QurNr., V I I , 24. Está estrechamente ésta, a la metáfora (cf. BrnrsrÁrN, Diccionqrio 137 ss., 308 ss). En el tratamiento dela una doctrina asiana caracterizada por figuras, falta el concepto metodológico articulador de las figuras junto con el los estoicos (cf. Banwrcr, Probleme ss.; Carnor-r, págs.416-418). La diferenciación similitudo, el exemplum y la imago, es que sin embargo no las comprende relación fundamental; cf. Leusnrnc, pág. 119; Ctc., De inu. | 30,49. como un caracol se esconde y encoge en silencio y al que se llevan para devorarlo entero con su casa). 63 El retrato 178 consiste en expresar y representar con palabras el aspecto fisico de alguna persona' con los rasgos precisos para que se le reconozca. Por ejemplo: "Hablo, jueces, de ese hombre de piel rojiza, corto de talla, cheposo, de cabellos blancos y un tanto crespos, de ojos azules, que tiene una gran cicatriz en la barbilla ' Tal vez así podáis recordarlo". Esta figura no sólo es útil en caso de querer describir a alguien sino también elegante si se hace de una manera rápida y clara. s0 La carqcterizaciónl7e consiste en describir la naturaleza de unapersona con unos rasgos determinados que, como 17? Se refiere a los sacerdotes frigios de la diosa Cibeles (galli)' cuyo culto se caracteizaba por una violencia extraordinaria; cf. OvIolo, Faslos rv 364-6. t78 Effictio (kharaktcrismós, eikonismós, depicfío, descriptio). Se trata de una figura muy utilizada en la comedia (cf Ten., Hecyra 439-41) que QurNrrr-raNo, lX 3, 99, excluye de la lista de figuras (cf. G. Cnrnolt, Cornificiana 2, págs.26 ss.). La Retórica a I{erenio distinguc cntre ffictlo, descripción de los atributos frsicos (corporis cuittspiam forma)' y notatio (cf . inf'a), descrípción de la naturaleza de una persona (ali.cuíus natlrrae descriptio). Cf. L,,.usnrnc, $ 818; Ce.rnou , págs. 418-420; MenrrN, Anfike Rhetorik, pág.262; BnnIsrÁrN, Dicc. de retórica, págs' 137-140. "e Notatio (ethopoiía). Como en el caso de la figura anterior, QuINrrLrANo, lX2,58, no la incluye entre las figuras. Cf. Crc., De orat.IlI 53, 204; Orat.40, I 38; Port. orat. 19, 65; Top. 22, 83. En realidad, las tres figuras de la nofatio, sermocinatio (cf. 52,65) y conformatio (cf. 53' 66) están estrecl-ramente emparentadas, como señala el propio QuINrtl-taNo, lX2,29. Cf. Lrusnrnc, $ 820, y Carnort, págs.420-422. mira. ¿No parece decir: 'Os daría molestos'? Y cuando apoya cree dejar fascinadas todas gema y el resplandor del oro. el único que yo al menos le conozco, le conozcáis otros, lo llama con distintos, y le dice: 'Oye tú, no acaben de estropearlo'. oyen personas que no lo conocen, esclavo entre otros muchos. lechos parala comida o que solicite que lo acompañe a los baños, asturcón o que prepare falsa gloria. Luego, le grita para que se cuente el dinero antes de esta noche'. El joven naturaleza de su amo, responde: terminadas las cuentas, habrá acuerdo', le dice, 'lleva contigo bien'. " A continuación se presentan hombre unos huéspedes que de sus fastuosos viajes. El tipo, ante esta situación, vicio innato: 'Habéis hecho muy habríais hecho mejor si hubierais 'Lo habríamos hecho, responden, dónde vives'. 'Cualquiera os de ello. Ea, venid conmigo'. 'Aunque a riesgo de hacer una locura, he comenzado a rehacer mi casa de Túsculo sobre sus antiguos cimientos'. 51 64 Mientras así conversa, llega a una casa en la que se iba a celebrar ese mismo día una fiesta privada. Como conocía al dueño de la casa, entra con sus huéspedes: 'Aquí vivo', les dice. Examina la vajilla de plata que estaba dispuesta, inspecciona la disposición de las mesas y da su aprobación. Un joven esclavo se acerca y le dice a nuestro hombre en voz ah.a que el dueño de la casa está a punto de llegar y le pide que tenga la amabilidad de salir. '¿De verdad? Salgamos, amigos. Mi hermano ha llegado de Falerno y voy a ir a recibirlo. Volved vosotros aquí a las cuatro'. Los huéspedes se despiden y el hombre se va corriendo a su casa. A la hora fijada los huéspedes se presentan en el lugar indicado. Preguntan por é1. Descubren a quién pertenece la casa y, burlados, se trasladan a un hostal. " Al día siguiente ven a nuestro hombre, le cuentan lo sucedido; se quejan y le recriminan. Él les contesta que se engañaron por el parecido del sitio, que se equivocaron de calle y que él los había esperado hasta bien entrada la noche, a pesar de su delicada salud. Había encargado a su esclavo Sanión que pidiera prestada una vajilla, tapices y esclavos. El joven esclavo, que no era estúpido, había dispuesto todo con gran celo y eficiencia. El hombre conduce a los huéspedes a su casa. Les dice que ha prestado su gran mansión a un amigo para celebrar una boda. El esclavo anuncia que reclaman la vajilla de plata, pues el que la había prestado no se fiaba. 'Fuera de aquí, contesta, he prestado mi mansión, he dejado mis esclavos, ¿ahora también quieren mi plata? que hace en un día por vanidad Una caracterización como los rasgos propios de cada naturaleza, un gran atractivo, pues pone ante de una persona: el fanfarrón, de ejemplo, el envidioso, el el seductor, el libertino, el palabras, con una caracterización el carácter de cualquier El dialogismor8r consiste personaje un lenguaje en que Por ejemplo: "Cuando y sus habitantes, atenazados ocultos en sus casas, se presentó para el combate, con la espada mano; lo seguían cinco jóvenes imrmpe en una casa y grita: dueño de esta casa? ¿Por ¿Por qué estáis callados?'. guardaron silencio. Pero la esposa a lágrima viva, se arrojó por todo lo que te es más querido r80 Sin ser la más humilde, la vajilla costosa. Es recordada frecuentemente breza de quienes la usaban. t9t Sermocinatio (diálogoi). QurNrrr-la conformatio (personificación) que Ctc., De orat.Il 80,328; Le,usurnc, gg pág. 291; CnrnoLr, págs. 424425; BenrsrÁrN, No escapará'. Entre tanto anuncian al dueño de la casa que ha llegado ese individuo y que a grandes gritos amenaza con matarlo. En cuanto escuchó esto, le dice al preceptor de sus hijos: 'Gorgias, esconde a los niños, defiéndelos e intenta que sobrevivan hasta hacerse hombres'. Apenas había dicho estas palabras cuando el hombre se encuentra con él y le dice: '¿Tienes la osadía de permanecer sentado? ¿No te ha privado yami voz de la vida? Aplaca mi odio y sacia mi ira con tu sangre'. Con gran presencia de ánimo, le contesta el dueño: 'Temía estar completamente vencido, pero ahora veo que no quieres enfrentarte a mí ante los tribunales, donde ser vencido es lo más vergonzoso y vencer lo más hermoso; quieres matarme; de acuerdo, moriré, pero no moriré vencido'. 'Incluso en los últimos momentos de tu vida te muestras sentencioso y no aceptas suplicar al que ves dueño de la situación'. Entonces la mujer interviene: '¿Al contrario, é1 te implora y suplica. Te lo ruego, ten compasión. Y tú, en nombre de los dioses, abraza sus rodillas. Estamos en sus manos; él te ha vencido; convéncele tú ahora'. 'Mujer, ¿por qué no dejas de aconsejarme cosas indignas de mi condición? Calla y ocúpate de tus asuntos. Y tú, ¿a qué esperas para terminar con mi vida y con toda esperanza de que mi muerte te permita vivir en paz?' . El hombre apartó de su lado a la mujer que se lamentaba y mientras el marido comenzaba a decir palabras que no entendí pero dignas seguramente de su valor, le hundió la espada en el costado"182. '82 Moo* (Prolegomena, pág. 108) supone que, pese a las referencias griegas ya señaladas, puede tratarse de una controversia sobre la muerte de Snlpicio; cf. supra,l 15,25. pensáis que van ellos a decir dirán todos algo de este estilo?". las consideraciones pertinentes. La personificación|83 consiste personaje ausente como si estuviera a un objeto mudo o a una forma y un lenguaje acorde con actividad. Por ejemplo:
"Si en ciudad, que nunca ha conocido ¿no se expresaría de este modo?: con numerosos trofeos, enriquecida y coronada con victorias por vuestras discordias. engaños de Cartago, el valor ciencia y sabiduría de Corinto, ¿permitís ahora que me vea arrastrada canallas?". O este otro: "Si ahora el gran vida y se presentara ante vosohos, términos?: 'Yo expulsé tiranos. Yo di a luz aIa libertad la tenéis, no queréis conservarla. t83 Conformatio (prosópopoiía, también ficta inductio, deformatio, prosopopeya). figura y la sermocinatio, cf. supra, n. De oraf .III 53,205; QurNr., |X2,3-'rw, Antike Rhetorik, págs. 273,276; Diccionario de retórica, págs. 308 ss. de la amplificación y en la amplificación patética' 67 La alusión185 es una figura en la que el lenguaje sugiere más de lo que dice. Se consigue mediante la hipérbole, la ambigüedad, la inferencia, la reticenciay la comparación' En la hipérbole, para dar más fuetza a la sospecha se dice más de lo que permite decir la verdad. Por ejemplo: "En tan poco tiempo este hombre no ha dejado de su enorrne patrimonio ni un brasero con el que pedir fuego" 186. En la ambigüedad una palabra puede tener dos o más acepciones pero se interpreta en el sentido que quiere darle el orador. Por ejemplo, si al dirigirte a alguien que ha recil8a Estos dos ejemplos parecen estar tomados de ejercicios de declamación, sin que pueda precisarse a quién se refieren exactamente Ceer-, rN, pág. 400, sugiere que pueden reflejar los sentimientos de los tribunos de la plebe de la época de Mario, en cuyo caso estarian relacionados con la controversia sobre la muerte de Sulpicio. Lucio Junio Bruto fue uno de los libertadores de Roma de la dominación etrusca de los Tarquinios y fundador de la república romana. t85 Significario (émphasis). Consiste en el uso de una palabra cuyo significado habitual se extiende para designar un contenido mayor. Se puede considerar como una especie particular de la sinécdoque' CIc.' De oral'lll 53,202; Orat. 40, 139; QurNr., VIII 3, 83; Leusnrnc, $ 578; M¡nrIr, Antike Rhetori,t, págs. 254 y 262; Cernort, págs. 429-431; BanIsrÁtN, Diccionario cle retórica, págs. l7l-173. El tratamiento que ofrece de esta figura la Retóríca a Herenio es el más rico de la tradición retórica clásica, pues deja de lado la distinción entre tropo o figura y desarrolla una larga serie de subtipos. t86 Cf. supra, lY 33,44. C.o,erer, pág. 400, sospecha que el ejemplo puede estar inspirado en el discurso que pronunció el año 9l Licinio Craso en defensa de Cn. Planco contra M. Junio Bruto, que había dilapidado el patrimonio heredado de su Padre. de este tipo. Las encontraremos y prestamos atención a significado. La alusión se consigue mediante expresamos las consecuencias despertar sospechas sobre si le dijeran al hijo de un vendedor tú, que tu padre solía limpiarse Hay reticenciar8e cuando nos paramos pero lo que sospechas, por ejemplo: joven, que vive desde hace poco decir más". Hay comparaciónleo cuando semejante y sin añadir nada pensamos. Por ejemplo: "Satumino, 187 Juego de palabras sobre el doble y, en el lenguajejurídico, heredao. t88 Consequentra, un procedimiento (cf. supra, IV 32,43). Corresponde junto a la similitudo y el contrarium etimología estoica y de su teoría de der stoische Sprachlehre, págs. 95 con el padre de Horacio y el esclavo. tge Abscisio. Se corresponde exactamente IV 30,41. rno Cf. IV 46, 59 ss., dondela similitudo dicho. 68 La concisión le2 consiste en exponer una idea con las pa- Iabras estrictamente indispensables. por ejemplo: "Capturó Lemlos al pasar; a continuación dejó una guarnición en Tasos; después destruyó la ciudad de Cíos en Bitinia y, al volver hacia el Helesponto, se apoderó de Abidos" re3. O este otro:
"Hasta hace poco cónsul todos los años, fue luego el primer ciudadano del Estado; parte luego hacia Asia y, a continuación, es declarado enemigo público y condena los hechos no necesitan un largo no nos permite demorarnos. La descripciórles consiste que parezca que los acontecimientos ante nuestros propios los hechos anteriores, los acontecimientos, o si no y circunstancias que Ina Referencia a Cayo Mario, cónsul declarado enemigo público y exiliado proconsular el 97 y cónsul por séptirna fue utilizada frecuentemente por los Conlr.l I 5 y IX 2, l9; Ver-nnro MÁxrr,.Declamation, pá9. 62. tes Demonstralio (enárgeia, hypotypósis; Es la descripción viva y detallada de sus particularidades en el marco carácter estático al conjunto. Está y con la digresión como partes (ct IV 52,65) y la conformatio (cf. sobre la descriptio. Se ha reprochado sententiarun que representan un intento Io que no son sino virtudes generales y poetas. Pero como señala Cde la euidentía escapa a una sistematización Lausnrnc, gg 810-819; ManrrN, Antike Dicc. de ret., págs.137-140), del desconocido auctor por sistematizar se cierra el tratado de retórica hasta el descubrimiento de las grandes fue el más influyente e importante ¡e6 La siguiente demonstratio se el año 133 a manos de Cornelio Escipión rer Sobre la figura histórica de Lucio Apuleyo Saturnino, cf. supra, I 12,21-; lY 22, 3l; y G. Carnorr, Cornificiana 2, págs. 7g-g7 . te2 BreuiÍas (brakhylogía). En los oradores más antiguos no es considerada como una figura sino como un tipo de discurso (cf. Ret. a Alej. 1428a), actitud que revela todavía eurNrrr_raNo, IX 3, 99, que condena su inclusión entre las figuras (aunque en IX 3, 50 la habia aceptado). Cf. Crc., De orat.III 53,202; QurNr., VIII 3, 82 y lX 1,27. En la concepción asiana de las figuras en que se inscribe la Retórica a Herenio. la brettita.s es considerada como una figura, aunque este punto de vista tuvo poca acep_ tación entre los oradores posteriores; cf. Leusnrnc, $ 8gl, y Car_rolr, págs. 432-433. lel Tanto el texto como las referencias son inciertas. Según F. MüN_ zEn, "Eine Probe rhodischer Beredsamkeit in lateinischer Fassung", p/ri_ lologus 89 (1934),215-225, podría referirse a la expedición realizada en 202-200 por Filipo V de Macedonia, en cuyo caso probablemente el pasa_ je derivaría de un discurso real originado en Rodas, ciudad que en esa época estaba en guena con Macedonia. También se ha sugerido que puede referirse a Lucio Licinio Lúculo y su expedición por el Helespontá y el rrrar Egeo contra las fuerzas de Mitrídates el año 72; cf. J. M. RoloÁN, l,a I?cpública tomana, págs. 529-530. sale corriendo del templo de Júpiter. Sudando, con los ojos ardientes, el cabello erizado,latoga desaliñada, se lanza a la carrera acompañado de otras muchas personas. Un pregonero pedía silencio para Graco. Este hombre, fuera de sí, apoyando el pie sobre un taburete, aÍÍanca una pata con la mano y ordena a los otros hacer lo mismo. Al comenzar Graco la invocación a los dioses, éstos se lanzan contra él al tiempo que de todas pafies acuden otros. Entre la muchedumbre un hombre grita: 'Huye, Tiberio, huye. ¿No ves 1o que pasa? Ten cuidado, te digo'. Mientras, la multitud indecísa, atenazada por un pánico súbito, comienza a huir. Pero este asesino, con la boca espumeante de rabia criminal, exhalando crueldad desde 1o más hondo de su pecho, lo agarra por el brazo y mientras Graco, inmóvil, se pregunta qué ocurre, lo golpea en la sien. Sin perder ni un instante su nobleza, eae Graco en silencio. El asesino, cubierto por la sangre de aquel valiente ciudadano, dirigiendo su mirada en torno como si hubiera realizado unahazafla, tendiendo alegre sus manos criminales a las personas que lo felicitaban, se dirigió al templo de Júpiten. Esta figura es muy útil para amplificar o despertar la conmiseración en este tipo de relatos, pues nos representa tooÁr, Za República romana, págs.404-405). No es casual que el auctor haya terminado su obra con esta referencia dramática a un héroe de los populares. De hecho, el pasaje constituye uno de los testimonios más firmes de la tendencia popular de la Retórica a l{erenio; cf. G. C,a.r-uou, CorniJiciana 2, págs. 97 ss. expresarte con tanta autoridad, que hablarás como un verdadero descuidadas y sin ornato, en Pero ahora -insisto, ya afecta a los dos-, debemos con constancia y asiduidad el estudio y el ejercicio. hacerlo por tres motivos: no no confian en sí mismos, que deben seguir. Nosotros pues nos ejercitamos amistad que surge de los lazos va a reafirmar el estudio de confianza en nosotros mismos, progresos y existen metas en nuestra vida, de manera nuestro obietivo en la elocuencia, parte de una vida perfecta. camino a seguir, puesto que ninguno de los preceptos de He mostrado, en efecto, para cada tipo de conviene disponerlos. He indicado el discurso. Te he instruido y he mostrado cómo Si seguimos estos preceptos, con perspicacia y rapidez los expondremos de manera memoria será segura y fiel re7 Este último parágrafo fue considerado durante mucho tiempo por los editores dela Retórica a Herenio como un añadido al original. Manx, Prolegomena, págs. 88-93, demostró su autenticidad basándose en la serie de verbos sinónimos que aparecen en é1, un procedimiento estilistico que es característico de toda la obra; cf. G. Ceuou,

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